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Pido
lo imposible, lo más inmerecido,
lo que me atreví a hacer una vez, cuando él vivía:
pido que sea su voz la que se asome aquí,
que sea su mano la que escriba estas líneas.
Sé que es absurdo y que es imposible,
y por eso mismo creo que él escribe esto conmigo,
porque nadie supo mejor hasta qué punto lo absurdo
y lo imposible serán un día la realidad de los hombres,
el futuro por cuya conquista dio su joven, su maravillosa vida.
( Julio Cortázar. 1967)
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