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Paraguay, la oveja descarriada del Mercosur
Por Roberto Bardini
Al inicio de El desafío mundial, publicado en 1980 y traducido a 20
idiomas, el periodista y político francés Jean-Jacques Servan-Schreiber escribe:
"Mundos que desde siempre se ignoraron, se despreciaron o se mataron entre
ellos, se ven ahora impotentes contra la fuerza de las cosas. Saben que sólo
pueden vivir juntos, aunque jamás tuvieron tanto miedo los unos de los otros. Ya
no pueden, según la fórmula famosa, "soportar ni sus males ni sus remedios".
Pero el plazo ha vencido ya".
En las últimas páginas, Servan-Schreiber llega a conclusiones nada
tranquilizadoras, que conservan vigencia 25 años después. "Los desequilibrios y
los riesgos de enfrentamiento, las fisuras sociales y los peligros de explosión
y derrumbamiento, las rupturas de comunicaciones entre los pueblos, la pasión y
la ignorancia, hacen que estos años constituyan un período temible. [...] El
mundo desarrollado, resuelto a mantener su sistema, empleó su superioridad
técnica para quebrantar el juego de los otros, para devaluar el precio de la
energía, para mantener a distancia al Tercer Mundo".
Luego agrega: "Pasamos de la guerra comercial alrededor de mercados estrechos a
un sistema mundial de producción y de comunicación. Es un anuncio de un cambio
de época. ¿Cómo negociarlo? La pregunta -ahora lo sabemos- debe formularse de un
modo diferente: ¿Hay que negociarlo? Y la respuesta es: No".
Dejemos de lado la circunstancia de que Servan-Schreiber, fundador del semanario
L'Éxpress en 1953 y su director hasta 1969, pertenece a la izquierda
liberal francesa. A su favor puede decirse que fue cesado como ministro de
Reformas en 1974, trece días después de haber sido nombrado, a causa de sus
declaraciones contra la fuerza de disuasión atómica de su país.
Más de dos décadas atrás, el escritor expuso en pocas líneas los motivos de ese
No a las negociaciones en los cambios de época: "En los tiempos en que
era necesaria, la negociación resultó ser, en cada instante, impracticable. Hoy,
cuando podría iniciarse, cuando se trata de re-crear entre los universos un
ciclo de crecimiento y de desarrollo, en oposición a un reparto hecho de mala
gana, la negociación no tiene ya objeto".
Mucho antes, en 1967, Servan-Schreiber había publicado El desafío americano,
en el que pronosticaba que Estados Unidos se convertiría en la potencia
hegemónica mundial en las postrimerías del siglo XX. Hay que recordar que entre
ambos "desafíos", el mundo era bipolar, existía la Unión Soviética,
proliferaban los movimientos de liberación nacional en Asia, África y América
hispana, y muchos de los integrantes del llamado Tercer Mundo se organizaban en
la hoy inexistente Organización de Países No Alineados.
Fue precisamente en esa etapa cuando el sociólogo, politólogo y educador
venezolano José Agustín Silva Michelena (1934-1986) publicó Política y
Bloques de poder - Crisis en el sistema mundial (Siglo XXI editores, México,
1976). Allí advertía:
"Estados Unidos ha venido desarrollando toda una tendencia político-militar
capaz de operar contra cualquier intento que se oponga a su poder económico
sobre su zona periférica particular, es decir, América Latina. Esta tendencia ha
sido articulada en el campo político y diplomático por la utilización de los
organismos regionales (OEA, Junta Interamericana de Defensa, etc) como
organismos de presión y no pocas veces en forma operativa, contra cualquier
intento de salirse del bloque capitalista. Sus formas de actuar varían de
acuerdo a las necesidades y han ido desde el ordenamiento del bloqueo económico
de Cuba, hasta la consagración, por parte de la OEA, de la intervención militar
unilateral de Estados Unidos en la República Dominicana".
Reactivación de rivalidades nacionales
Silva Michelena, que en 1956 culminó Summa Cum Laude la carrera de Sociología
en la Universidad Central de Venezuela, formó parte de la primera promoción de
estos profesionales en Venezuela. Obtuvo el Master en Sociología Rural en la
Universidad de Wisconsin (1957) y el Ph.D. en Ciencias Políticas del Instituto
Tecnológico de Massachussetts (1968). También trascendió el ámbito académico:
fue jefe de campaña del primer candidato a la presidencia de la República por el
Movimiento al Socialismo (MAS) en 1973, José Vicente Rangel, actual
vicepresidente venezolano.
En la página 184 de Política y Bloques de poder, hay un apartado que
lleva por título "Reactivación de rivalidades nacionales". Allí, el autor
explica que a las políticas del "aliado preferencial" y de la "desestabilización
e intervención directa", hay que agregar una tercera: la posible puesta en
marcha, en circunstancias específicas, de las viejas enemistades entre países
limítrofes en Iberoamérica. Un ejemplo de "aliado preferencial" lo constituye
hoy México, ese vecino distante de Estados Unidos, mientras que Venezuela
representa actualmente un caso de "desestabilización e intervención directa".
