Latinoamérica
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Analisis de la organizacion Clase contra clase
Nicolás Miranda
Clase contra clase
Las campañas electorales de la Concertación y la derecha siguen su curso. Como siempre, la derecha se saca los ojos entre sí. Comenzar la campaña ahora (Sergio Diez) o en agosto (Francisco de la Maza); con los partidos activamente (Jovino Novoa) o más por abajo, culpándolos de todos los males (Allamand), en una táctica ya gastada. Aquí Lavin, como siempre, y poco hábilmente, dice sin los partidos y en su Comité de los 13 están todos los viejos pinochetistas de las planas mayores de la UDI y RN, más algunos retoños de pinochetistas, liberales en días de democracia para ricos. Con competencia total o con competencia inteligente, al interior del pacto para las parlamentarias. La Concertación, da muestra de discreta civilidad, y no parece terminar de quedar claro si lo de Lagos son realmente condoros, son declaraciones acordadas con la DC para permitirle negociar mejor con el bloque PS- PPD, son gustitos de los últimos meses del gobernante, o qué. Tratemos de verlo. Tal vez la clave esté fuera de la propia Concertación.
Porque si unimos el hecho de la sostenida caída de Lavin en las encuestas (que seguramente en parte remontará con los meses, como "vaticinan" los agudísimos analistas de la derecha), con el exceso desmedido y desproporcionado de la tirria que la UDI tiene con Sebastián Piñera, elevándolo hasta un protagonismo inusitado, podremos tal vez encontrar al menos una de las claves que nos permitan desenredar la madeja. El punto, creemos, es que, más allá de las diferencias ideológicas entre los cavernícolas UDI y los liberales a lo Sebastián Piñera (en otra ocasión estás paginas hablarán de este liberalismo tan exaltado), el exceso de protagonismo de Sebastián Piñera responde a una expresión más de la crisis de la derecha. Desde las páginas de este periódico, cuando intelectuales centroizquierdistas y escritores a sueldo se derretían ante la supuesta estatura de estadista Longueira, se hablaba del avance arrollador de la UDI, etc, señalamos que este auge de la derecha se trataba fundamentalmente de un fenómeno electoral. Es así que, ante la crisis electoral que cobró forma en las municipales de octubre del 2004, se terminó de manifestar claramente esta realidad y entraron en la pendiente. ¿Quiere decir que está 100% descartado que gane la derecha? No. Como fenómeno electoral puede recuperarse, y no depende sólo de sí misma sino de la Concertación también, es claro. Pero lo cierto es que se trata de un fenómeno electoral, sin raíces entre el pueblo trabajador de Chile. Sumándole que la burguesía reconoce como conglomerado suyo también a la Concertación, deja relativamente en el aire a la derecha. Esta razón es lo que lo hace tan inestable. Y así, los intereses colectivos de una organización o un pacto de organizaciones se disuelve en disputas personales, exceso de protagonismos, etc. Podría haber un factor más, que un periodista señaló más pragmáticamente, pero que tiene que ver con una característica de auténticos burgueses metidos en política: la autonomía financiera que los hace creerse dueños del mundo, y así como humillan al trabajador con toda la impunidad patronal de la que están revestidos por ahora, impunemente se pueden mover también entre sus pares, más políticos profesionales de la burguesía que burgueses metidos en la política.
Y aquí podemos volver a la Concertación. Si es correcto que este exceso de protagonismo de Piñera (alimentado no sólo por él sino también por sus aliados/ adversarios de la UDI) se debe a una crisis profunda de la derecha por tratarse esencialmente de un fenómeno electoral sin raíces entre el pueblo trabajador, causa profunda ahora agudizada coyunturalmente por el declive en las encuestas, creemos que la disputa dentro del régimen de la democracia para ricos entre la derecha y la izquierda domesticada, entre el autoritarismo y la democracia, entre valores conservadores y represivos y valores más "liberales", etc, se está comenzando a trasladar al interior de la Concertación, entre el bloque PS- PPD y la DC (aunque, en forma aparentemente paradójica, con un programa quizá más ubicado a izquierda que el de sus propios aliados/ adversarios). Igualmente aún mantienen la unidad asignada por la burguesía para dirigir el país según sus intereses, presentándose como "amigos del pueblo" como condición de la estabilidad de la dominación patronal (lo que llaman gobernabilidad). Pero puede estar preparándose su ruptura futura. No vendría, en todo caso, sólo de sus diferencias internas. Sino, de los embates del pueblo trabajador. La política de nuevos y mayores ataques, como ya se vienen anunciando en estos días, sobre la necesidad de retomar la discusión para su implementación de la esclavizante flexibilidad laboral, en la que acuerdan (con diferencias en las formas y los ritmos de implementación) en la Concertación y en la derecha, todos los candidatos, empuja a una creciente y cada vez más activa respuesta por parte del pueblo trabajador. Esto obligará a reposicionarse a todas los partidos patronales, comenzando a terminar con el escenario político de los últimos 15 o 20 años.