Latinoamérica
|
Paro en Sucumbíos y Orellana
El gobierno muestra su verdadera cara
Marlene Toro Quincenario
Tintají / Quito
El paro en las provincias de Sucumbíos y Orellana puso de manifiesto la
endémica crisis social y política que vive Ecuador, la incapacidad del gobierno
de Alfredo Palacio para gobernar el país, y la falta de visión y análisis de
determinados ministros que acusaron a los manifestantes de gutierristas.
El Ministro de Gobierno, Mauricio Gándara, dio a entender que atrás del paro
podían estar simpatizantes del ex presidente Lucio Gutiérrez y hasta los "grupos
ilegales colombianos". "El país debe comprender que está tan cerca de la
frontera Norte; hay fuerzas del otro lado que podrían estar influyendo para
hacer daño", argumento Gándara, pero enseguida aclaró que no lo estaba
afirmando.
Con la misma incapacidad demostrada cuando no supo manejar el paro de Manabí, no
solamente realizó las declaraciones fuera de lugar mencionadas, sino que puso de
manifiesto la postura conservadora que siempre tuvo a pesar de un discurso que
engañó a muchos, cuando lideró el "Mandato por la Dignidad y la Soberanía". En
ese mandato proponía "una política petrolera, energética, y de recursos
naturales que dé prioridad a los intereses nacionales" y "el respeto a los
derechos humanos y colectivos y la plena vigencia de las garantías
constitucionales".
Con una política petrolera que ceda ante la Occidental, y con la brutal
represión al paro en Orellana y Sucumbíos, donde tiene participación directa el
Ministro que dirige la Policía, parece que las palabras de Gándara se perdieron
en algún baúl del Ministerio de Gobierno. Pero ese compromiso no fue el único,
el 18 de junio pasado, ante representantes de la Asamblea Biprovincial, se
comprometió a declarar la caducidad del contrato con la OXY.
En el Numero 46 de Tintají, correspondiente a la primera quincena de junio de
2004 (diez meses antes de la salida de Lucio Gutiérrez), Mauricio Gándara
defendió acérrimamente la posibilidad de que Alfredo Palacio asumiera ante la
posible caída del dictócrata, que se estaba gestando en distintos ámbitos.
Mientras algunos trabajaban por detrás la salida, otros se manifestaban honesta,
forajida e ingenuamente: "Si Gutiérrez renuncia o le destituyen por otra causal,
no se puede sancionar al vicepresidente Palacio por las faltas de Gutiérrez.
Cuando éste se dedicó a gobernar desde su grupo o casi desde su pandilla,
Palacio se mantuvo a una prudente distancia. Ni le han invitado, ni él pertenece
a ese círculo. Cuando se reunieron el último fin de semana de mayo para nombrar
a un Carmona ecuatoriano, había quienes querían destituir a Palacio sin causal",
decía Gándara en aquella oportunidad dando a entender a qué apostaba diez meses
antes de la rebelión forajida. Si todavía aspira a que crean en su palabra
debería renunciar.
Pero Gándara, no esconde su trayectoria conservadora.
La que sí resulta triste es la posición del Ministro de Trabajo, Galo Chiriboga,
quien también acusó de gutierristas a los manifestantes de las provincias
nororientales, aunque luego pidió perdón. ¿Para que habla si no está bien
informado? ¿No sería mejor que renuncie guardando coherencia con su actuación
anterior a la participación en este gobierno de derecha? El Presidente
Palacio, en cambio, desde la Cadena de Radio y Televisión mostró su interés en
la "mano dura", y afirmó que la paralización de actividades de las provincias de
Sucumbíos y Orellana, es una "cuartada que persigue objetivos políticos
oscuros'".
Tan oscuros como que se respete la ley y se declare la caducidad del contrato
del Estados ecuatoriano con Occidental respondieron los manifestantes en
Sucumbíos..
Palacio trató de poner pueblo contra pueblo enfatizando que el paro representaba
pérdidas que ponían en riesgo los pagos a maestros, trabajadores de la salud,
policías, militares, entre otros sectores y políticas sociales, en una actitud
nada distinta a la de quien acompañó como candidato a presidente. Afirmó además:
"esto es parte del plan diabólico que he denunciado y que ha sido largamente
organizado. Sus organizadores han contado con información vital, que sólo
manejan conocedores del área y no ciudadanos comunes". También amenazó que la
Ley prevé hasta penas de doce años contra quienes atenten contra los recursos
del país.
Parece que para el Presidente y algunos ministros se pueden permitir
movilizaciones si sirven para que ellos asuman puestos burocráticos, que no
dejan de ser temporales, pero no se puede protestar en contra de su política ni
de la Occidental.
Pero para algunos, el pedido de renuncia del ex Ministro de Defensa, General (r)
Solón Espinosa, dejó más clara la verdadera posición del Presidente de la
República. La sustitución de Espinosa por Oswaldo Jarrín generó reacciones de
rechazo.
La Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) del Ecuador, al conocer que
Palacio pidió la renuncia a Espinoza, por su presunta "debilidad para afrontar
el paro en Sucumbíos y Orellana", y designó a Jarrín, calificó de "pésima señal
del Presidente de la República" dicho nombramiento, por los antecedentes y las
posturas del citado oficial "en materia de seguridad, defensa y geopolítica,
evidenciadas en sus editoriales semanales en un diario nacional, y a que lidera
tanto la tendencia 'pro-norteamericana' y derechista entre altos oficiales en
retiro, cuanto la línea de 'mano dura' en la resolución de los conflictos".
La APDH aseguró que cuando Jarrín jefeaba el Consejo de Seguridad Nacional
(COSENA) en el año 2000, dos dirigentes del movimiento de Derechos Humanos le
anunciaron la creación del Grupo Civil de Monitoreo de los Impactos del Plan
Colombia en Ecuador, a lo que éste respondió "muy irritado por la información de
que grupos de la sociedad civil se organizaron para monitorear el Plan
Colombia", y concluyó la cita "espetándoles: la sociedad civil y los defensores
de derechos humanos no tienen que monitorear ni el Plan Colombia ni a los
militares, sino a los terroristas y subversivos".
El Coronel (r) Jorge Brito, reconocido estratega militar, denunció a Oswaldo
Jarrín, mientras jefeaba las tropas militares en el norte de la Amazonia
ecuatoriana, señalando que él era "artífice de la Estrategia de Líneas
Exteriores", mecanismo con el cual se preparó al país como "El Yunque" del
"Martillo" militar colombiano en el Plan Colombia.
En noviembre de 2004 la APDH cuestionó los pronunciamientos de Jarrín contrarios
a la postura latinoamericanista que sostuvieron los militares del continente en
la VI Conferencia Hemisférica de Ministros de Defensa realizada en la capital
ecuatoriana, donde derrotaron por 16 votos a 2 las posturas de Estados Unidos y
Colombia que pedían una "fuerza multinacional para Colombia" y "confeccionar una
lista de organizaciones terroristas en el continente". "El Presidente Palacio,
da al país y a la comunidad militar latinoamericanista una pésima señal,
demostrando que la línea dura se impondrá a partir de hoy en adelante y que su
derechización avanza rápidamente", concluyó la organización defensora de los
derechos humanos en un comunicado.
El gobierno de Alfredo Palacio es lo que fue desde un principio, no ha cambiado,
siempre fue de derecha, ahora solo está mostrando su verdadera cara para que los
ingenuos pierdan definitivamente sus ilusiones.