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Latinoamérica

"Los herejes mueren en la hoguera
más valientes el cristo vuestro de la cruz"

Mensaje de la 36.

Ignorar o intentar eliminar la crítica y autocrítica de la gestión del gobierno progresista es peligrosamente suicida.
Sobre todo cuando la misma se ejerce desde la lealtad a las ideas, los principios y la fraternidad militante probada no en las buenas sino y sobre todo en las más difíciles.
Los dirigentes del progresismo tienen todo el poder de decisión necesario para continuar por el camino emprendido hace ya un buen tiempo de intentar excluir de los lugares de toma de decisiones, a los sectores de izquierda imposibles de dominar.
Más allá del insignificante peso electoral que estos grupos minoritarios extraparlamentarios posean, y a pesar de no integrar cargos en el gobierno progresista, no deja de ser una pésima decisión continuar abusando del poder político para intentar acallar las críticas y diferencias ideológicas del momento.
 
Hemos visto con tristeza cuando un Presidente, hijo de familia pobre, un trabajador, llora cuando habla de su infancia, de su pobreza, de su madre.
La experiencia del proceso brasileño al cual esos mismos dirigentes actuales del progresismo se empeñan en defender, desconociendo las graves acusaciones de corrupción que manchan la historia de un partido obrero de más de 25 años de lucha contra el poder de las elites de poder.
Los dirigentes progresistas uruguayos repiten la misma historia de cuando cayó el socialismo y se mantenían fieles a lo que se caía por el propio peso de la corrupción, la burocracia estatal, el amiguismo, los acomodos entre amigos y familiares, el abandono de la ideología y los principios del socialismo.
Y sin embrago viajaban, iban y venían, y estaba todo bien, se marchaba por el buen camino, se avanzaba invenciblemente era la causa del socialismo real.
Y hoy algunos de esos mismos funcionarios del Estado son los principales gerentes y administradores de las empresas capitalistas de occidente, y otros ocupan importantes cargos de gobierno de los nuevos Estados capitalistas.
 
La sociedad sin embargo se compone de individuos determinados y concretos; que tienen intereses, problemas determinados, alegrías y tristezas.
Los uruguayos siguen teniendo ilusiones y sueños, sus propias nociones sobre la vida actual, de los valores reales o irreales de la sociedad.
Esa vida es compleja y a medida que las dificultades crecen, a menudo ocurre que esa imagen de la sociedad ingenua o hasta de apariencia inmadura se esconde un contenido realmente positivo y digno de ser tenido en cuenta.
Y por el contrario de idéntica manera debemos asegurar que tras las frases grandilocuentes de muchos de los ministros de gobierno, directores de entes autónomos y otros mandatarios no se encuentra nada salvo el deseo de querer imponerle a los demás una visión particular que busca acomodarse tanto a sus intereses personales como al espíritu oficialista de estos tiempos.
 
