'Echa a andar otra vez este barco varado, marinero.'
León Felipe.
Han bastado apenas cuatro o cinco acciones del nuevo gobierno para que el país
empezara a salir de su atonía cívica.
Decisiones y gestos lo suficientemente claros como para que muchos hombres y
mujeres empiecen a sentir que no son plantas sino ciudadanos de una patria que
los requiere. Y los convoca para que estén informados, con opinión, críticos,
activos y solidarios y capaces de controlar democráticamente la acción de
gobierno.
Un rumbo a favor del pueblo
La reafirmación del poder civil frente a rumores de malestar militar por la
autorización del ingreso de los forenses a las Unidades Militares, denunciadas
como posibles cementerios clandestinos.
Se trata de un acto, casi obvio, de reajuste institucional, consistente en la
reposición de la órbita militar a su condición de aparato subordinado a las
instituciones civiles
Institución militar que, desde la dictadura, ha gozado, para mal sus cuerpos y
de la sociedad uruguaya, de un peso y de una autonomía que está reñida con la
Constitución, con la tradición del país y la concepción artiguista de la función
de las fuerzas armadas.
La rescisión del contrato con la empresa que ha venido lucrando e incumpliendo
con los contratos para la construcción del Puente sobre el Santa Lucía y la
puesta en conocimiento público de algunas las maniobras graves cometidas contra
el patrimonio nacional, el envío al Parlamento de un proyecto de ley que otorga
a los uruguayos del exterior la posibilidad de votar y el anuncio de la
convocatoria de los Consejos de Salarios, también van en el mismo sentido.
Por ahora son actos que expresan la voluntad del gobierno. Apenas unos papeles
escritos. Los efectos sobre la sociedad no serán de un día para otro. Pero
llegarán con la fuerza de leyes legítimas y allí estarán los funcionarios para
hacerlas cumplir en serio, en beneficio de los que demandan justicia. Y allí
estará también un pueblo con la conciencia de sus derechos recobrada para
exigir, desde sus organizaciones, que se cumplan las leyes sociales y funcionen
adecuadamente las instituciones encargadas de velar por el bienestar, la
dignidad y la cultura del pueblo.
Lo que solíamos llamar estrategia.
Creo, y así lo intento, que debemos adelantar reflexiones que se propongan
avanzar en materia de previsiones. Lo que en otro tiempo se llamaban
'reflexiones estratégicas'
Hacia dónde vamos, cómo, desde ahora, damos los pasos que nos permitan superar
escollos que se insinúan y que desde ya sabemos que pueden constituirse, a
mediano plazo, en obstáculos para el cumplimiento de nuestro programa. El pasaje
del P. Nacional a la oposición, por ejemplo.
Hacia otra integración latinoamericana y solidaria
Veamos esta perspectiva estratégica en dos campos. Como se ha dicho, no creo en
la existencia de una armonía universal que permita la existencia de auténtica
cooperación entre los gobiernos de los países imperialistas, como los EEUU y
países como los nuestros.
Los pasos dados por el nuevo gobierno en sus primeras decisiones en materia
diplomática han sido contundentes: acuerdos con Chávez y Kirchner,
estrechamiento de las relaciones económicas con el gobierno de Lula, la ansiada
reanudación de las relaciones con Cuba.
Los acuerdos consignados tienen una especial significación favorable para los
países signatarios y se alejan de las concepciones imperantes, teñidas por la
imposición de las naciones más fuertes o por el absurdo 'egoísmo nacional o
corporativista' que neutraliza a menudo avances verdaderos en la integración
regional como ha sucedido con el MERCOSUR.
Tabaré con Kirchner contra la Shell
Una concepción latinoamericanista de la integración fue reafirmada en la
decisión, difundida ayer domingo, del presidente Vázquez de ordenar a Sol
Petróleo, empresa subsidiaria de Ancap, que no aumente los precios de la nafta
en Argentina y no se sume a las actitudes de la poderosa y arrogante
trasnacional SHELL, que actúan contra los intereses del pueblo y el gobierno
argentino.
