Internacional
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La brutalidad de la complicidad
César Samudio(*)
żEl mundo condena, como dicen los voceros del poder mediático, la brutalidad de los ataques terroristas? Cuando se usan categorías conceptuales como "el mundo" o "brutalidad de terrorista", żno es justo que nos preguntemos de qué planeta vienen los terroristas y, connaturalmente, si los únicos "brutos" que hay en este mundo son quienes, sin ningún motivo, como se dice, inmolan vidas inmolándose ellos mismos? Si el terrorismo es un delito, żno es lógico que nos preguntemos si por omisión hay otras personas, distintas a los autores materiales, que igualmente resulten responsables del auge de este delito internacional?
Ninguna conducta es espontánea; toda acción tiene su reacción. Se califica estos ataques de injustificados y terroristas; se vende la idea de que éstos son obra exclusiva de fanáticos que disfrutan volar por los aires convertidos en carne molida; que nadie tiene culpa por lo que sucede en Iraq, Afganistán, Palestina o en cualquier otro lugar remoto de este medio planeta (antes, siempre bajo esta concepción etnocentrista, el mundo se dividía en "the West and the rest"; ahora, en plena globalización, esta constricción de la civilización equivale a "America [USA] and the rest".
Cuán estúpidos son o quieren que los creamos los hombres blancos (blanco aquí significa occidental; la estupidez es un patrimonio común de la humanidad). Todavía hay "humanos" que por acción u omisión siguen combatiendo, de bando y bando, para que sólo haya en este mundo un sistema político (democracia), un dios (Jehová), una fe verdadera (cristianismo), un pensamiento único (el utilitarismo), una ideología (el dinero) y una categoría de ciudadanos: actores o cómplices de estas guerras criminales que desde la más remota antigüedad, con cualquier pretexto, han librado y siguen librando los gobernantes de las naciones poderosas en detrimento las débiles para despojarlas de sus riquezas.
Son millones de seres "inocentes de occidente" que a cambio de una vida confortable, de excesos consumistas, se tornan cómplices o combatientes omisivos del terrorismo —en todas sus formas— al que supuestamente reprueban (con adjetivos de todo calibre) porque no entienden o no quieren entender que estas adjetivaciones/descalificaciones tienen como único propósito legitimar las políticas erráticas de los "pueblos escogidos" en su incesante afán de subyugar a otros pueblos (descogidos, bárbaros, comunistas, terroristas).
El género humano está virtualmente embrutecido; aplica criterios distintos a hechos iguales; califica como inaceptables las mismas conductas que él propicia; sobredimensiona (por razones de raza, religión o status económico) el valor de una vida humana en relación con otras vidas, también humanas; eleva sus mitos religiosos al rango de fe verdadera, mientras que estos mismos mitos, cuando son ajenos, los califica de herejía, idolatría, fanatismo, comunismo, fundamentalismo y con otros motes etnocéntricos.
Un día de terror en Nueva York, Londres, Madrid, El Cairo, Bali o en cualquier otra región del mundo será siempre de un acto trágico, lamentable, que no injustificable, porque como consecuencia de estas acciones violentas siempre mueren o resultan heridas (físicas o emocionalmente) personas inocentes. Pero "el mundo" únicamente condena estos actos violentos cuando los mismos ocurren en esta mitad del planeta donde habitan los seres humanos que, según estas mentalidades retrógradas y etnocéntricas, son los únicos capaces de sentir dolor, miedo, angustia, zozobra, fantasías y amor por la vida.
Así, por ejemplo, todos los muertos y heridos de la violencia en occidente son contados; los daños cuantificados; los sufrimientos recogidos puntualmente por los medios de comunicación y transmitidos al mundo. Pero cuando el terror, aunque sea por minutos, se traslada hacia las grandes ciudades americanas o europeas o hacia las colonias de estas metrópolis imperiales, el Papa condena, la ONU condena, Bush y Blair condenan, el poder mediático juzga y condena, la gente común condena. żA quién condenan? ˇAl perro más flaco que, acorralado, muerde para escapársele a quienes lo acorralan, sin que los mordidos quieran entender que este es el resultado natural de lo que ellos en la jerga guerrerista llaman una mordida preventiva o de autodefensa!
El terrorismo no va a desaparecer devastando naciones pobres, con condenas mundiales, legislaciones supranacionales, linchamientos xenofóbicos, excomuniones papales, rezos y ayunos, shows mediáticos o bravuconadas bushianas. Habrá paz en el mundo cuando reconozcamos que todos los seres humanos somos iguales; cuando cada pueblo pueda vivir dentro del sistema social que más se ajuste a sus intereses; cuando reconozcamos que todos los humanos compartimos angustias, dolores, impotencias, amores, fantasías y esperanzas; cuando dejemos de ser cómplices silenciosos de las grandes potencias que diariamente multiplican por mil los muertos y suplicios que hoy acongojan a esta parte del mundo que históricamente ha sido cuna, aya y favorecida de todas las formas de terror.
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(*) César Samudio es periodista independiente de Chiriquí, república de Panamá.