Internacional
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George Bush en Latinoamérica
Toni Solo
Rebelión
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
La condena de Bernie Ebbers de WorldCom el 15 de marzo por acusaciones
relacionadas con el fraude de 11.000 millones de dólares estadounidenses es un
ejemplo más de una larga tradición de búsqueda capitalista de chivos
expiatorios. Ebbers y Ken Lay de Enron y los demás protagonistas de la última
ola de fraude corporativo – la "irracional exuberancia" del presidente de la
Reserva Federal Greenspan – caen en una larga fila de cabezas de turco de un
sistema fundamentalmente criminal cuyas características esenciales han sido
obvias desde hace más de 150 años. En los años ochenta, los malos fueron Ivan
Boesky y Michael Milken – ¿se acuerdan de los "bonos basura!? Ahora son Ebbers y
Lay.
Ebbers y Lay son los que pagaron el pato por un sistema económico mundial
inherentemente delincuente. Una prueba de actualidad de este hecho es cómo la
investigación del desvalijamiento de fondos públicos por el general Pinochet
durante su dictadura en Chile sacó a la luz del día el lavado de dinero por
destacados bancos como Riggs y Citibank en Estados Unidos así como por entidades
financieras en la City de Londres y en España. Las revelaciones sobre Pinochet
son una demostración oportuna de que el golpeteo y los chirridos de la torcida
máquina capitalista se ven tal vez del modo más claro donde la resistencia es
más fuerte: en Latinoamérica.
Antes de considerar esa resistencia, tal vez ayude contemplar el modo de pensar
de la gente que está tan dispuesta a asignar muerte prematura, miseria y
privación a la mayoría pobre del mundo en nombre del "libre comercio". Dejemos
de lado las lustrosas iniciativas de relaciones públicas como las del ministro
de economía británico Gordon Brown que propone pedir prestado contra futuros
flujos de ayuda para afrontar las consecuencias de injusticias históricas sin
cambiar realmente el deshonesto estatus quo. San Gordon quiere cambiar el
engranaje pero no la máquina. Alguien tendrá que decírselo – toda la máquina
está rota.
Los gángsteres necesitan planchazos
Pero miremos más bien lo siguiente, de las páginas de opinión del Financial
Times del 16 de marzo, por Ian Bremmer. Bremmer escribe sobre la política
energética en EE.UU. y China:
"La competencia entre EE.UU. y China por acceder a los mercados del petróleo no
es el problema. En principio, el mecanismo del mercado global de energía debería
impedir que una competencia semejante afecte los precios. Pero EE.UU. y China
ven sus intereses energéticos de modos diferentes. China ve acuerdos a largo
plazo para asegurar el suministro de energía como un medio para lograr sus
objetivos más básicos... El alineamiento de los intereses estadounidenses y
chinos les permitiría coordinar la resistencia a la especulación en los mercados
mundiales de energía y hacer menos dura su rivalidad geopolítica. También
eliminaría gran parte de la distorsión de los precios del petróleo."
Nótese el escurridizo "en principio" que utiliza. ¡Caramba! ¿China distorsiona
el mercado al tratar de lograr sus objetivos básicos? ¡Pucha! Pero, espera. ¿No
es China sólo un devoto más en los confines sagrados del "libre mercado"? ¿Será
que Ian Bremmer sugiere en Financial Times que algún mal definido
oficiante-ex-machina debería - ¡no, no, alto ahí!... oh, demasiado tarde –
"intervenir! en el bendito santuario del "libre mercado"? Tengamos cuidado al
poner nuestros pies de barro en los santos precintos de ese sitio impoluto,
inmaculado – el "libre mercado".
¿Esperan que pensemos que alguna inmunda iniciativa política, contaminada por
seres humanos, sea necesaria para - ¡ay!, ¡ay!, - "regular" la gloria
inconmensurablemente benigna del "libre comercio"? Espere un momento, por favor.
Este artículo se alberga bajo la mesa más robusta de la parte más central de
este edificio... ¡Mire! ¡Ahí va!.... ¡Zuuuuuuuummmm! ¡Splash!.... ¡Caray! Otro
"principio" que va por el suelo. ¿No será que a esa ruina se le nota a la legua
que se trata del "libre mercado"? Vaya, por cierto que sí.
