5 de agosto del 2002
Bolivia:
El dilema de Evo: EVOlución o rEVOlución
Isaac Bigio
Sánchez de Lozada ha venido fracasando en sus intentos de aliarse con cualquiera de las restantes 3 fuerzas significativas en el parlamento boliviano. Parece que sólo conseguirá 57 votos, 22 menos del mínimo indispensable para alcanzar una mayoría absoluta. Esto podría poner a Evo Morales en mejores posibilidades de disputar la presidencia.
Morales se jacta que su partido, el Movimiento Al Socialismo, es el que más ha crecido, que es hoy el más grande de Bolivia, pues el MNR que le ganó por pocos votos fue en alianza (y no sólo como ellos), y que es quien tiene más capacidad para movilizar a sus bases.
Felipe Quispe, jefe de la confederación campesina y del otro partido agrario significativo en el congreso, ha acusado a Morales de "no ponerse los paatalones" y de acobardarse en querer tomar el poder.
El problema que tiene Morales es que desde el punto de vista puramente legal, él sólo sacó 21% de los votos y apenas cuenta con el respaldo de 42 de los 157 congresistas. Para tratar de ganar la presidencia Evo tiene dos alternativas: o evoluciona hacia ser un partido moderado que consiga el voto de los partidos centristas; o llama a una gran movilización de masas para tratar de llegar al poder aunque sea desencadenando una revolución.
Para lograr la primera opción Morales debería tratar de llegar a acuerdos con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y la Nueva Fuerza Republicana (NFR). Ambos partidos han llegado a estar en el saliente gobierno de Bánzer/Quiroga y aceptan el modelo neo-liberal vigente. La diferencia que hay entre éstos y el MNR está en su prédica renovadora, en pro de una constituyente y crítica a la privatización del gas.
Morales dice que el MIR y la NFR deberían votar por él pues en algún momento sus jefes lo prometieron argumentando que querían evitar que Sánchez volviese a palacio. El problema es que Morales no les da nada a cambio. Les dice que no quiere alianzas y que ellos deberían votar por él sin condiciones, algo imposible en política.
Buscando moderar su discurso el MAS ha ofrecido 2 ministerios a la iglesia (una de las instituciones tradicionalmente más conservadoras) y que hará un gobierno que respete a la empresa privada y busque buenas relaciones con todos los países.
La confederación de empresarios privados le ha lanzado a Morales una invitación para que dejen las calles y transformen su protesta por las vías constitucionales a fin que el MAS se convierta en un factor de orden. Esto en el futuro le podría evitar vetos, como el que la embajada estadounidense le ha puesto. Mas, para el MAS no es facil ir " domesticando" su lenguaje a fin de distanciarse de lo que dijo en plazas para acercarse a algo que las capas altas de la población quisieran tener como garantía.
La otra alternativa que tiene Morales es la de ser consecuente con su prédica de no querer negociar con los partidos tradicionales y de querer otra Cuba u otra revolución-tipo 1952. Morales y la izquierda, encabezando a la Confederación Campesina y la Central Obrera Boliviana, podrían llamar a marchas diarias, huelgas y bloqueos para evitar que Sánchez vuelva al gobierno y que el poder pasea las organizaciones sociales que están tras el MAS.
Durante su campaña Morales parodió a Perón cuando él en 1945 dijo que su pa> ís tenía dos chances:
votar por él o por el embajador norteamericano. Sin embargo, Morales teme radicalizar su lenguaje y su accionar. De hacerlo sabe que cientos de miles podrían ganar las calles y polarizar al país. En caso que se produjese esta última salida ello implicaría desatar fuerzas que tal vez no podría controlar luego. El MAS podría cruzar el Rubicón. En vez de apelar a sectores del empresariado, las FFAA y el clero, Morales se vería obligado a distanciarse de ellos y a prometer cambios sociales muy osados.
El MNR en 1952 inicialmente no quiso que las FFAA fuese desarmadas por los sindicatos, o que se produjesen ocupaciones de tierra o intervención obrera sobre empresas que fuesen nacionalizadas. La dinámica de llamar al pueblo a ocupar las calles puede conducir a una insurrección y a que el propio MAS quede desbordado creciendo los sectores favorables a una revolución socialista, que pidan expropiar las empresas privatizadas, hacer una nueva reforma agraria o no pagar la deuda externa.
Morales no sabe que hacer. Si opta por la evolución sabe que se distanciará de algunas de sus bases y que los sectores más extremistas le reprocharán como conciliador o capitulador. Si opta por la revolución teme abrir una caja de pandora que no podría volver a tapar.
Quispe le pide a Morales que negocie con los otros partidos o que haga movilizaciones, pero ambos caminos pueden acabar excluyéndose los unos a los otros. Llamar a las bases a las calles puedo conducir a que se espanten los parlamentarios moderados y a tener que olvidarse de querer llegar al gobierno por la vía pacífica. Los más beligerantes dentro de la izquierda le dirán que los bolcheviques tomaron el poder en Rusia 1917 con menos porcentaje que el que han tenido hoy los partidos campesinos. Ni el MAS ni el MIP se centran en sindicatos obreros y menos quieren una > '> dictadura del proletariado> '> .
El sistema boliviano está entrampado en cuanto a la elección de un presidente y de un gobierno que tenga respaldo. Si Sánchez se siente impotente de formar un ejecutivo amplio, Morales se siente impotente de escojer entre evolución o revolución. El preferiría la primera salida pero a lo mejor no le quedará mas que la segunda. Su indecisión le paralisisa.
La alternativa reconfortante es decir que esperarán un tiempo hasta fortalecer al partido desde la oposición y ver si a lo mejor el MNR no llega al quinquenio. Esto podría ayudar a que el MAS se vaya preparando para ser gobierno. Para eso debería irse moderando como el PT brasilero o los socialistas chilenos para que se les levantase el veto que algunos sectores ligados a la embajada le han puesto. Podría mantener un lenguaje > '> anti-imperialista> '> pero con ello no sería tan facil llegar a la presidencia si es que previamente requirise de una mayoría parlamentaria.
Este abandono de querer tomar el poder hoy para esperar mejores oportunidades igualmente podría crear crisis en el MAS en beneficio de sectores moderados o radicales. Quispe intenta sacar provecho de esa frustración diciendo que nunca más se repetirá una situación en la cual un indio pueda llegar al poder y que Morales está volviendo a mostrar su temerosidad. Para los trotskistas las oscilaciones del MAS evidencian que se necesita una nueva dirección proletaria y no pequeño burguesa. Para Morales su actitud sería responsible y tendiente a mostrar que él es capaz de hacer una oposición constructiva.
Sánchez de Lozada piensa que él tiene más chances para llegar a la presidencia, pero sabe que no tendrá mucha gobernabilidad. Morales quisiera ser presidente pero no sabe que camino optar. Mientras tanto Bolivia sigue en un impasse. Por un lado hay un MNR que sabe que gobernará con poder, y por otro está alguien que no se siente con suficiente poder para gobernar.