Las referencias a los trabajos de Servan-Schreiber y Silva Michelena sirven para
formular las siguientes preguntas:
¿Qué papel juega Paraguay dentro del Mercosur y de la Comunidad Suramericana de
Naciones? ¿Es un ejemplo de "reactivación de rivalidades" o simplemente una cuña
introducida -con el alegre consentimiento de la víctima- para desbaratar un
proceso de integración que, en sí mismo, ya es bastante dificultoso? Y
finalmente, ¿cuál debe ser la actitud de sus vecinos y socios potenciales?
Gorilas en la niebla
Sobre la Comunidad Suramericana de Naciones ya se han pronunciado algunos
especialistas, sobre todo los miembros del Centro de Estudios Estratégicos
Suramericanos (CEES), de Argentina, entre los que se destacan Alberto Buela,
Julio Fernández Baraibar y Carlos Pereyra Mele. Fue este último, precisamente,
quien alertó acerca de las derivaciones geoestratégicas de la presencia militar
de Estados Unidos en Paraguay.
Recapitulemos: el primero de julio de este año desembarcaron 400 marines
estadounidenses en la localidad paraguaya de Mariscal Estigarribia, con el
objetivo de establecer una base militar en el Cono Sur. Los soldados ingresaron
con el consentimiento del gobierno de ese país, que el 5 de mayo de 2005 firmó
un tratado con Estados Unidos autorizando "Ejercicios e intercambios militares
bilaterales". El acuerdo, que fue aprobado por el Congreso de Paraguay, rige
hasta diciembre de 2006 y es "prorrogable".
En su trabajo Nueva Base del Comando Sur de EE.UU en el corazón de Suramérica,
Pereyra Mele hace las siguientes precisiones:
"La base en cuestión será la ampliación de la ya establecida
semiclandestinamente (hace más de cinco años que tenemos conocimiento de la
existencia de la misma), en la localidad de Mariscal Estigarribia, provincia de
Boquerón, en el occidente del territorio paraguayo. Mariscal Estigarribia es una
localidad de apenas 3 mil habitantes en el denominado Chaco Paraguayo, que está
ubicada a 250 kilómetros de Bolivia, cercana a las provincias argentinas de
Formosa y Salta. Cuenta con una pista de aterrizaje de 3 mil 800 metros, lo cual
permite el aterrizaje de los aviones de mayor tamaño actuales del parque militar
de EE,UU, los Galaxy y los B-52. La idea es ampliar las instalaciones, según
informes con una capacidad de albergue a 16 mil efectivos y se especula que los
mismos llegaran en 13 contingentes".
Para dar una idea de importancia estratégica de Mariscal Estigarribia, Pereyra
Mele indica:
1) Desde allí se podría controlar las reservas gasíferas y petrolíferas de
Bolivia, ubicadas en Tarija (según algunos informes, una de las mayores reservas
mundiales de gas). Éstas están conectadas con el pozo "Independencia 1" a cien
kilómetros de distancia en territorio paraguayo. Es más, se ha descubierto que
si las máquinas excavan a mayor profundidad hay importantes pozos petrolíferos.
2) Está ubicada en el corazón del continente. Puede desplazar efectivos a la
denomina zona de la Triple Frontera, donde en la actualidad reside una
importante comunidad árabe que cuenta con varios miles de palestinos
3) Desde esta base se puede monitorear la segunda reserva de agua dulce del
planeta el denominado Acuífero Guaraní.
Agua que has de beber, no la dejes correr
El Acuífero Guaraní es la tercera reserva de agua dulce del mundo. Se ubica
bajo el suelo de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y ocupa un área de
alrededor de un millón 190 mil kilómetros cuadrados (superficie mayor que las de
España, Francia y Portugal juntas). La reserva es capaz de abastecer al planeta
de agua pura por los próximos 200 años.
En contraste, Europa se encuentra en estado crítico (de sus 55 ríos sólo cinco
no están contaminados) y Estados Unidos tiene el 40 por ciento de sus fuentes de
agua potable contaminadas. Según la ONU, para el año 2025 la demanda de agua
potable será el 56 por ciento más que el suministro actual (es decir, 3 mil 500
millones de personas padecerán escasez).
El primero de julio de 2004, exactamente un año antes que los marines
yanquis arribaran a Paraguay, el Banco Mundial llamó a licitación para realizar
un estudio hidro-geológico general, que incluye un análisis de las aguas
termales de esta reserva, conocida como "el acuífero gigante del Mercosur". Se
postularon empresas de Alemania, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, España,
Francia, Holanda, Inglaterra, Israel, Italia y Japón.
Según el Banco Mundial, se trata de "preservar el acuífero de la contaminación".
