Latinoamérica
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Los embajadores del terror
La lista de detenidos en Paraguay motiva
una nueva investigación
Con documentos hallados en los Archivos del Terror, el abogado paraguayo Martín Almada involucra al actual cónsul uruguayo en Rosario, Gonzalo Casás, en acciones represivas del Plan Cóndor. Además, en entrevista con BRECHA el abogado señala que el ave rapaz sigue sobrevolando América Latina.
Walter Pernas
Brecha
El jurista paraguayo Alberto Almada denunció ante el Poder Ejecutivo que algunos
diplomáticos uruguayos coordinaron acciones represivas en su país durante los
años de la dictadura, y entregó documentación que, según dijo, involucra a tales
funcionarios.
Uno de esos documentos, a los que accedió BRECHA, es una carta fechada el 24 de
noviembre de 1982, destinada al jefe de Policía de Asunción del Paraguay,
general Francisco A Brítez y firmada por el entonces primer secretario del
cónsul de Uruguay, Gonzalo Casás Leguizamón.
En la misiva el diplomático uruguayo pide "cooperación para obtener información
sobre la situación del ciudadano uruguayo Carlos Ernesto de la Iglesia Medina".
Y continúa: "Al agradecer la proverbial gentileza que lo caracteriza aprovecho
la oportunidad para reiterarle las seguridades de mi distinguida consideración".
Ante el requerimiento de BRECHA, fuentes vinculadas a la comitiva paraguaya
indicaron que "Casás es un funcionario que colaboró con el régimen militar" en
el marco del Plan Cóndor. Casás es el actual cónsul de Uruguay en la ciudad de
Rosario, Argentina. En los archivos de la cancillería figura que fue nombrado
cónsul adjunto al Consulado General el 26 de febrero de 1980, cuando el
embajador era el general Julio César Vadora, uno de los estandartes de la
dictadura uruguaya.
La represión coordinada entre Uruguay y Paraguay se intensificó durante la
gestión de Vadora, nombrado el 14 de marzo de 1978. Tres años después asumió
como embajador Hugo Márquez, y Casás permaneció como diplomático: accedió al
cargo de cónsul de Asunción.
Por otra parte, las fuentes paraguayas indicaron que durante los años setenta la
jefa de la sección consular de la embajada uruguaya en Paraguay, Lylián Camps,
también favoreció las acciones represivas entre ambos países. Camps fue nombrada
en 1974.
Luego de que en 1976 fuera asesinado el embajador Carlos Abdala, no se nombró
sucesor hasta que en 1978 llegó Vadora, según los archivos de la cancillería. En
ese período intermedio actuó un encargado de negocios llamado Mauricio Méndez
Rivas.
En los próximos días, autoridades del gobierno pedirán explicaciones a Casás
sobre su actuación en aquellos años cuando el Cóndor sobrevolaba Latinoamérica.
LISTAS
La información aportada por Almada determinará otra investigación: la
Presidencia contrastará una lista en la que figuran cerca de 50 detenidos en
Paraguay durante la década del 70 con la nómina de uruguayos desaparecidos
(incluidos los casos denunciados y aún no corroborados) que confeccionó la
Comisión para la Paz. Así se procura avanzar en las investigaciones por la
violación de derechos humanos en el marco del Plan Cóndor.
El jurista brindó la documentación a la Comisión de Derechos Humanos de la
Cámara de diputados y ésta la entregó a las autoridades del gobierno.
Almada dijo que halló el documento de las detenciones a principios de este mes,
cuando buscaba información en los archivos paraguayos que reúnen más 5 mil
volúmenes de información.
Casi todos los nombres de la lista coinciden con personas que no figuran en la
nómina de desaparecidos reunida por Familiares de Detenidos Desaparecidos, según
pudo saber BRECHA. No obstante, es prematuro indicar que las personas detenidas
por las fuerzas paraguayas son efectivamente desaparecidos. Es probable –dijeron
las fuentes– que muchos hayan sido detenidos y luego liberados. La confirmación
de eventuales nuevos casos de desaparecidos se realizará tras una minuciosa
investigación oficial y de las organizaciones de derechos humanos.
