Latinoamérica
|
Minería a cielo abierto: una apuesta de alto riesgo
Andrés Cabanas
La defensa entusiasta de la empresa exploradora minera Montana por parte del presidente Oscar Berger (ver cuadro) pone en peligro el trabajo de la Comisión de Alto Nivel de la Minería, debilita consensos futuros y minimiza las opiniones comunitarias y sociales contrarias a la explotación minera.
Las palabras de Berger resultan improcedentes desde el punto de vista del diálogo y el respeto a la opinión comunitaria, pero no parecen un acto político improvisado. La agenda presidencial se analiza y planifica detenidamente, incluso en el caso de un mandatario tan generosamente espontáneo (dicho sea sin asomo de ironía) como Oscar Berger.
El presidente es un filón noticioso a partir de sus equívocos, opiniones aventadas, desmentidos apresurados y en ocasiones buenas intenciones que tropiezan con poderes fácticos, especialmente el Ejército. Pero las opiniones sobre la Montana van más allá de la precipitación y revelan una apuesta estratégica.
En este caso la apuesta del Gobierno es la explotación minera a cielo abierto, aún en contra de opiniones mayoritariamente contrarias como las de Sipakapa o Comitancillo. La apuesta apunta a un cierto incremento de las regalías, la reorientación de las mismas y la implantación de algunos mecanismos de control ambiental: "poner orden", en palabras de Berger. Y poco más. La apuesta es, a partir de lo anterior, ignorar y dividir a la oposición: el frente antiminero se fragmentaría entre los partidarios de reglamentar la minería y los opositores a la misma ("los muy radicales del ambiente").
El entusiasmo pro-minero de Berger no consigue explicar cómo encajan dentro de este esquema las comunidades que han expresado su oposición a las explotaciones mineras y las empresas que han iniciado su explotación y tienen contratos firmados que obligan a prácticamente nada.
Tampoco explica que, aún con reglamentación, diferentes sectores consideran que la minería no es alternativa. Primero porque no es posible minimizar la destrucción ambiental ni el masivo consumo de agua que supone. Segundo, porque es necesario promover actividades económicas compatibles con el ambiente y gestionadas por las propias comunidades.
Los gestos simbólicos señalan rumbos políticos. La foto de un Berger sonriente al lado de un representante de la Montana igualmente eufórico (seis de septiembre, actividad citada en cuadro) contrasta con el diálogo esquivo con las comunidades. Representantes comunitarios de San Marcos afirman a este respecto: "El gobierno de Oscar Berger, desde hace varias semanas anunció la realización del 6to. Gabinete Móvil, en el departamento de San Marcos del 8 al 10 de septiembre de 2005. Según las autoridades de gobierno de esta forma es como los ministros y el propio presidente y vicepresidente se acercan a escuchar las necesidades y propuestas del pueblo organizado en las instancias de sociedad civil. En este marco y pensando que la voluntad política de los funcionarios de gobierno era incuestionable, nos dispusimos a participar en el mismo. Buscamos citas con los funcionarios que tienen a su cargo los temas de nuestro interés, dentro de ellos esta el Ministro de Energía y Minas Ing. Luís Ortiz, que como se sabe su ministerio es uno de los impulsores de la minería a cielo abierto en el altiplano de San Marcos.
El día de hoy dio inicio la mencionada actividad, en la agenda aparece que el Ministro de Energía y Minas estaría en el municipio de Malacatán, nos parece extraño que este tema se trate en un municipio de la zona costera, luego en la agenda no se especifica el lugar donde se llevaría a cabo la actividad y que ni siquiera gobernación departamental supiera el lugar específico" .
La minería es mal negocio para muchos y consuelo económico para unos pocos empresarios. La combinación de su carácter elitista y la falta de consulta a las comunidades configuran un frágil escenario. Además de una apuesta particular, la opción de Berger por la minería a cielo abierto predetermina un estallido social.