Si no escuchan a la gente que sabe, que ha tenido una actuación en la vida más allá del horizonte de la cátedra o el escritorio están fritos.
Hombres temerosos de las Fuerzas Armadas que no hacen otra cosa que acomodar a los acusados de violar los derechos humanos.
Otros que ven cada día como las decisiones correspondientes a su dependencia son tomadas por el superministro de Economía y Finanzas.
Encargados de velar por el medio ambiente de nuestros hijos diciendo que las dos guerras mundiales y las dos bombas atómicas arrojadas contra Hiroshima y Nagazaki no significaron ningún daño para la humanidad.
Personas que explican a los jóvenes como el FMI ha cambiado para bien y ahora somos socios del Banco Mundial y que las inversiones extranjeras son la llave del desarrollo, el crecimiento y el bienestar futuro de los uruguayos.
Ministras que, ante las acusaciones de torturadores puestos en lugares importantes del gobierno progresista, responden que esos individuos solamente han sido referidos en un libro pero no hay pruebas de que hayan torturado.
Representantes nacionales que dicen un día que si nos hacen negocio firman hasta la guía telefónica refiriéndose al Tratado de Inversiones con los Estados Unidos.
Y a la semana siguiente les recomiendan en Caracas a los venezolanos que la solución para los problemas de hoy es discutir con los dioses de Lenin y Carlos Marx.
Muchos hombres que se opusieron a las privatizaciones, asociaciones y otras traperías por el estilo; hoy se alinean desde el oficialismo gobernante y sindical dispuestos a asociarse, reprivatizar, y lo que venga.
Muchos hombres y mujeres que promovieron juntar firmas ir a votar por ANTEL, ANCAP, y defender la causa vasca.
Y ahora dan esta "voltereta", esta vuelta de página.
Se anuncian las nuevas privatizaciones, se firma un decreto inconstitucional en el agua potable, los dirigentes del gobierno se convierten prácticamente en gerentes de las empresas de celulosa defendiéndolas "a capa y espada".
Son esos mismos hombres que otrora criticaban los Presupuestos cero, los ajustes fiscales, los bajos salarios, las pensiones de miseria.
¿Y ahora? ¿Cuál es el discurso de esos mismos hombres en el gobierno?
Y esos mismos hombres ahora dicen que los pequeños y medianos productores que se endeudaron en dólares andan en cuatro por cuatro y se la patinaron.
¿Dónde quedan los discursos del primero de marzo en el Palacio Legislativo, entre las luces y la amplificación brasileña?
Aquellos bravos del setenta, están ahora -muchos de ellos- al frente de la enseñanza y siguen regulando la vida de los jóvenes que después del acta 14 precisan de un marco regulatorio. ¿Quién los diría? .
La verdad será siempre concreta. Y la verdad se abrirá camino hacia el pensamiento de los uruguayos aunque tarde y demore, a pesar de que hoy la inmensa mayoría se empeñe en cerrar los ojos y taparse los oídos, la verdad llegará hasta el corazón del pueblo.
Debe ser nuestra ideología la que, como en cualquier aspecto de la vida y la actividad práctica, nos oriente a la máxima concreción sin perder nunca los intereses de los trabajadores y los sectores populares.
No hay que hablar solamente al bulto, el habitual enfoque grueso que escuchamos en la macroeconomía, la gran política por lo cual siempre se habla de números grandes, estadísticas y cifras gigantes; con las que se cubren hombres y mujeres concretos de carne y hueso; y más de hueso que de carne, que poseen una variedad de problemas necesidades y capacidades diferentes, así como de intereses personales y colectivos.
No debemos despersonalizar a las personas en una estadística un censo, una ficha o una carpeta en una computadora.
En la libertad y la variedad de los uruguayos se deberán desarrollar las capacidades y las fuerzas creadoras con el talento de las personas, si les damos trabajo, oportunidades dignas de ganarse la vida fuera del asistencialismo, ajeno al estilo histórico de la izquierda uruguaya.
Ahora muchos de aquellos mismos hombres que fueron de izquierda, ponen los hechos del país en el mismo plano. A los trabajadores abnegados creadores de la riqueza nacional que merecen un gran reconocimiento social y a los pancistas explotadores portadores de una moral antisocial, compradores de conciencia, corruptores y elitistas.
A los torturadores, acusados de violar los derechos humanos en el mismo plano que a las víctimas.
 
Por muchas de estas razones existe la exigencia de que todos y cada uno de nosotros debe examinar detenidamente cual es su propia actitud en el trabajo cotidiano, la labor política, la participación militante y hasta frente a sus deberes cívicos, los asuntos sociales todos ellos por el bien del pueblo, el entorno natural, el medio ambiente, los compromisos del gobierno.
¿Por qué el hombre ha de callar y seguir esperando lo que intuye que jamás llegará?
Las verdades se dicen sin cara de compungidos, sin claque que aplauda lo que está escrito fríamente en un papel, sin fuerza ni convencimiento, sin calor surgido desde el propio corazón.
Se trata más bien de que debemos ser intolerantes ante la pose de observadores que adoptan muchos compañeros y observadores imparciales y por la cual reclaman "seguir esperando", "dejar que se siga sin hacer nada" mientras solo miran la televisión oficial.
Debemos rescatar el principio de "si no lo hacemos nosotros quién lo hará".
 
El sentimiento de responsabilidad personal de los frenteamplistas en los asuntos públicos y sociales debe convertirse en motivo real del comportamiento social de todos los militantes.
 
Los dirigentes progresistas nos alertaron acerca de no escribir en el Programa de gobierno aspectos económicos, políticos y sociales que advirtieran a la derecha del cambio social y espantaran al electorado.
Resulta que ahora es la derecha la que está "espantada" y acusa al gobierno progresista de continuista porque usurpa su lugar y sus relaciones con el FMI y Washington.
Después nos advirtieron de no criticar a Astori, cuando hacía campaña a favor de las privatizaciones en ANCAP, porque podíamos aparecer como divididos frente al electorado y eso nos quitaba credibilidad.
Ahora, los dirigentes progresistas más adelantados ya nos señalan que vamos a ser responsables de que dentro de cinco años vuelva la derecha.
Ahora el progresismo uruguayo pasa a tener la misma preocupación de la derecha: Conservar el poder.
Y para ello no encuentra nada mejor que culpar a los demás de su propio destino.
El discurso elitista del progresismo parte del supuesto de que las cuestiones políticas actuales son demasiado complejas, para que un votante pueda comprenderlas y aportar soluciones.
Por eso los ámbitos de decisión se reducen a cada vez menos personas que son funcionales al sistema.
 
