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Latinoamérica

Sara Méndez:
El terrorismo cambió mi vida del día a la noche

Alina Martínez C.
AIN

La Operación Cóndor como transnacional del terrorismo. Una uruguaya que sufrió en los 70 el horror de las torturas y la desaparición de su hijo, un bebé de apenas 20 días. Conmovedor relato que nos acerca al horror de la impunidad..
Sara Méndez es una mujer frágil, pero de tal fuerza y motivaciones que asombran. Su relato tan conmovedor parecía que la iba a romper en pedacitos, pero ella sigue adelante y aún hoy permanece en pie de lucha. .
Mas, quienes terminamos rotos somos los que la escuchamos contar su vida, esa que cambió del día a la noche en apenas unos minutos. Nunca más ha vuelto a ser la que era. Estoy segura..


¿Cuándo y dónde te detienen?.
En Montevideo, Uruguay, vivíamos mi esposo y yo, éramos luchadores políticos y yo también daba clases como maestra de primaria. Cuando ocurre el golpe en mi país en 1976 nos vamos como refugiados políticos a Argentina. .
Es allí, tras haber dado a luz a mi primer hijo, Simón, que me arrestan casi inmediatamente después del golpe, pues entre los primeros que sufrieron el horror de la cárcel clandestina y las torturas estuvieron los refugiados políticos. .
Horas antes del arresto intentamos cambiarle los nombres y apellidos al niño para que no lo vincularan con nosotros, después supe que no sirvió de nada. Mi esposo pudo huir y se fue a Europa..
Fui secuestrada en junio de 1976 y dada por desaparecida. Como tantos miles, mis familiares no podían hallarme y yo no sabía nada de ellos ni de mi niño, ni siquiera si estaba vivo, pues apenas tenía 21 días. .
La tortura fue lo más difícil en el tristemente célebre Centro del horror de Orletti, donde estuvimos todo el tiempo esposados y vendados para no ver a nadie. Era una cárcel conocida como "chupadero" o "pozo", un centro paramilitar..
Gracias a la gestión de la Agencia de Naciones Unidas para la atención a refugiados (ACNUR) me sacaron, aún con vida, de Orletti y me trasladaron a Uruguay, donde seguí desaparecida y se produce después una falsa aparición, tras cinco años de prisión..
Nadie encontraba ni sabía de Simón, nuestros amigos buscaban y no había evidencias. El único dato que yo podía aportar era que el niño era pelirrojo. .
Me convencí de que a lo mejor él permanecía en Argentina y allá me fui y me incorporé a las Abuelas de la Plaza de Mayo, donde me integré a un combate permanente y hallé el calor y la solidaridad necesarios. No me resignaba a parar la búsqueda..
¿Y tu salud?, ¿tu corazón?.
Me repuse bien físicamente. El mal mayor estaba y aún está en mi alma. Había oído y sentido muchas muertes y padecido el horror de la tortura, y sin saber nada de mis seres queridos..
Aún no se ha hecho justicia alguna con ninguno de esos represores, en Uruguay, Chile y Argentina, pero justicia no es venganza, y tenemos que exigir y denunciar y también tender redes entre los que luchamos contra la impunidad..
No podemos seguir dejando el tema de los derechos humanos en manos de Estados Unidos, el principal violador y el que trata de castigar a los demás pueblos achacándoles problemas en la aplicación de los derechos humanos..
¿Continuaste la búsqueda de Simón?.
Claro, no había un solo día sin combate. Me radiqué en Argentina para esa búsqueda, y nos pasó algo terrible, pues hallamos un caso de un niño con similares características, que nos mantuvo en vilo por 10 años, pues los padres y el joven no quisieron hacerse la prueba de sangre. .
Al final se la hicieron y no era mi Simón. Fue terrible para mi esposo y yo. Pero seguimos buscando, aunque debo decir que ni los gobiernos argentinos ni los uruguayos ayudaron nunca a esas búsquedas..
Hay más de 500 niños desaparecidos en Argentina, y hasta hoy sólo se han ubicado con sus familias biológicas encontradas unos 80. Yo misma trabajé mucho en esos comités de investigación y solidaridad. .
Y te digo que esos 10 años casi perdidos me gastaron mucho, pero en marzo del 2002 me llega una noticia, investigamos, estudiamos mucho el caso, vimos a los participantes y al joven, y sí era mi Simón..
Sé que es inenarrable, pero dime ?cómo fue ese reencuentro, cómo ha sido, cómo es?.
Hace tres años que conozco a mi hijo. Nuestro acercamiento ha sido muy difícil y doloroso. El tiene 26 años, ha sufrido mucho tras el reencuentro, el hombre que lo crió -que era uno de los represores- murió después, su verdadero padre también falleció de un infarto. .
El tuvo mucho debate con su "familia" y "hermanos", buscó en Internet sobre lo acontecido, se dio cuenta de lo engañado que vivía, nunca rompió totalmente con ellos, pero se fue de la casa. .
Hoy ya está casado con una muchacha muy buena, cuando voy a Buenos Aires me tiene un lugar para que me quede, y es curioso, al propio tiempo le dice a la familia que lo crió que no vaya en esos días. El no soporta ese encuentro..
Se trata con un siquiatra y eso quiere decir que realmente le ha sido muy duro..
Soy feliz por encontrarlo, pero tenemos secuelas para toda la vida. Te digo que mi vida cambió del día a la noche con la Operación Cóndor y te digo más, sigo ligada en Uruguay a los grupos de búsqueda de desaparecidos y trabajo en la secretaría de derechos humanos de la Central de Trabajadores Uruguayos..
Se están haciendo juicios a través de leyes internacionales, que consideran las desapariciones como delitos permanentes..
¿Cómo calificarías el Encuentro internacional contra el terrorismo, por la verdad y la justicia, que se celebra en La Habana?.
Los represores, los que concibieron diabólicamente esa operación no han pagado sus crímenes y eso me da fuerzas para seguir el combate. En Cuba hemos dado otro paso en ese combate, tenemos que unirnos y reclamar esa justicia tan ansiada, para que no se repita, para que no se repita.