Paulo Reglus Neves Freire, conocido mundialmente como Paulo Freire, nació
el 19 de septiembre de 1921 en Recife, Brasil. Hijo de Joaquín Temístocles
Freire y Edeltrudes Neves Freire.
Para la familia Freire, nació un lunes de tristeza y aflicción pues
su padre no tenía esperanzas de restablecerse de una grave enfermedad,
afortunadamente le sobrevive trece años más.
En opinión de su madre, Pauliño fue un niño limpio, vanidoso,
muy devoto, cariñoso, sensible y amoroso. Era tan afectuoso que no consentía
que sus hermanitos se acercaran a su mamá, les decía "sáquense,
sáquense, mi mamá es mía"
A los 10 años se fue a vivir a Jaboatao en donde aprende el sufrimiento,
el amor y la angustia de su propio crecimiento. Aquí también sintió,
aprendió y vivió la alegría de jugar fútbol, nadar
desnudo en el río y ver trabajar a las mujeres lavando en las piedras la
ropa de su propia familia y la ropa de los ricos. Aprende a cantar y saborear
las cosas que tanto le gustó hacer para aliviar el cansancio y las tensiones
de la vida diaria.
Aprende a dialogar en la ronda de amigos y por fin en Jaboatao aprende a tomar
con pasión sus estudios de la sintaxis popular y erudita lengua portuguesa.
Así, Jaboatao significó para Paulo un crisol de aprendizajes de
dificultades y alegrías vividas intensamente que le enseñaron a
armonizar entre el querer y no querer, el ser y no ser, el poder y no poder, y
el tener y no tener.
"Fui un niño de la clase media que sufrió el impacto de la crisis
del 29 y que tuvo hambre, yo sé lo que es no comer", recuerda Paulo Freire
casi con alegría, como si esa circunstancia le hubiera cargado de potencias
aún mayores para comunicarse con el pueblo, conocerlo, conocerse mejor
y actuar juntos. "Pesqué en ríos, robé frutas en frutales
ajenos. Fui una especie de niño colectivo, mediatizado entre los niños
de mi clase y los de los obreros... recibí el testimonio cristiano de mis
padres, me empapé de vida y existencia, entendí a los hombres desde
los niños." ...
Así se formó Freire la disciplina de la esperanza . . .
Se casó en 1944 con Elsa María Costa Oliveira, profesora de primaria
con la que tuvo 5 hijos. En ese tiempo, Freire trabajó como profesor de
portugués en el colegio de secundaria "Oswaldo Cruz", donde él mismo
había estudiado.
Aunque él aspiraba a ser educador, se graduó en Leyes en la Universidad
Federal de Pernambuco por ser la única carrera relacionada con las ciencias
humanas, no existían cursos de formación de educadores.
Después de ejercer una corta carrera como abogado, regresa a su labor de
enseñanza luciendo su figura alta y delgada en ropa de luto como una expresión
de protesta y tristeza a causa de la segunda guerra mundial.
En 1947 fue director del Departamento de Educación y Cultura del Servicio
Social de la Industria, órgano recién creado por la Confederación
Nacional de Industrias. Ahí tuvo contacto con la educación de adultos/
trabajadores y sintió que la nación enfrentaba el problema de la
educación y más particularmente de la alfabetización.
Junto a otros educadores dirigidos por Raquel Castro, fundó en los años
50' el Instituto Capibaribe, institución privada reconocida en Recife por
su alto nivel de enseñanza y de formación científica, ética
y moral encaminada hacia la conciencia democrática.
En 1961 fue el primer director del Departamento de Extensión Cultural de
la Universidad de Recife. Tuvo sus primeras experiencias como profesor de educación
superior en la Escuela de Servicio Social en la misma universidad. En 1959 obtuvo
el título de Doctor en Filosofía e Historia de la Educación
defendiendo la tesis "Educación y Actualidad Brasileña". Como tal
es nombrado profesor efectivo nivel 17 de Filosofía e Historia de la Educación
de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras. Obtuvo el nombramiento
de Docente Libre de Historia y Filosofía de la Educación de la Escuela
de Bellas Artes.
