Latinoamérica
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República Dominicana: ¿Cómo superar el retraso?
Narciso Isa Conde
El modelo neoliberal vigente y la corrupción imperante, sus
sustentadores y beneficiarios aquí y en el exterior, deben ser el centro de
ataque de las fuerzas alternativas, partiendo de los males y perjuicios que
acarrea al pueblo sencillo, a sus sectores medios, a los empresarios
nacionales, a las fuerzas productivas, a los valores patrios, a la cultura
nacional, a la educación y a la salud de la mayoría, a la calidad de vida de
una gran parte de la sociedad.
Los principales ejes de un programa alternativo, que sea a su vez movilizador
de todos los actores sociales, deben ser las demandas relacionadas con:
* La justa distribución de las riquezas ya creadas y del ingreso nacional.
* La autodeterminación del pueblo y la soberanía de la nación.
* El fin de la impunidad de los asesinatos y robos de Estado y la recuperación
de los recursos sustraídos.
* La democracia participativa, protagonizada por el pueblo.
* La igualdad de derechos entre el género femenino y el masculino, la
superación del machismo y de la dominación patriarcal.
* La educación y la salud gratuitas.
* El respaldo a la producción en detrimento de la especulación.
* La recuperación para beneficio social de las áreas privatizadas y
extranjerizada.
* Libertad de creación y el respeto a la diversidad cultural.
* La superación del modelo neoliberal y la construcción de un modelo
solidario.
La puesta en marcha de un programa de esa naturaleza requiere de un proceso de
lucha que conduzca al desplazamiento del gobierno y del poder de las fuerzas
políticas y sociales que han administrado el modelo neoliberal. ¡La salida de
todos los que han gobernado!
Pero eso a su vez necesita de la construcción de una fuerza alternativa capaz
de crear poder, desarrollar poder, disputar poder estatal y tomarlo.
Esa fuerza debe ser social, política, cultural y militar a la vez. Y debe
forjarse en las luchas cotidianas.
En nuestro caso - como en el de los países con condiciones similares - se
trata de una gran diversidad social, de un amplísimo abanico a movilizar,
coordinar y politizar.
Esto exige de un enorme esfuerzo educativo, organizativo y propagandístico,
que no se está haciendo.
Ese referente no puede crearse al margen de un enorme esfuerzo de unidad y de
lucha, de coordinación de la diversidad; dada la gran dispersión reinante en
las izquierdas, las fuerzas políticas progresistas, los sin partido, los
movimientos sociales de avanzada.
Las organizaciones políticas antineoliberales existentes no son referentes
políticos de los sujetos sociales potencialmente alternativos, menos aún del
pueblo.
Hay que construir un movimiento político social unitario, que agrupe las
estructuras políticas de izquierda existentes, los revolucionarios sin
partido, las organizaciones populares, los movimientos sociales avanzados, las
corrientes religiosas progresistas, las tendencias y elementos progresistas de
los partidos tradicionales en crisis, los militares constitucionalistas que no
han claudicado, los militares honestos puestos en retiro, los intelectuales
comprometidos con las causas justas, los artistas, científicos y deportistas
dispuestos a cambiar para bien esta realidad.
Y esa unidad debe ir mas allá del amplio espacio de lo civil para ir al
encuentro con los militares activos, democráticos, revolucionarios y
progresistas, estimulando el avance de su conciencia política a tono con lo
que pasa en la sociedad.
En forma muy original, el frente o movimiento unitario político y social debe
procurar convertirse en un frente cívico - militar alternativo.
Debemos pensar en un movimiento unitario duartiano, caamañista, luperoniano y
catorcista.
Y ese gran y trascendente proyecto tendría más capacidad de acumulación si la
audacia oportuna sale a escena.
Caamaño fue precisamente un producto de ese tipo de actitud y acción. Chávez
también.
Ciencia y razón deben ir de la mano del mito revolucionario, de la mística y
la pasión transformadora, para que la nueva revolución sea posible, como lo es
actualmente en Venezuela.
El otro Abril, el nuevo Abril victorioso.