La fraternización con el presidente Chávez y los acuerdos suscritos, la
hospitalidad brindada a los diplomáticos cubanos en la reinstalación de los
vínculos históricos que unen a los dos pueblos, todas esas actitudes dignas y
soberanas ¿serán del agrado de la gran potencia?
¿Serán vistas con deleite por la turba de delincuentes encumbrados en el poder
en los Estados Unidos?
O más bien ¿estas actitudes honorables y latinoamericanistas de nuestro gobierno
nos pondrán en la honrosa pero árida lista de los estados poco amigos de la
actual administración?
¿Seremos, a partir de ahí, objeto de mayores presiones por parte de la gran
potencia?
Siendo esto altamente probable ¿cómo preparamos a la opinión y a la conciencia
de nuestro pueblo para enfrentar con dignidad esas presiones?
Las resistencias internas a los cambios de signo popular
A un razonamiento similar acudo para analizar aspectos de las tareas que el
gobierno se propone en el plano interno.
La idea, más que justa, 'que pague más el que tiene más' no es la primera vez
que la izquierda la levanta como camino para revertir la muy injusta
distribución de las cargas impositivas en el país.
¿Qué destino tuvo esa inflexión durante el gobierno de Vázquez en la Intendencia
de Montevideo?
Como se recordará, la actualización del Catastro, emprendida desde la IMM, se
proponía ajustar el valor de la propiedad inmobiliaria, valor que se encontraba
congelado desde hacía decenios.
Se trataba, apenas, de estimar el valor real de construcciones, edificadas en
terrenos que hace 30 o 40 años tenían una tasación muy baja y que ahora se
habían valorizado en forma significativa.
La campaña contra el nuevo catastro por parte de los propietarios de las
construcciones más costosas fue intensa y, con el apoyo de los Partidos
Tradicionales, el proyecto fue impugnado ante el Poder Legislativo (¡con mil
firmas!) y la decisión naufragó.
¿El aumento del valor imponible era desmesurado? ¿Significaba una exacción
injusta, que lanzaría a los pobladores de los barrios residenciales a la miseria
o la estrechez?
No. La actualización catastral, que en dinero, representaba chirolas, fue
resistida por que fue vivida como un mal ejemplo y una humillación.
Los ricos y la cuestión de los impuestos
Las clases adineradas en esta región de exageradas desigualdades
tercermundistas, suelen llamarse unos a otros de 'pudientes'. Ellos pueden.
En los años 30, al viajar a Europa, podían cargarse una vaca en un trasatlántico
para poder tomar leche fresca durante el viaje. Hoy pueden vivir como en Mónaco,
comprar autos hechos a su medida, modelos únicos de cientos de miles de dólares.
Y exhibir todos los demás signos de su opulencia.
Son, entendámonos, pudientes.
Su riqueza es poder. Y ese poder conlleva un valor simbólico que ellos pretenden
que sea intocable.
Una parte del odio que Tabaré concita en los trogloditas de las clases
poseedoras nativas nace, más que de los pocos pesos que significan aquellos
aumentos impositivos, de la 'insolencia igualitarista', de la 'imprudencia
plebeya' del gobierno de Montevideo de 'mancillar' el poder simbólico de la
clase pudiente.
Por definición el tributo se 'impone'.
¿Cómo a alguien se le ocurre imponerle algo, por justo que sea, a un
'pudiente'.?
Gran parte del poder del pudiente nace del no-tener del no-pudiente. Ecuación
tan sencilla como intolerable en una democracia, que se precia de ser 'el poder
del pueblo'.
Es su primitivismo, las clases poseedoras del capitalismo buitre no han
terminado de entender que en los gastos de la comunidad todos tienen que
participar y los que tienen más deben aportar más, concepto que desde Brasil a
Suecia y desde Francia a los Estados Unidos ya han aceptado la mayor parte de
las burguesías del mundo.
¿Qué actitud asumiremos los frenteamplistas cuando, como en los 90, las clases
pudientes no quieran aportar no ya la viga sino ni siquiera un pellizco de sus
cuantiosas fortunas?
¿No habrá llegado la hora de que los plumíferos que nos ocupamos de estas cosas
comprometamos unas opiniones pensadas sobre el futuro de nuestro proceso de
cambios populares?