Por lo que no se intenta fortalecer o profundizar la democracia, como han dicho durante todo el tiempo pasado.
Por el contrario, el
progresismo triunfador recientemente, no acepta la crisis del sistema, los fallos en los vecinos más cercanos, y ya no se trata de la socialdemocracia europea y los modelos de Felipe González y Tony Blair, ahora es el modelo Lula, los amigos más cercanos de Marco Aurelio.
Por el contrario en lugar de abrir la discusión se encierran, achican el campo, toman distancia de quienes disienten, no aceptan la crítica ni la autocrítica, se cocinan en su propia salas.
Mientras uno hace el soleado discurso el otro asiente con cabeza oficialista, enfocado con el lente oficialista, del cameraman oficialista para que llegue hasta la casa del televidente oficialista.
Lo que no es más que una manera de admitir el fin del Frente Amplio, el achique de la democracia.
 
Una campaña electoral sin debate político y ahora un montaje escénico, con empresas brasileñas a veces y en otras oportunidades bajo la mano del publicista uruguayo y sus aliados más fieles.
Tampoco existe debate Parlamentario ya que se ponen de acuerdo en "tirar los temas hacia delante" mientras quedan pendientes como una zanahoria, varios cargos de gobierno para repartir.
La última oportunidad que fuimos a transmitir desde el Parlamento se habían puesto de acuerdo para que solamente hablara un representante por sector político, los demás pintados dormían o aprovechaban para leer la prensa.
 
Todo espíritu democrático pierde espacio y en lugar de "profundizar la democracia la democracia retroceden favor de las presiones del FMI, de Washington, del PT, o de Astori que "los tiene agarrados del pico".
Astori los amenaza con problemas insuperables, la herencia maldita, los efectos de la globalización, la firma de compromisos, y la defensa de intereses particulares, privilegios a los financistas, inversores y grandes capitalistas.
Y los demás "viejitos" miran y asienten con la cabeza durante los soleados discursos, sean en ADM o en los "desembarcos" pueblerinos precedidos por los hombres todo terreno que se encargan hasta de los más mínimos detalles.
 
Porque esta democracia va tanto para atrás en lugar de profundizarse, como se ha dicho en tantas oportunidades, justificando la imposibilidad de la utopía.
¿Será por la presión y amenazas de los organismos internacionales, del poder de Washington? Debería decirse si así fuera.
¿O se trata de falta de coraje político? Más bien, eso nos parece que fuera la principal causa "llegar al área grande y tener todo un estadio esperando el remate".
 
Entonces viene todo lo demás peor aún la aceptación del progresismo y la derecha dirigente del conformismo interno de los argumentos decepcionantes de una visión del mundo inevitablemente neoliberal, globalizado y la imposibilidad del cambio social.
 
Se abre de esta manera una brecha ideológica y política cada vez mayor, entre la base consciente y la dirección progresista, sobre todo a partir del viaje a Washington de Astori-Vázquez.
Con posterioridad al mismo, entre el pueblo y los ministros dirigentes progresistas, solo se escuchan sus propias voces y juicios de valor ante la toma de decisiones que los votantes rechazaron, juntando firmas y saliendo a la calle.
 
Ahora la crisis cambia de fase porque los sectores renovadores tomaron todo el poder y cuentan con la fuerza suficiente para decidir a discreción.
No se trata de las crisis tradicionales -cuando se fueron del Frente Amplio el Partido Demócrata Cristiano y la lista 99- ni siquiera cuando la renuncia del fallecido general Líber Seregni. Ahora, la crisis política se manifestará poco a poco entre el pueblo y los dirigentes progresistas no solo por las medidas de gobierno perjudiciales para los trabajadores y sectores populares. Sino y fundamentalmente, por la diferencia de visión política e ideológica para resolver las cosas.
Mientras que los sectores populares comenzaran a preguntarse quienes los representan y quienes son en realidad sus portavoces políticos, los dirigentes progresistas cada vez actuarán más creyendo saber lo que es el bien común, que es lo mejor para los pobres, y se seguirán considerando a si mismos -mientras se aplauden y mueven las cabezas- mutuamente portadores del interés general que cada vez va más en contra de las grandes mayorías.
"Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana", desaparece poco a poco pero firmemente y Entonces la legitimidad ya no proviene del pueblo ni de los electores, convencidos o no.
 
LA PRETNSIÓN DE QUE HAYA OTRA VOZ -POR FUERA DE LAS ELITES PROGRESISTAS- SIGNIFICA UN RIESGO DE CAER EN LA "DESOBEDIENCIA DEBIDA" Y CONVERTIRSE EN HEREJE.
 
EN CUALQUIER HOGUERA ARDERÁN LOS INGOBERNABLES.
COMO PASÓ SIEMPRE, QUE DETRÁS DE LA INTOLERANCIA Y EL PENSAMIENTO ÚNICO SE ESCONDEN LAS ELITES.