Otro de los documentos hallados por Almada en los archivos del terror es un
pedido del Estado Mayor General de las fuerzas armadas paraguayas a la policía
de ese país.
"Tengo el agrado de dirigirme al señor jefe de Policía de la capital, con el
objeto de solicitar los antecedentes o lugares de residencia de los nombrados
más abajo, sobre quienes pesa captura por parte del Ejército de Uruguay", señala
la misiva fechada el 3 de junio de 1977.
Entre los requeridos figura el dirigente sindical de ute y militante comunista
Óscar Tassino Asteazu, quien resultara detenido casi dos meses después, el 19 de
julio de 1977, en Montevideo. Tassino fue trasladado al establecimiento La
Tablada, torturado, y desaparecido desde esos días.
Según la información reunida por la Comisión para la Paz, los restos de Tassino
fueron sepultados en el Batallón 14, y luego desenterrados durante la Operación
Zanahoria, en procura de eliminar pruebas de los asesinatos.
Sin embargo, no todos los de esa lista están muertos o desaparecidos. Luis Diego
Sobrino Berardi (hermano de Guillermo Sobrino, desaparecido) fue buscado en
Paraguay por las fuerzas del Cóndor, pero no lo encontraron. Hoy vive en Suecia
donde se refugió junto a su familia al verse perseguido, según pudo corroborar
BRECHA. Otros de los que figuran en la lista de requeridos no integran la nómina
de desaparecidos, pero tampooco –por ahora– se pudo establecer su paradero.
DESAPARECIDOS
Otro de los documentos que aportó Almada es una copia del interrogatorio al que
fue sometido en 1977 el militante del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP)
Gustavo Insaurralde Melgar, quien figura como desaparecido en Paraguay.
Insaurralde estuvo preso en Uruguay por cuestiones gremiales y políticas en 1967
y en 1970. Fue expulsado de Uruguay en 1971 y pidió refugio al gobierno de
Salvador Allende. Estuvo en Chile hasta el golpe de Estado de 1973. De allí
viajó a Argentina donde participó de la creación del PVP. En 1976 logró escapar
de la arremedida represiva coordinada entre Uruguay y Argentina. Su esposa,
embarazada, logró refugiarse en Suecia. Él fue detenido en Paraguay mientras
intentaba comprar documentos de identidad falsos, junto a otro uruguayo, Nelson
Santana Scotto.
El coronel Carlos Calcagno fue el militar enviado por el Ejército uruguayo para
actuar en el caso. Calcagno fue uno de los que interrogó bajo torturas a
Insaurralde durante los días 5, 6 y 7 de abril de 1977. Por ello, Almada
solicitó al juez paraguayo Gustavo Santander que solicite la extradición de
Calcagno, situación a estudio del magistrado.
"Según los Archivos del Terror, Asunción, 16 de mayo de 1977, documento firmado
por el comisario Alberto Buenaventura Cantero, Gustavo Edison Insaurralde Melgar
y Nelson Rodolfo Santana Scotto (uruguayos), y José Nell, Alejandro José
Logoluso y Dora Marta Landi (argentinos) viajaron con destino a Buenos Aires en
un avión birreactor de la Armada argentina, con matrícula 5-7-30-0653 pilotado
por el capitán de corbeta José Abdala (...)", señala el pedido de Almada a la
sede penal paraguaya.
En el libro A todos ellos, editado por Familiares de Detenidos Desaparecidos,
figura un testimonio de P P, quien dijo haber visto a Insaurralde en el centro
de detención El Atlético. Señaló que el 26 de mayo de 1977 vio a un uruguayo que
había sido detenido en Paraguay a punto de viajar a Suecia, donde lo esperaba su
mujer embarazada.
Una carta enviada el 5 de octubre de 1977 por el arzobispo de Asunción, Ismael
Rolón, a María del Carmen, la esposa de Insaurralde, sostiene que el detenido
fue trasladado de "Argentina a Montevideo, él solo. Esto sucedió en mayo de este
año 1977", según el documento en poder de BRECHA. Este elemento refuerza la
posibilidad de otro vuelo de la muerte.