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Latinoamérica


 

Ecuador: Se desvanece otro baluarte neoliberal

Hedelberto López Blanch
Rebelión

La caída del gobierno del presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez demostró nuevamente lo errado que ha resultado para Latinoamérica aplicar políticas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) con la anuencia de Estados Unidos.
El 18 de febrero del 2005, a solo dos meses para la expulsión de Gutiérrez por el pueblo quiteño, el presidente del FMI, Rodrigo Rato había realizado una visita a Ecuador.
Pese a los graves problemas económicos que corroían a esa nación, el representante de la organización financiera internacional exigió que se acordarán más reformas en el sector petrolero, energético y de seguridad social para facilitar la inversión de capitales privados.
Rato, que como ada madrina viaja por las naciones en desarrollo ofreciendo sus recetas neoliberales y de libre comercio, propuso amplias transformaciones estructurales en el sector público, la reducción del gasto social, la eliminación de los subsidios y la apertura del sector petrolero y energético al capital privado.
En el plano económico, Gutiérrez desplegó un manejo fiscal muy austero al recortar varios presupuestos sociales. En educación pasó de 638 millones de dólares en el 2003 a 464 millones en el 2004, lo cual provocó que miles de niños no accedan a las aulas; en salud, de 323 a 211 millones de dólares en el mismo período (se incrementaron las huelgas en el sector); para el desarrollo agropecuario la cifra de 151 millones se bajó a 71 millones de dólares con la consecuente recesión agrícola.
Sin embargo, el destituido presidente hizo lo imposible por cumplir con la deuda pública y externa (punto exigido por el FMI) a la que dedicó el pasado año 3 795 millones de dólares, un incremento del 60 % en relación con el 2003.
Para el 2005 se había previsto destinar el 40 % del presupuesto al pago de la deuda externa que alcanza 16 000 millones de dólares.
Ecuador tiene una de las deudas más caras de la región pues gran parte del débito externo tiene tasas de interés de 12 % (bonos globales 2012 que reemplazaron a los bonos Brady) por lo que el servicio o pago del mismo es oneroso para el país al restarle recursos para los sectores sociales.
La crisis económica actual no fue mayor debido a la bonanza recibida por los precios del petróleo, a pesar de que la mayoría de los ingresos van a parar a las empresas transnacionales que lo explotan y que reciben beneficios de hasta un 80 % de las ganancias como es el caso de la española Repsol. También ayudaron las remesas enviadas por los ecuatorianos en el exterior, que ascendieron en el ultimo año a más de 1 500 millones de dólares.
Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) asegura que Ecuador es un país con desarrollo humano bajo y ocupa el lugar 94 entre 173 naciones.
Según el PNUD, el crecimiento de la pobreza se encuentra íntimamente relacionado con el aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso pues el 20 % de la población ecuatoriana más pudiente absorbe el 60 %.
Mientras tanto, el 25 % de las personas más desposeídas solo recibe alrededor del 4 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Los organismos internacionales señalan que en Ecuador, un país que exporta petróleo, banano, camarón, cacao y café, entre el 66 % y el 82 % de sus 12 millones 400 000 habitantes, viven en la pobreza.
La dolarización del país decretada en el 2000 (desapareció el sucre) en un principio ayudó a incrementar el PIB el que alcanzó el pasado año un 5,8%, pero las necesidades de la población continuaron en ascenso y el país se hizo más dependiente de la moneda estadounidense.
El nuevo presidente designado, Alfredo Palacios, tendrá que luchar contra muchos males en esa sociedad como son los servicios de salud al que solo tiene acceso cerca de la mitad de la población, mientras que el 60 % carece de drenaje en sus viviendas y el 45 % no dispone de agua potable.
El gasto de salud por habitantes en un año se ubica en solo 20 dólares, considerado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) como uno de los más bajos del continente.
El índice de desempleo y subempleo, alcanzan unidos, la astronómica cifra del 46 % de la población económicamente activa y por lo tanto se hace necesario crear nuevas fuentes de trabajo.
Estos problemas creados por el neoliberalismo y el libre comercio impuestos a los países pobres del continente han perseguido como un fantasma a los gobiernos ecuatorianos en los últimos años y han motivado la caída de tres presidentes.
Gutiérrez fue cavando su propia tumba: no cumplió las promesas de ayudar a paliar el hambre y la miseria del pueblo que lo llevó al poder en enero del 2002; se alió a Estados Unidos y le entregó terrenos para bases de operaciones militares y de inteligencia; se convirtió en un discípulo aventajado del FMI; apoyaba la creación del Tratado de Libre Comercio y por último destituyó a la Corte Suprema para permitir la entrada al país del expresidente Abdala Bucaram, también removido antes de concluir su mandato.
En definitiva fueron muchos sus desatinos pero el principal de todos fue el de continuar las recetas fondomonetaristas en detrimento del pueblo las que ya han sido rechazadas en este continente países como Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela.