Latinoamérica
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Eduardo Ibarra Aguirre
Una estrategia muy bien calculada encierra el nombre y logotipo de esta presunta asociación civil que, según testimonios reporteriles, no aparece en registro de oficina pública alguna y sólo es una mampara de la Secretaría de Gobernación. Y el 'No pasa nada' es su corolario, en el cierre y la víspera de la consumación del desafuero de Andrés Manuel López Obrador.
Aclaro, amable lector, que redacto estas líneas antes del mediodía de ayer, cuando apenas comienza la sesión del jurado de procedencia en que se erigió la Cámara de Diputados para quitarle el fuero al jefe de Gobierno capitalino. Lo doy por un hecho porque el no pasa nada y el no pasará nada, caló muy hondo en Vicente Fox Quesada y Marta Sahagún Jiménez, la anticonstitucional pareja presidencial, nugatoria del más elemental Estado de derecho; Santiago Creel Miranda y Rafael Marcial Macedo de la Concha como ejecutantes; Roberto Madrazo Pintado, Emilio Chuayfett Chémor y Manlio Fabio Beltrones como aliados.
Se resisten estos señores a leer desprejuiciadamente las señales evidentes que ya están frente a ellos: volatilidad en la Bolsa Mexicana de Valores, pérdidas en el valor del peso, incremento en las tasas de los Cetes y retraimiento de las inversiones. Y con los intereses de los 39 dueños de la economía y las finanzas, nativos de México, saben muy bien que no se juega.
Como aparentan importarles un bledo lo que opinemos los mexicanos sobre el desafuero --51 por ciento en contra en el país y 80 por ciento en el Distrito Federal--, así como los altos costos sociales y políticos que pagó la nación en los últimos 11 meses, sería deseable que los enfermizos prejuicios que Fox y Sahagún tienen a los diarios mexicanos hasta el punto de no leerlos, no los hagan extensivos a The New York Times y The Washington Post.
'Dejen que los votantes decidan', sugiere el Times; mientras que el Post pronostica que 'sería un desastre para el sistema político de México y tal vez para su estabilidad a largo plazo'. Y si a ello añaden Sahagún y Fox, quizá sea el orden correcto, los juicios de las firmas financieras y de correduría Credit Suisse First -'riesgo alto e inútil'--, Merrill Linch -'esperamos que la popularidad del mandatario capitalino se incremente en el corto plazo'--, entonces podrían comprender que San Cristóbal y las cabañitas no reflejan al México real, en el que vivimos, gozamos y padecemos la mayoría de los habitantes.
Pero es inocultable la inseguridad foxista, con todo y la lamentable larga agonía y fallecimiento de Karol Wojtyla, capitalizados por Marta y Vicente a la vieja usanza politiquera y apoyándose en la voracidad mercantil y vocación lacrimógena del duopolio televisivo, el mismo que tiene desaforada la iniciativa de ley original para reformar la Ley Federal de Radio y Televisión, al decir del senador Javier Corral Jurado.
Nada tiene de casual que la controvertida y costosísima -para nuestros bolsillos-- pareja presidencial haya partido a Roma literalmente corriendo. Pretenden ocultar lo que todo México conoce: su decisivo protagonismo en el desafuero de López Obrador.