Latinoamérica
|
Víctor Manuel Barceló
'Moral y luces son nuestras primeras necesidades.'
Simón Bolívar
La lectura de notas aparecidas en la prensa anglosajona -el inglés, Financial Times, y el Washington Post, New York Times- y en diarios europeos y sudamericanos, que critican, con acritud el desafuero del Jefe de Gobierno del D. F. preocupan, por las apreciaciones respecto a la construcción de la nueva democracia en el país, llevándonos a hacer algunas reflexiones sobre ella.
La democracia es sustancialmente, competencia de ideas sobre iniciativas de política. El debate que implica, requiere de investigar, documentar, impugnar o apoyar, siempre de contraer compromisos. Por encima de lo cotidiano, está el compromiso social por la nación, en que caben y deben estar, todas las tendencias existentes, para que, sus puntos de vista, por muy diferentes que sean, siempre tiendan al mismo fin del bienestar colectivo.
Cuando los integrantes de un cuerpo colegiado del más alto nivel son -en su mayoría- gente ocupada en afirmar su rol social, individual o de grupo, ¿qué caso tiene discutir asuntos que conciernen al Estado, cuando sus proponentes validan el desmantelamiento del mismo en los hechos?. Es probable que consideremos cosas distintas por 'Estado'. El que se reduce a la forma constitucional, al equilibrio de poderes. Idea de texto escolar, de teoría del estado, aderezada con experiencias mediterráneas, caucásicas y hasta del Cono Sur, mal digeridas y poco argumentadas.
Lo esencial del Estado no es el estado de derecho -menos cuando es vulnerado constantemente- ni la división de poderes -que a veces entra en contradicción, otras en contubernio- ni el monopolio de la fuerza. Lo verdaderamente importante del estado, es preservar la cohesión social, si esta existe; o provocarla por todos los medios, si está afectada.
Por ello, para que una sociedad esté cohesionada requiere de la participación, in cuestionada y amplia, de todas las tendencias que la conforman, en las promociones y acciones de gobierno. Aún cuando esté superada la connotación de derecha, izquierda y centro, en las posturas políticas, frente al gobierno constituido y vigente, la tendencia, manipulada o negociada, para excluir a cualesquiera de ellas, actúa contra la paz social y altera el elemento de la cohesión social, el más sensible en la conformación de una democracia.
Esto es lo delicado de la obsesión del poder federal por excluir de la lucha, por la Presidencia en el 2006, a la izquierda mexicana. No hay ave, ni nave que pueda surcar lo que nos viene, en la vida interna y de relación internacional, sin una de sus alas, menos aún cuando es la que ha mostrado visión y objetividad, por los que más requieren de apoyo, para salir de la miseria en que les ha hundido la política del neoliberalismo aberrante y, junto a otras fuerzas de centro izquierda, es valladar a la enajenación de nuestro recursos naturales.
Si la democracia se sustenta en la confrontación, ante las urnas, de posiciones encontradas, para que la sociedad, el pueblo todo, defina sus intereses, que al serlo, son los de la nación en su conjunto, esperemos esa sanción y no provoquemos escisiones, que a la corta o larga, nos lleven al resquebrajamiento o polarización social, tan delicados y peligrosos, como ya lo han sido en otros momentos de nuestra historia nacional.