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Cómo Los Alamos encabeza el desarrollo de nuevas armas nucleares
Nick Schwellenbach y John Pruett
Znet en español
En 1945, J. Robert Oppenheimer declaró: "Me he convertido en la muerte, en el
Destructor de Mundos", después de presenciar la primera explosión nuclear del
Proyecto Manhattan en el Laboratorio Nacional de Los Álamos. Su declaración, una
línea del Bhagavad-Gita, mostró sus propias aprensiones por haber ayudado a
crear armas capaces de una destrucción con un alcance abrumador.
Casi 60 años más tarde, Los Álamos, ubicado en el norte de Nuevo México, se
encuentra nuevamente en una encrucijada importante en el desarrollo de armas
nucleares, pero esta vez los funcionarios no abrigan abiertamente las mismas
reservas que Oppenheimer. En realidad, Los Álamos, en su propio e inamovible
interés institucional , ha estado impulsando cambios drásticos en la política
nacional de armas nucleares. Ahora que Bush ha sido reelegido y el Congreso ha
derivado aún más hacia la derecha, es seguro que seguirán ocurriendo estos
inquietantes desarrollos.
Después de casi un decenio de escándalos administrativos y de fallas en la
seguridad en Los Álamos, el Departamento de Energía (DOE)decidió abrir la
dirección a la competencia externa, con el Sistema de la Universidad de Texas y
varias corporaciones como Northrop Grumman y Bechtel codiciando la oportunidad.
Estudiantes, profesores y antiguos discípulos han expresado su oposición
basándose en razones morales, así como en otras más mundanas - los frecuentes
problemas de seguridad, de dirección y ecológicos y preguntándose también si la
dirección externa produciría, en general, ventajas en cuanto a los costos y los
riesgos involucrados.
Tanto la Universidad de Texas como la de California han afirmado que la
dirección de Los Álamos aporta investigación y prestigio a la universidad que
dirija el Laboratorio. Sin embargo, cualquier investigador cualificado,
procedente de cualquier universidad, gerente o no, ya tiene de hecho acceso a
trabajar o a colaborar en la investigación realizada en Los Álamos. Por este
motivo varios miembros de la facultad y estudiantes ponen en duda los presuntos
beneficios para la investigación, para sus respectivas universidades, que
resultarían de un contrato de gestión. Adicionalmente, el "prestigio" derivado
de la dirección de esta así llamada "joya de la corona" de la ciencia
estadounidense también es dudoso cuando Los Álamos se revela como lo que es en
realidad: un laboratorio para bombas.
Los defensores del laboratorio subrayan los pocos proyectos verdaderamente
valiosos como la investigación del VIH, pero minimizan la misión fundamental del
laboratorio - mantener el actual arsenal nuclear y desarrollar nuevas armas
nucleares. En realidad, de un presupuesto operativo total del DOE de 2.000
millones de dólares, la propuesta presupuestaria del DOE para el ejercicio
fiscal de 2005 incluye 1.360 millones de dólares para programas de armamentos, o
sea cerca de un 79 por ciento del presupuesto total del DOE, mientras que otros
programas científicos reciben sólo un 3,4 por ciento, o sea 59,8 millones de
dólares.
Tal vez más revelador sea el hecho de que el financiamiento de los programas
científicos haya caído de unos 75 millones de dólares en el ejercicio fiscal de
2003 a un poco por debajo de los 60 millones solicitados para el ejercicio
fiscal de 2005. Durante el mismo período, el financiamiento de programas de
armamentos en el laboratorio ha aumentado en unos 150 millones de dólares. Los
Álamos obviamente no ha cambiado nada en su papel histórico como componente
crucial del complejo de armas nucleares de EEUU.
Al contrario, recientes cambios de la política nuclear han preocupado a muchos
expertos, porque pronto podría comenzar una nueva carrera de armas nucleares. La
iniciativa nuclear de la administración Bush de desarrollar una nueva clase de
armas coincide con las ofertas que compiten por Los Álamos, así como con los
aumentos del financiamiento del laboratorio por parte del Congreso. Los
investigadores en Los Álamos, junto con los del Laboratorio Nacional Lawrence
Livermore, trabajan por desarrollar estas nuevas "mini-bombas" nucleares. A
pesar del nombre, estas armas no son tan "mini". Varían en efectividad explosiva
de un tercio a varias veces la fuerza de la bomba que fue lanzada sobre
Hiroshima en la II Guerra Mundial, que mató a unos 100.000 civiles. Y como la
mayoría de las armas, "las mini-bombas" no discriminan entre combatientes y
no-combatientes.
Estas nuevas armas están hechas para disuadir a los así llamados estados
"canallas" de poseer sus propias armas de destrucción masiva.
Sus partidarios, que incluyen a personal de Los Álamos, afirman que las "mini-bombas"
proporcionan una disuasión más creíble que las armas nucleares tradicionales
porque disminuyen el monto del "daño colateral" a áreas civiles, a pesar de
destruir objetivos como aeropuertos, túneles y búnkeres subterráneos así como
arsenales enemigos de armas químicas y biológicas.
Aunque la factibilidad y los posibles beneficios de estas "mini-bombas"
nucleares siguen siendo, en el mejor de los casos, poco claros, parte del
personal de Los Álamos junto con otros funcionarios han buscado febrilmente su
materialización. Una razón aparentemente obvia para el entusiasmo del
laboratorio es que un proyecto para una "mini-bomba" proporcionaría a los
científicos y a los investigadores una misión y una orientación revigorizadoras.