Al prepararse a estudiar esa armazón calcinada, hay que preguntarse qué clase de
gente escribe algo semejante en un sitio como Financial Times. Es una estirpe
que abunda en los medios dominantes. Esencialmente son planchas muy pulidas,
bien barnizadas – de apariencia brillante, pero poco inteligente, dura y corta
de mente. A menudo es difícil distinguir entre los gángsteres y los planchazos.
Alan Greenspan, probablemente, es un gángster disfrazado de planchazo. Paul
Wolfowitz, por otra parte, podría ser una plancha disfrazada de gángster.
Los gángsteres necesitan planchazos para cubrir la brecha entre la fantasía
narcisista de relaciones públicas y la realidad de todos los días. La intención
subyacente de que Bremmer e individuos semejantes escriban en Financial Times,
el Economist, Wall Street Journal y todos los otros medios dominantes,
pendolistas traicioneros, es bosquejar cuentos de hadas autistas de "libre
mercado" para tranquilizar a las masas consumistas y ofrecer una papilla que
haga sentir bien a las elites en los ricos países de la OCDE. Se mantienen en
empleos lucrativos y refuerzan el status quo global de una injusticia demencial.
Por suerte, el resto del mundo tiene otros planes y otras ideas.
La crisis energética del Cono Sur
Volviendo a la parte latinoamericana de ese mundo observable, allí los
acontecimientos marchan a ritmo acelerado. En Bolivia, el presidente Mesa se ha
comportado recientemente como si se pusiera una máscara de de Gaulle, ofreciendo
su renuncia a la Asamblea Nacional en un intento más de chantaje político. Hasta
ahora la cantinela es: ¡Cuidado con el lobo! ¡Las compañías petroleras van a
retirar sus inversiones! No lo han hecho... Vaya, bueno. ¡Cuidado con el lobo!
¡El FMI nos va a abandonar!... No lo han hecho. Vaya, bueno. ¡Cuidado con el
lobo! ¡Voy a renunciar!... Vaya, bueno, no lo haré... bueno, no lo haré hoy... "
Tal vez el presidente Mesa debería tratar de gritar: "¡Wolfowitz, presidente del
Banco Mundial!", algo que asuste de verdad, que presente una visión del Banco
Mundial, peor todavía de lo que es en la actualidad. Sin duda Wolfowitz debe
estar aplaudiendo mientras Mesa trata de imponer medidas que entregan el gas
boliviano a precios que son la ganga del milenio a las multinacionales de la
energía como British Gas, BP-Amoco, Repsol de España, y otros, para beneficiar a
accionistas estadounidenses y europeos, y clientes como la compañía energética
Sempra de California.
En el fondo están los intereses corporativos y sus testaferros políticos en
Bolivia, Argentina y Chile, triangulando entre ellos negocios con la energía.
Pero, por lo menos en Bolivia, las ficciones de "libre mercado" que han dominado
las economías en Latinoamérica durante tanto tiempo afrontan ahora una oposición
resuelta. Multinacionales de la energía como Repsol y BP-Amoco (Pan-American
Energy/Bridas) podrían ver que les resulta mucho más difícil jugar con los
mercados regionales de la energía, presentando cantos de amor a sus accionistas
y cantos de sirena destructivos a los consumidores locales.
Por ejemplo, Repsol-Bolivia ha vendido gas a la subsidiaria de Repsol en
Argentina, donde hay crisis de la energía. Este negocio permite que las
compañías de energía de Argentina vendan entonces gas a Chile donde hay – sí,
por cierto – una crisis energética, así que Chile puede exportar gas a
Norteamérica. Durante veinte años, el Banco Mundial y el FMI han insistido en
que los gobiernos no regulen efectivamente los mercados de la energía según las
necesidades de sus pueblos. Estos cómodos planes corporativos podrían
desbaratarse pronto bajo presiones políticas al resistir millones de
consumidores en Argentina y Chile los aumentos de los precios de la energía en
el futuro próximo, tal vez ya dentro del próximo año.
Represión del CAFTA en Guatemala - ¿nos espera un Caracazo?