Fue uno de los primeros 15 consejeros pioneros del Consejo Estatal de Educación
de Pernambuco escogido por ser una de las personas de "notorio saber y experiencia
en materia de educación y cultura" En 1958 participa en el "II Congreso
Nacional de Educación de Adultos" en Río de Janeiro donde es reconocido
como un educador progresista.
Con un lenguaje muy peculiar y con una filosofía de la educación
absolutamente renovadora propuso que una educación de adultos tenía
que estar fundamentada en la conciencia de la realidad cotidiana vivida por la
población y jamás reducirla a simple conocimiento de letras, palabras
y frases. Que se convirtiera el trabajo educativo en una acción para la
democracia, en resumen, una educación de adultos que estimulase la colaboración,
la decisión, la participación y la responsabilidad social y política.
Freire entendió la categoría del saber como lo aprendido existencialmente
por el conocimiento vivido de sus problemas y los de su comunidad.
La Teoría del Conocimiento de Paulo Freire debe ser comprendida en el contexto
en que surgió. En los años 60's, en el Noroeste de Brasil, la mitad
de sus 30 millones de habitantes eran marginados y analfabetas y como él
decía, vivían dentro de una cultura del silencio, era preciso "darles
la palabra" para que "transitasen" a la construcción de un Brasil que fuese
dueño de su propio destino y que superase el colonialismo.
Con esta filosofía desarrolló el método con el que se conocería
en todo el mundo fundado en el principio de que el proceso educativo debe partir
de la realidad que rodea al educando.
No basta saber leer que "Eva vio una uva", él dice que "... es necesario
saber qué posición ocupa Eva en el contexto social, quién
trabaja en la producción de la uva y quién lucra con este trabajo
..."
Las primeras experiencias del método lograron en 1963 que 300 trabajadores
rurales fueran alfabetizados en 45 días. Para el año siguiente,
el Presidente de Brasil Joao Goulart lo invitó para reorganizar la alfabetización
de adultos en el ámbito nacional. Estaba prevista la instalación
de 20,000 círculos de cultura para 2 millones de analfabetas.
Sin embargo, estando Freire en Brasilia, activamente involucrado con los trabajos
del Programa Nacional de Alfabetización, fue destituido a raíz del
golpe militar del 31 de marzo de 1964 protagonizado por el general Humberto de
Alencar Castelo Blanco.
Paulo Freire fue exiliado "porque la Campaña Nacional de Alfabetización
concientizaba inmensas masas populares" lo que incomodó a las élites
conservadoras brasileñas. Pasó 75 días en prisión
por considerarlo un peligroso pedagogo político y acusado de "subversivo
e ignorante". Refugiado en la embajada de Bolivia, pasa unos días en este
país y de ahí viaja a Chile donde trabajó para varias organizaciones
internacionales.
Participó en importantes reformas conducidas por el gobierno demócrata-cristiano
de Eduardo Frei, recién electo con el apoyo del Frente de Acción
Popular de Izquierda. El gobierno de Chile necesitaba nuevos profesionistas y
técnicos para apoyar el proceso de cambio, principalmente en el sector
agrario. Freire fue invitado para trabajar en la formación de estos nuevos
técnicos.
En Chile encontró un espacio político, social y educativo muy dinámico,
rico y desafiante, que le permitió re-estudiar su método, asimilando
la práctica y sistematizándolo teóricamente. Esta experiencia
fue fundamental para consolidar su obra y para la formación de su pensamiento
político-pedagógico
Freire inició una psicología de la opresión influenciado
por los trabajos de Freud, Jung, Adler, Fanon y Fromm. Las ediciones clandestinas
de Freire pasaron de mano en mano contribuyendo a difundir los nuevos planteamientos
pedagógicos. Términos como educación bancaria, alfabetización
como concientización, educación liberadora se insertaron por influencia
suya en el lenguaje educativo.
Los educadores de izquierda se apropiaron de la filosofía educativa de
Paulo Freire, pero la oposición del Partido Demócrata Cristiano
lo acusó, en 1968, de escribir un libro "violentísimo". Era el libro
"Pedagogía del Oprimido". Esto fue uno de los motivos que lo hicieron abandonar
Chile.
Esta obra, publicada en 1970, tuvo gran influencia sobre las miradas filosóficas
incluidas la fenomenología, existencialismo, cristianismo, personalismo,
marxismo y hegelianismo.