Un artículo de marzo de 2002 en USA Today subrayó la relativa importancia
de este factor. El diseño de nuevas armas nucleares asegura la instrucción
práctica de futuras generaciones de científicos especializados en armamentos que
reemplazan rápidamente al personal ya mayor de la Guerra Fría. Por lo tanto,
este desafío permite a Los Álamos y a otros laboratorios nacionales obtener una
nueva ventaja tecnológica y retener a los mejores cerebros en la investigación.
Sin embargo, persuadir a los líderes gubernamentales para que cambien la
política nuclear nacional no ha sido una tarea fácil para el personal del
laboratorio. Dos Analistas de Los Álamos, T.N. Dowler y J.S. Howard, escribieron
un ensayo memorable para la edición de otoño de 1991 de Strategic Review
reclamando que se desarrollaran lo que ellos calificaban de "micro-bombas"
nucleares. Antes, ese mismo año, habían presionado y obtenido el apoyo para su
plan del Consejo Científico de la Defensa, con una presentación titulada "Usos
potenciales para armas nucleares de bajo rendimiento en el Nuevo Orden Mundial".
Por desgracia para Dowler y Howard, el presidente de aquel entonces, George H.
W. Bush, pidió una moratoria en el desarrollo y ensayos de nuevas armas
nucleares en 1992. Subsiguientemente, el complejo de armas nucleares sufrió casi
una década de estancamiento mientras luchaba para adaptarse a una era post -Guerra
Fría.
El personal de Los Álamos continuó reclamando las "mini-bombas". En 2000 Stephen
Younger, entonces responsable del trabajo con armas nucleares en el laboratorio,
escribió un documento apoyando a las "mini-bombas" y su posible uso en el
futuro.
Más recientemente, en octubre de 2003, cuatro miembros del personal de Los
Álamos escribieron un ensayo para la revista Comparative Strategy
titulado "Un análisis de las Armas Nucleares con Escaso Daño Colateral ". Este
ensayó trató de reconciliar el desarrollo de las "mini-bombas" con el documento
de Revisión de la Política Nuclear de la administración Bush que se filtró al
público en enero.
El personal de Los Álamos argumentó que para que EE.UU. reduzca su arsenal
nuclear pero siga manteniendo elementos disuasivos de carácter nuclear
verosímiles frente a estados "canallas", se necesitaría una mayor diversidad en
las armas nucleares disponibles (es decir "mini-bombas"). También declaró que el
desarrollo de semejantes armas permitiría a las fuerzas de EE.UU. evitar "daños
colaterales" indeseables. En 2003, Los Álamos marcó el 60 aniversario de la
creación del laboratorio produciendo su primera cabeza de plutonio (el corazón
de un arma nuclear) en 14 años. Global Security Newswire se refirió a
esto como "un primer paso hacia la reconstitución de un programa de producción
de ojivas nucleares", y en 2007 Los Álamos espera producir 10 de estas cabezas
por año.
Junto con la reanudación de la producción de cabezas nucleares, la aprobación
durante el mismo año de la Ley de Autorización de la Defensa para el ejercicio
fiscal de 2004 señala la implementación de una nueva política nuclear,
fundamentalmente diferente, propugnada por Los Álamos y el complejo industrial
del armamento nuclear. Más importante aún es que la Ley del Congreso reduce el
umbral para futuros ensayos y revoca la Enmienda "Spratt-Furse" que prohibía las
armas nucleares de bajo rendimiento.
El desarrollo de las "mini-bombas" podría resultar aún más peligroso que la
producción de armas nucleares durante la Guerra Fría. Como lo señalara Newt
Gingrich en 2003 para USA Today: "Sería un arma hecha para ser utilizada.
No sería simplemente un arma de disuasión, como lo son las actuales armas
nucleares". El umbral para el uso de armas nucleares va a ser rebajado porque
EE.UU. está más dispuesto a utilizar armas nucleares más pequeñas contra estados
que no tienen armas nucleares. Esto abriría una Caja de Pandora. Por su parte,
es más probable que los estados con armas las utilicen, e impulsará a más
estados a adquirir armas nucleares como disuasivo contra una guerra "preventiva"
de EE.UU. En una espiral descendiente EE.UU. podría entonces utilizar "mini-bombas"
para atacar esos nuevos programas nacientes.
Los Sistemas de la Universidad de Texas y de la Universidad de California
argumentan que la dirección de Los Álamos constituye un servicio de carácter
nacional. Lo que quieren decir en realidad es que al involucrarse la dirección
de la universidad activamente en el estado belicista le proporciona a éste un
barniz académico para unas actividades que de otra manera serían evitadas por
muchos de los mejores y más brillantes cerebros. Sin embargo, Los Álamos y sus
científicos e ingenieros no sólo "siguen órdenes"; en realidad muchos de ellos
están modelando una política estadounidense de armas nucleares crecientemente
hostil desde sus mismos cimientos. Quienquiera que "dirija" el Laboratorio será
un cómplice directo en una nueva carrera de armas nucleares. Los Álamos ha
mostrado a través del tiempo que es un poder en sí y que, como lo prueban 60
años de dirección por parte de la Universidad de California, su principal
función como instalación de armas de destrucción masiva no puede ser suprimida
ni mitigada por la participación de una universidad.
Nick Schwellenbach es un antiguo miembro y John Pruett un miembro activo del
grupo de control de origen estudiantil, denominado University of Texas Watch (http://www.utwatch.org)