La actual crisis política en Bolivia por la explotación de sus reservas de gas y
la protesta local por las debacles en la energía en Argentina y Chile es de
muchas maneras un reflejo directo de la resistencia al engaño del "libre
comercio" estructural. Ebbers, Lay y Pinochet podrán haber desaparecido de la
escena pero sus innumerables hermanos encarnados trabajan duro. Contra ellos, la
resistencia popular generalizada desde la base también refleja el rechazo del
chantaje practicado hace tiempo por los cómplices perennes de los gángsteres,
las instituciones financieras internacionales.
La resistencia a las iniciativas de "libre comercio" inspiradas por el gobierno
de EE.UU. y a las panaceas del Banco Mundial/FMI, se hace cada vez más franca y
bien organizada en toda Latinoamérica. En Guatemala, el 14 de marzo, miles de
manifestantes marcharon contra la ratificación por su legislatura del Tratado de
Libre Comercio entre Centroamérica y EE.UU. (CAFTA). Fueron salvajemente
atacados por las fuerzas de seguridad guatemaltecas. La represión no fue tan
extrema como la que ocurrió durante los disturbios por el FMI en Venezuela en
1989 – llamados el Caracazo – pero a medida que el significado del CAFTA se hace
evidente, es probable que haya más protestas políticas y su violenta represión
en toda la región.
La oposición al CAFTA y a otras iniciativas de "libre comercio" es considerada
por Washington como equivalente a terrorismo. El gobierno de EE.UU. está
desesperado por concretar acuerdos de libre comercio en toda Latinoamérica ya
que las perspectivas para el comercio y la industria se deterioran
dramáticamente frente a rivales en Asia y Europa. Es mucho lo que está en juego
para el régimen de Bush, no sólo en cuanto al comercio, sino lo que tal vez sean
aún más importante, en cuanto a su credibilidad. Es probable que la oposición al
CAFTA en el Congreso en Washington sea, metafóricamente, sometida a fuerza de
garrotes y gas lacrimógeno.
Durante su período como representante comercial de EE.UU., Robert Zoellick,
ahora secretario adjunto de estado, hizo circular la gran mentira de que las
negociaciones del CAFTA estaban abiertas a sugerencias participativas y saludó
la discusión pública. Nada podía haber estado más lejos de la verdad. En Costa
Rica, hubo legisladores que se quejaron enérgicamente de que se les presentaban
hechos consumos. En Nicaragua, parece que hay legisladores que recién acaban de
despertarse ante todas las consecuencias del acuerdo del CAFTA, sobre el que se
espera que voten dentro de poco.
El CAFTA nunca fue otra cosa que un ejercicio detrás de puertas cerradas para
que las elites locales se repartan y vendan la soberanía de sus países en
beneficio propio y del de las corporaciones de EE.UU. Cuando se presente algo
como el final de la pantomima del CAFTA en el Congreso de EE.UU., será
interesante ver si los legisladores de EE.UU. se tragan las mismas patrañas como
sus homólogos centroamericanos y como lo hicieron ellos mismos cuando votaron
por el NAFTA.
Saben perfectamente que una cosa como el "libre comercio" simplemente no existe.
Es una ficción corporativa con el fin de destruir la capacidad de países y
bloques regionales de países de defender los intereses económicos de sus
pueblos. El "libre comercio" es una consigna para encubrir la destrucción de la
atención sanitaria y las oportunidades educacionales de los pueblos, de saquear
el medio ambiente y empeorar las reglas y condiciones de empleo.
Cuba y Venezuela contra EE.UU. en el contexto latinoamericano
La ficción de que exista algo beneficioso llamado "libre comercio" para el que
"no hay alternativa" ha sido desmentida totalmente y de modo exhaustivo por
Cuba. Cuba ha sufrido 40 años de bloqueo económico de Estados Unidos, que es,
incomparablemente, la potencia económica primordial de las Américas. Pero a
pesar de ese bloqueo agobiante, el pueblo cubano tiene una mejor calidad de vida
y estándar de vida que cerca de un 60 por ciento de la población de
Latinoamérica. Puede ser que este hecho fundamental y sus implicaciones jamás
sean reconocidos pero sigue siendo una verdad extremadamente embarazosa y
condenatoria para la que los planchazos del "libre mercado" tienen que encontrar
una explicación convincente.
