El Guasón ataca de nuevo
José Steinsleger
La Jornada
¡Dios lo quiere! En las sinagogas de Wall Street el grito de batalla del papa Urbano II (1096) excita a los "cristianos renacidos". En Tel Aviv, el fascismo judío alienta a "... los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres" (Juan, 10:15). Y entre los mercenarios del Islam resuena el verso del Corán: "... no toméis a los judíos y a los cristianos como amigos. Ellos son amigos los unos de los otros" (VI:51).
¿Se acuerdan cuando el libio Kadafi era malo? Pues ahora es bueno. ¿Se acuerdan cuando Bin Laden era bueno? Pues ahora es malo. Los únicos consecuentes con el mal han sido los terroristas cubanos Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, por esto Washington los premia y abriga con el sol de Miami.
El pensamiento actual rebosa de paradojas. Una de éstas sería el carácter básicamente racionalista de los irracionalismos en boga. El terrorismo de hoy no es ciego. Distingue, estudia y escoge perfectamente el blanco: los deudos de las víctimas y los vastos contingentes sociales que dependen de la CNN, Fox News y la BBC para construir su "opinión".
¿Todos fuimos neoyorquinos, madrileños y hoy londinenses? Puede ser. Pero no fuimos todos colombianos cuando el 7 de febrero de 2003 una bomba mató a 53 civiles y causó 192 heridos en un club de la ciudad de Neiva. El gobierno de Alvaro Uribe, la OEA y el Comando Sur echaron la culpa a la guerrilla. Luego, cuando ya no importaba, la fiscalía, la policía y una veintena de expertos en atentados terroristas de Estados Unidos lo pusieron en duda.
Al Qaeda... ¿Secta de alucinados que en las cuevas del Hindustán pueden más que todos los aparatos de inteligencia de las potencias occidentales? Bin Laden... ¿Guasón ciberespacial que aparece y desaparece tras golpear en el lugar exacto y en el momento preciso?
Por Alá y Cristo Jesús... Que del oficio el novelista inglés John Le Carré conoce más, y los sabuesos de Scotland Yard prescinden de las pistas que ofrece el corrido del mexicano Rigoberto Cárdenas: Por cielo, por mar, por tierra/ Osama Bin Laden, te andan buscando/ Bin Laden el terrorista/ que la CIA ha preparado/ este fue el error más grande/ del gobierno americano.
Racionalidad de lo irracional. En la era del terror programado, aviones F-16 persiguen las alfombras mágicas del talibán con teléfono satelital. "¿Guerra santa" entre fundamentalismos? ¡Háganla buena! El "libre mercado" necesita paramilitarizar la guerra y atosigarnos con lenguajes que convierten la propaganda hitlerista en inofensivas peroratas de aldea.
Enhiesto contra las conciencias críticas que resisten la tiranía global, el Grupo de los Ocho va por todo. Mao Tse Tung no dijo que el imperialismo era un "tigre de papel". Dijo que "... los imperialistas son, al mismo tiempo, tigres de papel que se comen a los hombres".
Hay que apurar el paso. En Irak, la resistencia que los medios llaman "insurgencia" dobla el brazo al país destructor de cometas. Europa no quiere ser yanqui. India y China invaden el mundo de mercaderías. Irán construirá 20 centrales nucleares con ayuda de Rusia. Corea del Norte refuerza su poder atómico. Los globalifóbicos están de pinga, el petróleo se acaba y la verborrea liberal se agotó.
Si Washington tuviese su centro de gravedad militar en América Latina, en lugar de Asia central, demos por seguro que los mártires de la brigada Cachazapo (castrista-chavista-zapatista-populista) conseguirían tantos "jonrones" sangrientos como las "células durmientes" de Al Qaeda.
En su edición del 7 de julio pasado, el periódico Clarín de Buenos Aires (favorito de la clase media y con tirada de un millón 200 mil ejemplares diarios) preguntó a sus lectores: ¿cree que las potencias del mundo finalmente lograrán frenar estos ataques terroristas?
En contados minutos, la página web del matutino publicaba las primeras respuestas: sí: mil 174 lectores (7.9 por ciento); no: 13 mil 623 lectores (92.8), que en su mayoría proponían la vía de la negociación. Sólo faltaría otra pregunta: ¿negociar con quién?, ¿con los terroristas, o con los apóstoles del "libre mercado" que lucran caotizando el escenario de la política internacional?
Fruto tóxico de la CIA y del Mossad, Al Qaeda representa al Islam lo que la Fundación Nacional Cubano Americana a los principios de la democracia neoliberal: escuadrones de la muerte dirigidos por el "trío dinámico" Bush-Blair-Sharon, Henry Kissinger (arquitecto del terror), los multihomicidas Donald Rumsfeld y John Negroponte, y el vicepresidente Dick Cheney, chamán de todos los obispos, rabinos, ulemas y ayatolas enfermos de su fe.
En esta deliberada confusión sin parangón histórico, en esta siembra de miedo funcional al poder, la manipulación informativa criminaliza la protesta social a escala mundial. Y después del circo romano y Auschwitz, Guantánamo y Abu-Ghraib preanuncian el destino de quienes fueron elegidos para morir en los nuevos hornos crematorios.