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¿Guerras del agua o paz hídrica?
Thalif Deen
IPS
Expertos en política especulan desde hace tiempo con que las futuras grandes
guerras de la humanidad tendrán como objetivo el agua, en lugar del petróleo.
Sin embargo, este punto de vista despierta más debate que consenso.
"Las guerras por el agua no son inevitables. Están en nuestras manos y en
nuestras mentes", opina Sunita Narain, ganadora de la edición 2005 del Premio
del Agua de Estocolmo, ciudad en la que tuvo lugar la Semana Mundial del Agua,
entre el 21 y el 27 de agosto.
"El agua es una materia prima recuperable. La cuestión es (el tipo de) relación
de la sociedad con el agua. La administración es crítica. Las guerras o la paz
están en nuestras manos", dijo a IPS Narain, directora del Centro para la
Ciencia y el Medio Ambiente en Nueva Delhi, India, y editora de la prestigiosa
revista ambiental Down to Earth.
Narain admite que el "nerviosismo" por el agua conduce a la tensión y a los
conflictos, como evidenció un reciente fusilamiento de agricultores en Rajasthan,
estado del noroeste de India. Los granjeros protestaban contra la desviación de
agua de sus tierras a ciudades vecinas.
"Fue una agitación violenta", relató Narain, recordando otros dos incidentes
violentos en torno al agua que resultaron en muertes de agricultores indios.
Narain cree que la problemática hídrica "está paralizando el crecimiento de
India".
"No estoy aquí como una pesimista diciendo que India está condenada, que las
guerras por el agua van a ocurrir y que nos vamos a autodestruir. Estoy diciendo
muy claramente que si India continúa en esta dirección sí habrá guerras por el
agua. Y estaremos cada vez más paralizados en nuestro crecimiento", advirtió.
India tiene líderes políticos que escuchan este mensaje. "Están reconociendo la
necesidad de un nuevo paradigma. Pero esto lamentablemente demanda buenos
políticos, porque requiere una descentralización del poder y una participación
de la gente", afirmó.
Medio Oriente, una de las regiones de conflictos perennes, ha sido bendecido con
exceso de petróleo y maldecido por la escasez de agua. La ironía, según un
diplomático árabe, es que cada vez que en los estados del Golfo, ricos en
energía, alguien cava en busca de agua, invariablemente descubre petróleo.
El Instituto Internacional del Agua de Estocolmo, que otorga anualmente el
Premio del Agua, resaltó que la mayor parte de Medio Oriente ya está enfrentando
una severa escasez hídrica acompañada de tensión, lo cual lleva a perspectivas
sombrías sobre seguridad alimentaria.
"La disponibilidad de recursos hídricos para asegurar suficiente producción de
comida para poblaciones crecientes es uno de los mayores desafíos que enfrentan
los administradores del agua y la agricultura", indicó el Instituto.
En una publicación titulada "Activos líquidos: un enfoque económico para la
administración del agua y la resolución de conflictos en Medio Oriente y más
allá", Franklin Fisher y Annette Huber-Lee alegan que el punto de vista común
sobre el agua como causa inevitable de futuras guerras no es racional ni
necesario.
"Se suele describir a dos o más partes reclamando las mismas fuentes de agua que
inician un juego sin resultados, con cada lado depositando un alto valor
emocional y político en la propiedad del agua", destacaron.
Sin embargo, cuando las disputas en torno a la propiedad son expresadas en
términos de dinero, en la mayoría de los casos los beneficios de la misma serán
sorprendentemente pequeños, según los autores.
"Al asignarle un valor económico al agua y al tratarla como un recurso
comerciable, las partes ven que las ganancias de la cooperación exceden los
costos resultantes del cambio de la propiedad. La disputa sin resultados se
convierte en una situación de en que ambas partes pueden ganar", agregaron.
En un documento sobre los ríos Tigris y Éufrates -- que fluyen a través de
Turquía, Siria, Iraq, Irán, Kuwait e incluso el norte de Arabia Saudita --, el
profesor Olcay Unver, de la estadounidense Universidad Estatal de Kent, dijo
que, a pesar de la volatilidad política, la administración de los recursos
hídricos compartidos entre Turquía, Siria e Iraq puede promover la cooperación
internacional en la próxima década.
En una presentación ante el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales,
con sede en Washington, Unver dijo que en tiempos de gran agitación y cambio en
Medio Oriente, las cuencas de los ríos Tigris y Éufrates "pueden dar pie a una
refutación única a las preocupaciones por las 'guerras del agua' en una de las
regiones más conflictivas de la tierra".
Con el cambio de régimen en Iraq -- y la potencial apertura de Siria -- éste
puede ser un momento apropiado para centrarse en las aguas que cruzan las
fronteras como un catalizador para la cooperación internacional y el desarrollo
económico, alegó.
Compartir el agua también es materia de disputa entre Israel y los palestinos
que viven en los territorios ocupados. Por lo menos dos factores pueden ayudar a
aliviar la tensión actual: la construcción de grandes plantas desalinizadoras y
el establecimiento de centrales para el tratamiento de aguas residuales en los
territorios ocupados.
Gourisankar Ghosh, director ejecutivo del Consejo Colaborador para el Suministro
de Agua y Saneamiento con sede en Ginebra, es igualmente optimista.
"No soy pesimista (en cuanto a que) habrá guerras por el agua. Pero
definitivamente habrá tensión si ésta no es administrada apropiadamente",
agregó.
"Habrá tensión entre las áreas rurales y urbanas, hemos visto disturbios por el
agua. Pero no creo que haya guerras. Lo veo de un modo muy positivo", dijo Ghosh
a IPS.
Por otro lado, este recurso puede ser un importante instrumento para ayudar a
unir a la gente y a los gobiernos, trascendiendo fronteras políticas, estima
Ghosh.
"Esto plantea una cuestión básica: la de los estados nacionales y las fronteras
políticas", señaló. En el futuro habrá más alianzas por zonas económicas que por
zonas geográficas, estimó.