De la misma manera, la ficción gemela de que el "libre comercio" y los "mercados
abiertos" son necesarios para la democracia ha sido categóricamente echada por
tierra por Venezuela, el país más democrático de las Américas. ¿Qué otro país
tiene un procedimiento para revocar el mandato de su presidente a mitad de su
período presidencial? Ninguno. A pesar de todos los recursos que EE.UU. pudo
utilizar para intervenir contra el gobierno venezolano después del fallido golpe
de abril de 2002 y el amplio sabotaje económico que siguió, casi un 60% de los
que votaron en el referéndum revocatorio de agosto de 2004 ratificaron al
presidente Chávez. Pero el gobierno de Venezuela bajo el presidente Chávez ha
rechazado consecuentemente las fórmulas de "libre mercado" y las recomendaciones
del FMI y del Banco Mundial.
En contraste con la determinada, vibrante, creatividad de Venezuela y la
obstinada, práctica, ingeniosidad de Cuba, las características de la actual
política gubernamental de EE.UU. en Latinoamérica, son la muerte, la destrucción
y la esterilidad. Su "guerra a la droga" refuerza al testaferro narco-terrorista
Alvaro Uribe en Colombia y encubre sus mayúsculas intervenciones
antidemocráticas en Ecuador, Perú y Bolivia. Decenios de sobre-explotación
corporativa de los recursos minerales y agrícolas del continente han exacerbado
terriblemente las tendencias regionales de degradación medioambiental.
La constante interferencia inspirada por EE.UU. en las economías agrícolas
locales ha comprometido la soberanía alimentaria de numerosos países. Astutos
intentos de la agroindustria corporativa asociada al gobierno de EE.UU. por
colar alimentos genéticamente modificados en envíos de "ayuda" acompañan la
presión directa del gobierno de EE.UU. para imponer prácticas agrícolas
destructivas genéticamente modificadas, como un componente implícito de las
actuales negociaciones de "libre comercio". También forman parte del paquete
general de "libre comercio" intentos burdos y brutales del Banco Mundial y del
FMI por presionar a los países hacia la privatización del agua. Los gobiernos
que se doblegan probablemente pagarán un precio político considerable, como
ocurrió al presidente Mesa en Bolivia el año pasado.
El capitán Queeg camina la plancha en Latinoamérica
La mayoría pobre en Latinoamérica ha mostrado increíble capacidad de
recuperación y paciencia bajo el yugo de mano muerta del neoliberalismo. Pero
actualmente hay una nueva combinación de factores básicos que está entrando en
juego. Los efectos acumulativos de la degradación medioambiental y del cambio
climático están afectando ya a la agricultura y los suministros internos de agua
en numerosos países. La creciente crisis energética golpea duro a los países
latinoamericanos. A medida que empeora, las soluciones de "libre mercado" se
revelarán cada vez más como engaños. Los precios de la electricidad, del gas y
del combustible aumentarán en economías en las que los salarios se han estancado
durante varios años. Los efectos serán devastadores.
Actualmente, Cuba y Venezuela ofrecen las mejores ideas de alternativas para la
mayoría pobre de Latinoamérica. En otros países, las elites políticas
tradicionales están totalmente atadas a los intereses y políticas de EE.UU. No
han solucionado los problemas crónicos de la pobreza y del desarrollo económico
en el pasado. Son incapaces de afrontar de modo adecuado los futuros problemas
críticos de energía y del medio ambiente.
George Bush al timón de la Casa Blanca se parece al protagonista de "Motín en el
Caine". Su régimen gángster representa al pueblo de EE.UU. en tiempos cruciales
en la relación de su país con Latinoamérica y el resto del mundo. Cuando la
mafia de Bush se despide de su antiguo compinche Pinochet, parece ignorar que
están caminando las mismas planchas que Pinochet y Bernie Ebbers
Antes que ellos, padrinos como Bush padre, George Schultz y James Baker, podrán
haberse salido con la suya. Pero, en Latinoamérica podría ser que el tiempo se
esté acabando para el capitán Queeg y su tripulación actual.
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Toni solo es un activista que reside en Centroamérica. Su correo es:
info@tonisolo.net