Sección especial: Bolivia

Jaque mate a la política tradicional

Por Sergio Ferrari*

El próximo 6 de agosto el parlamento boliviano elegirá al nuevo presidente entre los dos candidatos más votados en las elecciones generales del 30 de junio pasado. Evo Morales, líder campesino - cocalero y uno de los dirigentes populares latinoamericanos más radicales sigue en la carrera al ejecutivo.
El electorado protagonizó el último domingo de junio una verdadera "rebelión electoral" que en pocas horas destrozó todos los cálculos políticos más sofisticados.
Evo Morales, candidato presidencial del Movimiento Al Socialismo (MAS), hasta entonces una relativamente pequeña fuerza política anti-neoliberal, se convirtió en el segundo candidato mejor votado, recogiendo el 21 por ciento de los sufragios a dos puntos por detrás del ex-presidente Gonzalo Sánchez de Losada (1993-1997), un ortodoxo neo-liberal.
Si bien las posibilidades de que el parlamento boliviano en su primera sesión de agosto elija a Morales como presidente son muy reducidas, el ascenso fulgurante del dirigente campesino descifran una dinámica tan particular como imprevisible en el país andino.
Con sus casi 600 mil votos obtenidos (sólo 59 mil en las elecciones anteriores) el MAS asegura ya 27 diputados de los 130 en disputa y 8 de los 28 senadores. Fuerza significativa que se suma a la del Movimiento Indigenista Pachakuti que obtiene 6 diputaciones con más de un 6 por ciento del total del electorado a pesar de presentarse por primera vez.

Sin pelos en la lengua
Pocos días antes de las elecciones Evo Morales había declarado a un semanario sudamericano que "realmente será luego del 30 de junio cuando empieza la pelea... porque vamos a combinar la lucha parlamentaria con la lucha social. Una bancada al servicio del movimiento popular. Porque como
parlamentarios somos instrumentos de dignidad, de soberanía, de reivindicación".
Y daba a continuación un ejemplo de su visión de la nueva forma de hacer política: "si hay un conflicto en los centros mineros... vamos todos los diputados ahí. Igual si es una marcha, un bloqueo de caminos. ¡Y a ver si entonces nos pueden expulsar! Y si es un problema de erradicación de la coca en Yungas... vamos todos y protestamos... Porque no concurrimos a la elecciones para elevar el poder de una persona o de una cúpula como hacen los partidos tradicionales. Queremos crear el poder del pueblo para el pueblo. Que el pueblo sea el actor del propio desarrollo..."
Líder popular de primer nivel, actor y promotor de la Acción Mundial de los Pueblos (AMP) lo que lo condujo a participar en varias reuniones de esa red -incluyendo varias visitas a Ginebra-;
asistente y defensor del Foro Social Mundial de Porto Alegre; amigo de los zapatistas mexicanos y de los "Sin Tierra" brasileños, Morales termina de perfilarse, ahora, como un referente social indiscutido a tres niveles: en Bolivia, en Latinoamérica y en el movimiento anti-globalización neoliberal.
A la luz de ese curriculum político particular, poco después de conocer el ascenso electoral del MAS, Morales ratificó -sea para el gobierno o para la oposición-, su programa "que se basa en las propuestas del pueblo, desde una posición anti-neolibleral y anti-capitalista. Se trata de la refundación del país. De acabar con la mafia política que no gobierna sino negocia el país..."
"Los ricos -dijo- se han aprovechado tantos años de la plata del Estado que ahora los pobres tienen derecho a beneficiarse. Como ha fracasado el modelo neoliberal ahora les toca a los pobres imponer su modelo. Como ha fracasado el capitalismo de Estado, ahora les toca a los pueblos crear sus empresas
autogestionarias, colectivas..." La recuperación de las empresas y recursos nacionales -privatizados en los últimos 17 años-; la lucha contra la corrupción y la represión; la reformulación del sistema de justicia; la priorización del sector social así como la despenalización del cultivo, procesamiento y exportación de la hoja de coca son otros componentes irrenunciables del eventual proyecto de gobierno del MAS.

Una nueva lógica política
La publicación Bolivia Press en uno de sus ediciones de julio analizaba los sorprendentes resultados electorales a partir de tres hechos políticos importantes. En primer lugar, la confirmación que "el modelo de Estado neoliberal, inaugurado en 1985 y plenamente consolidado en la década de los 90, ha empezado a agotarse..." muestra sus contradicciones , ha perdido consenso social y abre paso a una etapa de transición que promete ser agitada e inestable.
En segundo lugar, la constatación de una nueva irrupción de los pueblos originarios en la vida política nacional . "No es tal o cual líder indígena que participa en uno u otro partido y llega al Parlamento... esta
vez son instrumentos políticos de los pueblos originarios los que como tales ocupan un espacio decisivo en el escenario político.
Y en tercer lugar, concluye Bolivia Press, y tal vez lo que constituye el hecho más novedoso, es que tanto el MAS como el MIP, si bien registrados legalmente como partidos, son en realidad movimientos sociales... Se ha invertido el juego y la lógica. Mientras los partidos siempre se afanaron por penetrar los movimientos sociales, ahora son éstos los que invaden el espacio reservado a los partidos. Y de allí un reto abierto de gran trascendencia: ver si dichos movimientos son capaces de conservar su esencia, de expandirse y articularse como movimientos sociales , y además si son capaces de llevar el Parlamento a la sociedad movilizada... en caso de darse eso "la historia del país puede empezar a dar un vuelco
significativo", concluye Alvaro García Linera, autor de las hipótesis.