Después de pasar un año en Harvard, fue a Ginebra en donde completó
16 largos años de exilio. Desde aquí viajó como "consejero
andante", del Departamento de Educación del Consejo Mundial de las Iglesias
por tierras de África, Asia, Oceanía y América con excepción
de Brasil, para su tristeza.
En esta época asesoró a varios países de África, recién
liberados de la colonización europea, ayudándolos a implementar
sus sistemas educativos basados en el principio de la autodeterminación.
Sobre estas experiencias fue escrita una de las obras más importantes de
Freire: "Cartas a Guinea Bissau".
Freire asimiló una cultura africana en el contacto directo con el pueblo
y sus intelectuales como Amílcar Cabral y Julius Nyerere. En este período
mantiene contacto próximo con la obra de Gramsci, Kosik, Habermas, Henri
Giroux, y otros filósofos marxistas.
Regresa a los Estados Unidos con un bagaje nuevo traído del África
y discute el Tercer Mundo al interior del Primer Mundo con Milles Horton. Esto
da origen al libro, escrito con mucha pasión, esperanza y sabiduría
titulado: "Hacemos camino al andar: conversaciones sobre educación y cambio
social".
En agosto de 1979, bajo un clima de amnistía política, felizmente
regresa a Brasil. Es recibido calurosamente por parientes, amigos y admiradores.
Tuvo que recomenzar más de una vez. Se planteó él mismo "re-aprender
a mi país". Para ello, realizó incesantes viajes por todo Brasil
dando conferencias, publicando y entablando diálogos con estudiantes y
profesores.
El recibió docenas de Doctorados Honoris Causa de Universidades de todo
el mundo y numerosos premios incluyendo el de la paz de la UNESCO en 1987.
Al hablar de Freire, se habla de método. La universalidad de la obra de
Freire, discurre en torno de la alianza entre teoría y práctica.
Piensa una realidad y actúa sobre ella ... Esta es una pesquisa participante.
En el origen del método, no debe de ser subestimada la influencia de Elsa
María, su primera esposa. Ella lo insertaba permanentemente en discusiones
pedagógicas. Al método, vislumbrado por ella, Freire le dio sentido,
fundamento, orientación y compromiso. Esquemáticamente consiste
en:
1) Observación participante de los educadores, "sintonizándose"
con el universo verbal del pueblo,
2) Búsqueda de las "palabras generadoras" buscando la riqueza silábica
y su sentido vivencial,
3) Codificación de las palabras en imágenes visuales que estimulen
el tránsito de la cultura del silencio a la conciencia cultural,
4) Problematización del escenario cultural concreto,
5) Problematización de las palabras generadoras a través de un diálogo
del "círculo de cultura",
6) Recodificación crítica y creativa para que los participantes
se asuman como sujetos de su propio destino.
La esencia de este método apunta hacia el hacer "un mundo menos feo, menos
malvado, menos deshumano", "viviendo hacia el amor y la esperanza". Nos heredó
la indignación por la injusticia que no debe envolverse con palabras dulces
y sin sentido vivencial.
No cabe duda que la aportación de Freire arraigó debido a su doble
mensaje político y profético. No sería exagerado afirmar
que Freire más que estrictamente marxista o revolucionario, fue un humanista
cristiano vinculado a movimientos genuinamente latinoamericanos como el de la
teología de la liberación.
A sus 70 años Freire seguía disfrutando de la vida, predicando la
fuerza del amor, defendiendo la necesidad del compromiso personal con los desheredados
y reelaborando sus ideas sobre educación. Incluso, en México problematizó
sobre la educación universitaria, su legado al respecto se encuentra en
la obra "Paulo Freire y la Educación Superior" publicada en inglés
en 1993 por Miguel Escobar, Alfredo Fernández y Gilberto Guevara.
Pocos días antes de su muerte debatía sus proyectos sobre las nuevas
perspectivas de la educación en el mundo en su propio Instituto en Sao
Paulo, Brasil. A los 75 años, Paulo Freire muere el viernes 2 de mayo de
1997. Su muerte nos dejó en la memoria, su semblante calmo, sus ojos color
miel, sus siempre expresivas manos revelándonos los deseos y espantos de
su alma eternamente apasionada por la vida. Sus gestos y voz junto a su barbada
cara blanca nos proyecta la imagen de un profeta con sus maravillosos libros socráticos.
CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN POPULAR
Entendemos la Educación Popular como "...un enfoque educación alternativo
dirigido hacia la promoción del cambio social". No promueve la estabilidad
social, sino dirige su acción "...hacia la organización de actividades
que contribuyan a la liberación y la transformación".
El propósito central de este paradigma se vincula con la necesidad de que
el proceso de cambio sea asumido por el pueblo. En consecuencia, "uno de los esfuerzos
más relevantes es el de la educación de los grupos populares que
son potencialmente capaces de actuar como agentes conscientes del proceso de cambio
social".
La Educación Popular no ha de confundirse con aquella que se lleva adelante
en centros educativos de gestión oficial, gratuitos, cuyos destinatarios
son la gente del pueblo, los pobres, los marginados.
No basta el que los destinatarios sean miembros de las clases populares, implica
algo más: todo un estilo educativo diferente a aquel elitesco, reproductor
del sistema social de injusticia, que genera hombres y mujeres que se amoldan
a la sociedad sin transformarla, sin ser agentes de cambio.
La Educación Popular debe entenderse como un aporte a las luchas y organizaciones
populares. Una herramienta más que forma parte de esas luchas. Se trata
de potenciar lo que la vida diaria, las luchas que llevamos adelante, nos enseñan.
Sus objetivos principales son:
que más y más personas estén en condiciones de pensar y desarrollar
estrategias orientadas a el triunfo del proyecto popular.
que las luchas y organizaciones populares sean más efectivas y democráticas.
Características de la Educación Popular:
Punto de partida: su punto de partida es lo concreto, el mundo real de los sujetos
de los sectores populares, descubrir las relaciones de opresión existentes,
y los procesos que las formaron. Reconocerse en ese conflicto social, para poder
definir una identidad y un rol en él, y así, mediante la acción,
romper las barreras que naturalizan la opresión y niegan la libertad.
Énfasis en el proceso, no en el resultado: tiende a acentuar que las cosas
no son como son porque sí, sino que tienen una razón y nacieron
de determinadas causas y circunstancias. Tiende a valorar a la persona por su
capacidad de crecer y no a juzgarla por lo que es. A que cada persona pueda desarrollar
sus capacidades, que no se es bueno o malo en algo para siempre, cualquiera puede
aprender. Su estilo de interacción es participativo y democrático.
Es, por ello mismo, una construcción de diálogo, horizontal e interactivo.
Evaluable por los propios sujetos que la protagonizan. Estas ideas se materializan
en el momento de la evaluación, haciendo hincapié en el proceso
de aprendizaje y no en el resultado que se obtenga.
Separar autoridad de criterio de verdad: es que los chicos y las chicas se asuman
como protagonistas de su aprendizaje y puedan formar su opinión personal,
al poder compartir la de otros y de otras, respetando las diferencias, los saberes
previos, en cualquier tema que se hable, sin sentir la presión ni la influencia
del maestro o de la maestra que en la educación tradicional, aparece como
la opinión que se debe adoptar como válida, como la mejor e incuestionable.
Es que maestros y maestras, alumnos y alumnas pongan énfasis en lo que
el otro tiene para compartir y se asuman como iguales en un proceso en que todos
y todas aprenden y todos y todas enseñan.
Apuntalar la capacidad crítica: es la libertad de pensar, de elegir y construir
desde uno mismo una opinión, una idea. Para eso por ejemplo, es necesario
dudar, creer que una cosa es buena o mala, cierta o falsa solo después
de haberla analizado, de haber pensado sobre ella. Pero además necesita
ser expresada mediante una acción. Una expresión de capacidad crítica
sería, por ejemplo dudar, criticar y analizar está misma definición.
Desarrollar el núcleo del buen sentido: es apuntalar aquello que las personas
al confrontar con su vida cotidiana descubren distinto al discurso dominante.
Actitudes que el sistema opaca, silencia y oculta, y que como consecuencia, permite
el desarrollo de la pasividad ante las injusticias evidentes.
