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Latinoamérica

La debilidad de Mesa y sus contradicciones son cada vez mayores

Decadencia del poder y búsqueda de alternativas

 Se acabó la dictadura del discurso y el absolutismo de las "encuestas" en las que tanto confiaba el aún autista Presidente Mesa. La interpelación étnico-estructural y de clases ha tocado (casi) el fondo de los cuestionamientos que llevan más de 200 años en lo que fue la colonia española (hoy Bolivia). Pero no se ven aún salidas a la vista…

El Alto y Santa Cruz, (SDI)
Bolpress

Ya no le quedan argumentos al poder político económico y de clase en Bolivia. Su debilidad es cada vez mayor y sus contradicciones aparecen con mayor evidencia día que pasa. El bloqueo de caminos y las otras medidas, incluida la psicosis social que se trasladó a Santa Cruz está ejecutada esencialmente por los relegados del poder.
Indígenas, campesinos y "colonizadores" (los tres estratos postergados dentro de la estructural social) son los protagonistas de la protesta, más allá de discursos desgastados de dirigentes sindicales o de calculadores líderes políticos, cuya visión apenas sobrepasa su nariz. Pero a esas medidas de presión se suman, muy lentamente, ciudadanos de clases medias, cuyo pánico ante el desbastecimiento y cuya bronca ante la rabia indígena cede a espacios de comprensión.
Los pedidos de los renegados pobladores rurales son: Nacionalizar los ricos yacimientos hidrocarburíferos y la convocatoria a una Asamblea Constituyente para "refundar" este país, plagado de deficientes administraciones (desde su fundación). No hay dudas, el Parlamento fracasó así como el "gobierno de transición histórica" que Mesa instauró en octubre de 2003.
Y el fracaso de los poderes formales arrastra al fracaso de la élite político-económica que se siente como un pez que aletea antes de ahogarse porque fue sacado del agua. Ese poder está compuesto por empresarios como Johnny Nogales que en un tiempo son dirigentes empresariales y en otro funcionarios gubernamentales. También están ahí ex "dirigentes cívicos" como el tarijeño Mario Cosío (aún presidente de la Cámara de Diputados) que utilizó la dirigencia cívica para luego mostrarse como lo que es: acérrimo gonista.
En todo caso, Mesa solo fue uno más e intentó convencernos  -caramelo mediático y herramienta encuestadora mediante-  que era posible cambiar los hábitos maliciosos de los militantes de la tradición política (MNR, MIR, UCS, ADN, etc, etc). Así le fue. Por lo demás, son patéticos sus discursos del martes 31 de mayo, cuando apeló a las FFAA a las que volvió a enfrentar con los policías, en otra muestra de ingenuidad política.

Posible salida formal

La salida a la crisis estatal de fondo que vive Bolivia tiene varias aristas. En lo formal se perfila una "cadena de renuncias" que van desde Mesa hasta el presidente de la Corte Suprema (Eduardo Rodríguez) pasando por Hormando Vaca Diez y el propio Cosío. Y es que el la élite del poder boliviano (las cabezas de los tres poderes estatales y la Iglesia) discuten en Santa Cruz la forma de resolver esta crisis, sin tomar en cuenta el pedido fundamental de los "alzados": Nacionalización del gas y petróleo.
La televisión y todos los medios de comunicación, cruceños y de otras regiones han convertido a la residencia del Cardenal Julio Terrazas (última tabla de salvación del poder) en escenario de un show mediático con especulaciones de toda laya, aunque en medio está el temor de empresarios y ciudadanos cruceños que vieron cómo el grupo armado del Comité Pro Santa Cruz, hizo gala de sus dotes de matonaje hacia indígenas y campesinos cruceños.
Se prevé entonces, una salida electoral que lleve a los bolivianos otra vez a las urnas, cuando en dos años ya asistimos a dos elecciones solo en 2004: Referéndum y comicios municipales.
Pero la solución real parece estar por otro lado. Primero creo que esas personas (esos semi ciudadanos) debieran comenzar a ejercer ciudadanía, lo que implica varias tareas intra y extra. Segundo, debiera pasarse al empoderamiento ciudadano a partir de esos tres sectores relegados (indígenas, campesinos y colonizadores). Tercero, es imprescindible que los dirigentes sociales, sindicales y hasta políticos (no aquellos de la tradición) dejen de lado sus mezquindades y vean más allá de la nariz.
Es urgente entonces, reactivar y acelerar los procesos que llevaban adelante el "Bloque Oriente" (indígenas, campesinos, asalariados del campo, "Bartolinas cruceñas", "sin tierra" y otros) así como incrementar las acciones de incidencia política del "Pacto de Unidad" e inmiscuir en este proceso a la CIDOB cuyos dirigentes, de manera extraña forman parte del Comité Pro autonómico que impulsa el Comité Pro Santa Cruz y las élites político-empresariales que cubren el centro y hasta el segundo anillo de la capital cruceña. Porque no es el mismo el pensamiento de villas como Primero de Mayo o el Plan 3.000, en esa misma ciudad.
Por lo tanto, si tenemos elecciones, queda una tarea  -en oriente y occidente-  de concientización y capacitación "hormiga", probablemente muy sacrificada pero que parece ser la única forma de revertir desigualdades estructurales, por medio de la ascensión hacia el poder, sea por medio de la Asamblea Constituyente (como requisito) o la directa toma del poder.