Nuevos desafíos para la solidaridad
"La sorpresa más notable es... que las dos fuerzas campesinas e indígenas llegan a reunir hoy el 27 por ciento de los votos, lo que significa que hubieran podido ganar de haberse unido antes de las elecciones" enfatiza en diálogo exclusivo María Isabel Caero, coordinadora boliviana del programa UNITE de los voluntarios suizos en Bolivia.
Para Caero es sorprendente el apoyo masivo logrado por el MAS no sólo de parte de indígenas y campesinos sino también de otros sectores como maestros, parte de la clase media intelectual, transportistas, gremialistas e incluso un sector de empresarios privados. "Es la expresión del rechazo
a un sistema de partidos tradicionales que se ha caracterizado por altos niveles de corrupción y servilismo hacia los intereses extranjeros..."
"Ese voto de dignidad expresa que a partir de ahora el sistema político tendrá otra cara, con una fuerte representación de la ‘otra Bolivia’", concluye.
Concepto compartido por Elke Kalkowski, alemana residente en el país andino desde hace más de 25 años, que comparte la coordinación de los voluntarios suizos, y quien analiza las perspectivas de la cooperación y solidaridad internacional . "Hay que ser conscientes que en esta nueva etapa la ayuda
bilateral y multilateral entre Estados y organismos internacionales como el Fondo Monetario y el Banco Mundial, buscarán fortalecer más que nunca el modelo económico hegemónico en Bolivia... tratando de revertir el ascenso de corrientes anti-neoliberales".
La cooperación solidaria "deberá, si es consciente, apoyar el fortalecimiento de los movimientos emergentes en la lucha por un modelo participativo, justo, y que respete los derechos de los actores hasta ahora marginados". En lo que a los voluntarios suizos en Bolivia se refiere -una veintena de varias ONGs- "el nuevo panorama abre la posibilidad de profundizar y ampliar una cooperación solidaria e intercambio en áreas sensitivas como la democracia plural, respeto a la diversidad etc... los voluntarios podrían ser transmisores hacia el Estado y la sociedad del norte de la visión de esos movimientos sociales y de los procesos novedosos que se generan", concluye.
Nueva cooperación y nueva solidaridad que no puede menospreciar sin embargo, las amenazas reales y crecientes. En toda la campaña electoral la embajada estadounidense en La Paz llamó públicamente a evitar el voto a favor de Evo Morales, tal vez su enemigo público número uno en Bolivia.
Tanto el sensitivo tema de la hoja de coca así como las concesiones de explotación de los recursos naturales, especialmente hidrocarburos, agua y biodiversidad, hacen de Bolivia y toda la región andina (Perú, Ecuador, Venezuela y la norteña Colombia) una de las regiones más conflictivas de Latinoamérica y del planeta.
Ante las nuevas formas de hacer política; ante el nuevo rol de los movimientos populares y sociales que se adueñan de una parte significativa del escenario político tradicional; frente al renovado entusiasmo del
electorado indígena-campesino que llega a una cima privilegiada, las grandes preguntas no quedan en La Paz, sino que llegan a Washington y anticipan tormentas.
Evo Morales vuelve por la puerta grande
Expulsado a inicios del año de su puesto de diputado nacional Morales regresa al escenario mayor por la puerta grande del sufragio universal y el consenso popular.
Nacido en octubre de 1959 en Orinoca, en el departamento de Oruro, estudió hasta tercer año del secundario. Nombrado a los 22 años secretario de deportes de su sindicato, su carrera política desde entonces fue acelerada. Fue elegido diputado en 1997 por la Izquierda Unida en representación de la conflictiva región del Chapare, centro de la protesta cocalera que desde años dirige.
En febrero pasado en la localidad de Sacaba de Cochabamba, el gobierno reprimió violentamente el mercado de la hoja de coca, muriendo un militar y cuatro campesinos. Le acusaron de ser el responsable intelectual de esas muertes y bajo presión del embajador estadounidense, Manuel Rocha, fue expulsado del parlamento sin prueba alguna en su contra y por acuerdo de todos los grandes partidos.
El sistema intentó así aislarlo y desgastarlo... pero consiguió lo contrario. En agosto vuelve por la puerta grande, doblemente reforzado por los votos populares, y por haber desmantelado los intentos del poder en su contra.
* Sergio Ferrari es periodista argentino radicado en Suiza. Sus artículos se publican en Surmedia con expresa autorización del autor.