Convivencia: que los chicos y las chicas partan de la noción que tienen
por el respeto, separando los principios de orden, de carácter represivo,
que implanta la escuela. Respeto por ellos y por ellas y por los demás
para poder trabajar en los ámbitos que encuentren en común; poniendo
énfasis en la responsabilidad que les toca, tratando de establecer la diferencia
entre los tiempos que nos damos para trabajar y para jugar. La idea es transmitir
que el cuidado del espacio nos involucra a todos y a todas por igual, tanto a
los educadores y a las como a los educandos y las educandas.
Explicitación del conflicto social. Reconocimiento dentro del mismo: si
algunos contenidos que transmite el colegio tienen como fin distorsionar determinados
hechos, ocultando el conflicto social que los produce o enmarca, la educación
popular, al plantearse como "educación para la liberación", no puede
dejar de hacer lo contrario: explicitar el conflicto, e intentar que nos reconozcamos
dentro de él. Poder reconocernos en una de las partes de este esquema,
permite no sólo el cuestionamiento de ciertas condiciones sociales en las
que vivimos, que suelen ser tomadas como naturales, sino también poder
desocultar las relaciones de dominación que se las produjeron a lo largo
de la historia.
Papel pedagógico del error. Autoevaluación de los chicos y de las
chicas: al plantearnos estos objetivos lo hacemos desde una concepción
clara de que el énfasis debe estar puesto en el proceso y no en el resultado,
y desde la perspectiva de que es necesario valorar la diversidad de saberes que
el chico o la chica tiene incorporados, siendo facilitadores en la construcción
del conocimiento y la reformulación de otros. La autocorrección
permite al chico o a la chica aportar aquello que sabe o que ha aprendido, haciéndolo
o haciéndola participe en el proceso educativo. La corrección deja
de ser una instancia de evaluación ajena a él o a ella, donde se
comprometen sus conocimientos con los del maestro o con los de la maestra, para
pasar a ser parte del aprendizaje. Entonces el error cumple una función
distinta al momento de evaluar, convirtiéndose no en un indicador de falencias
que niega todo valor a aquello que el chico o la chica pudo exteriorizar, sino
en indicador de la forma en que este comprende el mundo y sus relaciones según
el entorno social en que se formó. El error es parte válida en la
construcción del conocimiento que alcanza tanto los conocimientos del chico
o la chica como los del educador o educadora, de allí la necesidad de separar
la autoridad del criterio de verdad, otro de nuestros objetivos.
Importancia de aludir al sentido de las actividades: desde la educación
popular al ser considerado cada uno como sujeto, el educador o la educadora debe
exponer al educando o a la educanda los objetivos de las actividades, permitiendo
el cuestionamiento de las mismas. Pues éstas tienen que ser explicadas
y sometidas a una posible reelaboración que surja de los o de las participantes.
Se intenta, entre otras cosas, que este objetivo permita el desarrollo de una
exigencia constante en cuanto al "por que" de una actitud o un hecho injustificado.
Memoria, presencia de luchas populares: conocer y analizar nuestro pasado nos
permite comprobar que hubo en la historia del país y del mundo, muchos
grupos de personas que de distintas maneras lucharon por cambiar su situación
histórica; luchas que fueron abolidas y silenciadas por conveniencia e
intereses del poder hegemónico. Este intento permanente de ocultar las
luchas populares da lugar al olvido de aquellas experiencias que son la base de
las resistencias actuales y futuras, permitiendo así la naturalización
de las relaciones de dominación entre los hombres y las mujeres.
Desnaturalización de conceptos: uno de los mecanismos que impiden el desarrollo
de la capacidad crítica, es la naturalización de conceptos. Por
ejemplo, cuando se dice que la pobreza es natural, no nos preguntamos acerca de
sus causas, no creemos que pueda solucionarse y por lo tanto no pensamos en ninguna
solución = dejamos de criticar la pobreza y la aceptamos como algo normal.
Creer que algo es natural, entonces, es no creer que pueda cambiar. Nosotros y
nosotras pensamos que este tipo de ideas no son ciertas, creemos por ejemplo que
la pobreza es el resultado de una política, y que quienes difunden la visión
de lo natural, son aquellos y aquellas que quieren que todo siga igual, aquellos
y aquellas a las que les conviene que nada cambie.
