Europa
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En Londres ha empezado la guerra contra Irán
Michel Collon
Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Se llamaba Jack. O Robert. O Hassan. Estaba en contra de la guerra y detestaba a Bush y a Blair. Como muchos de estos londinense que el jueves por la mañana iban al trabajo sin saber que era su último viaje
La mayoría de los londinenses se opuso a la ocupación de Iraq y había votado a un alcalde que también se oponía. E influenciadas por sus media, muchas otras víctimas simplemente no habían comprendido la naturaleza económica de esta guerra.
Al condenar el bárbaro acto cometido en Londres, de lo que se trata es de defender la memoria de estas víctimas. Porque Bair y Bush van a tratar de utilizar su muerte para imponer todavía más agresiones y más sufrimientos. Allá y aquí.
El mismo día Bush la emprendió con Irán.
¿Víctimas del terrorismo? Sí. Pero sobre todo del gran terrorismo de Estado. El terrorismo de los más fuertes que para seguir siéndolo bombardean y torturan a un pueblo cuya único pecado es querer seguir siendo dueños de su petróleo, de su vida, del futuro de sus hijos.
Y mientras tanto, en Bagdad todos los días es King's Cross. A causa de Blair.
Preguntas preocupantes
En estos momentos de intensa emoción y manipulación político-mediática de la emoción hay que mantener la cabeza fría para plantearse dos preguntas: 1. ¿Qué nos ocultan? 2. ¿A quién beneficia el crímen?
¿Qué nos ocultan?
El viernes un alto responsable de la policía londinense declaraba : « Ningún signo premonitorio permitía adivinar lo que iba a suceder » (Reuters, 8 de julio). ¿De verdad? El mundo entero sabía que después de Nueva York y Madrid vendía Londres. Desde hacía meses se anunciaba que en Gran Bretaña se iba a celebrar el G8, momento evidentemente propicio Ahora buen, en junio extrañamente los servicios de información británicos habían bajado el « nivel de amenaza» de « grave, general » a « importante ».
También después del 11 de septiembre los servicios de información estadounidenses en seguida afirmaron que no habían previsto nada. Pero diversas investigaciones demostraron que sabían muchas cosas y que se habían mostrado curiosamente negligentes, por no decir más. (véase especialmente « 11 septembre, pourquoi ils ont laissé faire les pirates de l'air », Peter Franssen, éd www.epo.be <