Pero cada vez que este organismo se refiere a preservación de recursos, se debe
traducir como la no utilización de un recurso por parte de los habitantes de la
región o país donde se encuentra, porque tiene que ser preservado -o mejor
dicho, privatizado- por empresas multinacionales, ya que según el Banco y los
países del Primer Mundo, el agua es una mercadería más. Como tal, está sujeta a
las leyes de la oferta y la demanda.
Como contrapartida, varias asociaciones de usuarios y consumidores pujan porque
el agua sea un bien común y social cuyo suministro, saneamiento y preservación
se lleve a cabo por el Estado.
"El agua no es un recurso de la humanidad, es un bien social, un derecho humano
y soberano. Patrimonio común de la humanidad son la luna, el mar, el espacio",
afirma la actriz argentina Mausi Martínez, originaria de la provincia de Formosa
y directora del documental Sed, invasión gota a gota, que trata de este
tema y se estrenará el 25 de agosto. "El agua pertenece al país que la contiene.
Si fuera nombrada patrimonio común de la humanidad, podría venir cualquier país
que destruyó sus recursos y decirnos que, como tiene sed, viene a tomarse
nuestra agua".
El hijo pródigo del Mercosur
Regresemos a Paraguay, país en el que viven casi seis millones de habitantes
repartidos en 406 mil 752 kilómetros cuadrados y donde -según el filósofo
Alberto Buela- "la siesta es ontológica".
Publicidad de la Secretaría de Turismo de ese país sostiene: "Su vida es una
resultante del suelo y del subsuelo, de sus bosques y de sus campos, de su
cielo, de sus vientos y de sus aguas, de las razas que lo habitan, de las luchas
que se desarrollan dentro de sus fronteras, de sus hombres representativos y de
sus muchedumbres. La variedad, la calidad y la singularidad de los atractivos de
Paraguay, constituyen para el turista un "destino seducción". En Paraguay la
colorida tierra roja, su selva bravía, sus caudalosos ríos, su idioma guaraní
armonioso, sus centros artesanales, su música y su sincera hospitalidad, le
darán ciudadanía paraguaya al turista".
Bien. Pero, ¿que hay con su industria, producción y comercio? Aparte de la soja,
principal producto de exportación, hay cultivos de trigo, maíz, tabaco y yerba
mate. En el llamado Chaco Boreal, más seco, se cultiva algodón y se cría ganado.
La Guía del Mundo 2003-2004 suministra los siguientes datos:
"Los productores agropecuarios, fundamentalmente de grandes explotaciones,
desmontan importantes extensiones de bosque, con la consiguiente destrucción de
hábitats. La caza indiscriminada junto al desmonte han provocado que 14 especies
de mamíferos, 11 de aves y dos de reptiles estén en peligro de extinción. Los
cursos de agua reciben considerables volúmenes de efluentes industriales y
domésticos. Las aguas servidas de la capital desaguan directamente en la Bahía
de Asunción sin ningún tratamiento. El proceso acelerado de deforestación es uno
de los más graves problemas ambientales que afronta el país".
El Informe 2004 de la organización Control Ciudadano aporta datos más
alarmantes aún: "El Estado paraguayo está anclado en un paradigma de seguridad
caduco, basado en la seguridad armada y no en el desarrollo social. El último
Presupuesto General de la Nación incrementó los gastos militares y policiales,
mientras redujo el gasto social. Todo ello indica que Paraguay no cumplirá con
los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2015, ya que la política del gobierno
aumentará la pobreza y pondrá mayores límites a la seguridad humana".
Según Control Ciudadano, entre 1995 y 2001 la extrema pobreza se incrementó de
14 por ciento a 16 por ciento, y la pobreza de 30 por ciento a 34 por ciento. La
desigualdad en la distribución de la riqueza se manifestaba en estas cifras: en
2001 el 20 por ciento más pobre accedía a tres por ciento del ingreso total de
hogares, mientras que el 20 por ciento más rico se apropiaba de 60 por ciento.
En 2002, sólo 53 por ciento de la población tenía acceso al agua potable y la
red de alcantarillado alcanzaba apenas a nueve por ciento.
Un último dato: un millón de paraguayos residen en el exterior, de los cuales
cerca de 200 mil emigraron por motivos políticos.
Por su actitud, Paraguay nos lleva a plantearnos una de las afirmaciones de
Jean-Jacques Servan-Schreiber, expuestas al comienzo de este trabajo: "En los
tiempos en que era necesaria, la negociación resultó ser, en cada instante,
impracticable. Hoy, cuando podría iniciarse, cuando se trata de re-crear entre
los universos un ciclo de crecimiento y de desarrollo, en oposición a un reparto
hecho de mala gana, la negociación no tiene ya objeto".
Bueno, para no caer en postulados absolutos, digamos: parece que la
negociación no tiene ya sentido. La pregunta, entonces, es: ¿cuándo volverá al
rebaño la oveja descarriada?