Valorización de lo solidario por sobre lo individual: es darle importancia
al otro y a la otra, al que tengo o a la que tengo al lado, a la riqueza que hay
en compartir, en ayudar, es descubrir lo que uno o una es capaz de dar y de lo
que se puede recibir. Es tratar de ver que lo que podemos construir entre muchos
y muchas es mejor que lo que podemos hacer solos o solas. Es tratar de reemplazar
la competencia por la cooperación, para luchar contra el egoísmo
y el aislamiento. Es tratar de reconocer la alegría del otro y de la otra
en la propia alegría. Y de esta forma lo que descubrimos como una manera
de relacionarnos con los y las demás, poder trasladarla a todos los ámbitos
de nuestras vidas.
Tipificada en los términos precedentes, la Educación Popular se
manifiesta como una herramienta para el fomento y desarrollo de una conciencia
crítica a través de procesos de carácter pedagógico
y dinámicas de acción-reflexión-acción.
Desde el punto de vista operativo funciona según el siguiente esquema:
Diagnóstico de la situación existente.
Planificación de la acción.
Evaluación de lo realizado.
Re-planificación de la acción futura.
Re-evaluación del diagnóstico preliminar.
Una práctica de reciente data, desarrollada en el campo profesional del
trabajo social, consiste en la llamada sistematización. Concebida originalmente
como un instrumento dirigido a la descripción, ordenamiento y análisis
de experiencias concretas en el ejercicio del trabajo social es - en la actualidad
- un recurso de común uso dentro de la educación popular.
La sistematización procura dar respuestas adecuadas y coherentes acerca
de procesos y realidades determinadas. En ese sentido, una sistematización
comprendería los siguientes aspectos:
Descripción del desarrollo de la experiencia (aspectos tempo-espaciales,
datos, actividades cumplidas, balance preliminar).
Marco teórico-conceptual dentro del cual se ubica la experiencia: explicitación.
Conclusiones, hipótesis y perspectivas generales que abre el trabajo.
Se busca no sólo el aprendizaje de conceptos sino también hacer
un proceso de formación e información basado en una permanente recreación
del conocimiento. Se utiliza una metodología basada en la teoría
dialéctica del conocimiento. De esta manera se apunta a partir de la práctica,
desarrollando un proceso de teorización sobre esas prácticas, no
como un salto a lo "teórico" sino como un proceso sistémico, ordenado,
progresivo y al ritmo de los participantes, que permita ir descubriendo elementos
teóricos e ir profundizando de acuerdo al nivel de avance del grupo. Aquí
es cuando decimos que la teoría se convierte en guía para una práctica
transformadora.
El proceso de teorización así planteado, permite ir ubicando lo
cotidiano, lo inmediato, lo individual y parcial dentro de lo social, lo colectivo,
lo histórico, lo estructural, llegando paulatinamente a adquirir una visión
totalizadora de la realidad. Debe permitir en los seres humanos regresar a la
práctica para transformarla, mejorarla y resolverla; es decir, regresar
con nuevos elementos que permitan que el conocimiento inicial, la situación,
el sentir del cual participan, ahora lo puedan explicar, entender, integral y
científicamente.
20 MAXIMAS FREIREANAS Y UNA REFLEXION PERMANENTE
1. Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos
escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas
que los alumnos no han hecho
2. Una visión de la alfabetización que va más allá
del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de
la realidad social, política y económica en la que está el
alfabetizado
3. Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos
4. Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo
5. Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando
6. Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad
7. Enseñar exige saber escuchar
8. Nadie es, si se prohíbe que otros sean
9. La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la
pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación
10. No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción
y reflexión
11. Decir la palabra verdadera es transformar al mundo
12. Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada
para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa
13. El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran
en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los
efectos de su propia transformación
14. El estudio no se mide por el número de páginas leídas
en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar
no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas
15. Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar
y el acto de ser educados por los educandos
16. Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos
siempre
17. La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados "ignorantes"
son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse
y por ello son sometidos a vivir en una "cultura del silencio"
18. Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra
19. Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada
conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concientización
20. La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar
al servicio de la liberación permanente de la HUMANIZACION del hombre.
No siempre es fácil sepultar a nuestros muertos... la presencia de la ausencia
nos va volviendo más capaces ... Nadie que sufra una pérdida sustancial
continúa siendo el mismo de antes. La reivindicación es una exigencia
de la vida.