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Bombazos en Londres: �sigue la guerra medi�tica?
Marcelo Colussi
Las presentes l�neas no se pretenden una nota period�stica en sentido estricto.
Para serlo, deber�a haber una fuente fidedigna de donde surgi� lo informado, una
investigaci�n pormenorizada de lo que se informara, una pretendida neutralidad
profesional en la forma de presentar el tema. No digo con esto, entonces, que lo
aqu� presentado es una pura reacci�n visceral. Sin dudas, no. Es, en todo caso,
una reflexi�n en voz alta (si es que alcanza a ser tal; prefiero no presumir y
decir: unas cuantas preguntas), fundamentada en una razonable duda. �Neutra? No,
sin dudas no. Hay aqu� una decidida toma de posici�n: escribir estas l�neas
implica abrir un cuestionamiento sobre lo que estamos acostumbrados a consumir
mansamente como "noticias".
El mismo d�a en que tiene lugar una sesi�n del G8 en Escocia, d�as despu�s de
los monumentales conciertos del Live 8 �fabuloso montaje �anti pobreza?� con un
llamado a la no-violencia, con el agregado �azaroso o no� de la elecci�n de
Londres como sede de los Juegos Ol�mpicos 2012, el malo de la pel�cula, el
asesino sediento de sangre de Al Qaeda vuelve a atacar en ese escenario: en la
capital del Reino Unido de Gran Breta�a e Irlanda del Norte.
Sin la m�s m�nima sombra de duda es condenable cualquier forma de ataque
terrorista. Si el hecho de hacer volar por el aire a una cantidad de poblaci�n
no combatiente, que va a su trabajo, que viaja en un medio de transporte
p�blico, se define como una expresi�n pol�tica, definitivamente eso es un m�todo
de hacer pol�tica muy, pero muy equivocado. La vida de cualquier inocente no
justifica, en modo alguno, un fin �ltimo pretendidamente pol�tico. Claro que,
aunque estemos acostumbrados y se nos haya hecho ya normal, tampoco lo justifica
una guerra. �Son acaso m�s legales, menos odiosas, m�s "buenas" las bombas
inteligentes que caen sobre Bagdad o Falluyah que el explosivo que destroza un
tren en Londres o en Madrid? Pero dejemos eso de momento.
Los ritos de estos �ltimos tiempos ya nos tienen acostumbrados a una reuni�n
anual de los siete mandatarios (siempre varones, siempre viejos, siempre blancos
�bueno, tambi�n hay un oriental� pulcramente vestidos con impecables trajes y
corbatas) �ahora con el agregado de un octavo, enviado de la "arrepentida"
Rusia�, representantes de las grandes econom�as que manejan el mundo: el G8.
Paulatinamente este grupo ha ido convirti�ndose en un virtual gobierno
planetario, fijando l�neas para toda la poblaci�n mundial, aunque formalmente no
es sino un encuentro de jefes pol�ticos de pa�ses interesados en la situaci�n
general. Con apenas el 10 % de la poblaci�n global total, los pa�ses que
componen el G8 concentran el 60 % de la riqueza total de lo producido a escala
mundial. Por otro lado, albergan a la gran mayor�a del 1% de los m�s ricos del
mundo (apenas 50 millones de personas) que tienen ingresos equivalentes a los
del 42 % de los m�s pobres (unos 2 mil 700 millones de seres humanos). Adem�s,
el G8 controla el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con el derecho de
veto de cuatro de los cinco miembros permanentes; tiene poder mayoritario de
decisi�n en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco Mundial y re�ne, en
conjunto, el aparato militar m�s desarrollado y sofisticado de la tierra.
�Pero qui�n los eligi� como gobierno del mundo? �En nombre de qui�n ejercen su
poder en tanto amos del planeta?
La reacci�n ante sus cumbres tambi�n ha pasado a ser parte de la historia
reciente; en cada ocasi�n que se re�nen �con gastos en seguridad escalofriantes;
para la presente cumbre de Gleneagles, Escocia, se gastaron 40 millones de
d�lares� el repudio hacia ellos por parte de las organizaciones civiles va en
aumento. Repudio que pone de manifiesto el sentir de las poblaciones con
relaci�n a las pol�ticas econ�micas que recorren el mundo, que no es otro que el
de su profundo rechazo. A�o con a�o, ese repudio torna m�s evidente la crisis
estructural de la que la econom�a capitalista no puede �ni obviamente quiere�
salir. Y consecuentemente, ese repudio torna tambi�n, a�o con a�o, m�s
complicadas esas cumbres.
Como estudiada respuesta a ese clima de protesta popular que ya hab�a comenzado
en Escocia d�as antes de la cumbre y que, desde la �ptica de los poderes, se
preve�a de dif�cil manejo, se organiz� el festival Live 8, publicitado evento
dizque para presionar a los mandatarios del G8 a tomar acciones concretas contra
la pobreza y para pedir m�s ayuda para el Africa, el continente perdido.
Llamativo montaje: en estos grandes ocho super conciertos desarrollados en otras
tantas ocho ciudades con estrellas de la m�sica pop (ninguno con tradici�n
contestataria por cierto), la consigna era la "protesta" pac�fica, subliminal
mensaje para desacreditar toda forma de protesta violenta (de real protesta,
dicho en otros t�rminos). Llamativo �o execrable� que todo ese montaje se
hiciera con los aportes de las grandes empresas multinacionales, aquellas que
representan los mandatarios del G8 justamente y causantes �nicos del desastre
econ�mico y social del mundo.
En este clima de bajarle el perfil a la protesta violenta, casualmente �una vez
m�s, casualmente� aparece en escena el "villano". Una vez m�s, entonces, la
archipoderosa, omnipotente, ubicua, monstruosa organizaci�n de Osama Bin Laden,
Al Qaeda, aparece con su cuota de violencia irracional.
Insistimos: en modo alguno se puede justificar una carnicer�a como la ocurrida
ayer en Londres. Y en modo alguno, desde una visi�n de "poderes conspirativos
ocultos", querr�amos decir que estos atentados son producto de los mandatarios
reunidos en Gleneagles. Pero como m�nimo deben abrirse algunos sanos
interrogantes. �Por qu� se insiste tanto, pero tanto, casi enfermizamente, con
la "guerra contra el terrorismo" y no con la "guerra contra la pobreza"? �Tanto
poder puede tener una organizaci�n como la de este �ex? agente de la CIA? �Por
qu� los atentados de estos "b�rbaros fundamentalistas isl�micos" son tan
funcionales a esa guerra contra el terror? Despu�s de estos bombazos,
en�rgicamente condenables por cierto, �se llegar� a consensos reales en la
cumbre del G8 para terminar con las injusticias en el mundo, con la pobreza, con
el desastre medioambiental, o se reforzar� una vez m�s la guerra contra el
terrorismo?
La guerra medi�tica es una, cuando no la m�s, de las m�s asim�tricas y perversas
guerras en relaci�n al poder que disponen las partes enfrentadas. A la guerra
convencional de los ej�rcitos regulares los pueblos le han opuesto, en muchos
casos con �xitos contundentes, las guerras de guerrillas. Pero a la guerra
medi�tica las grandes masas desarmadas no tienen mucho, o nada, que oponerle. Si
diez, cien, mil veces por d�a vemos y escuchamos que los "fan�ticos
musulmanes de Al Qaeda quieren destruir los cimientos de la democracia",
finalmente terminaremos por creerlo (los humanos tenemos l�mites muy a la mano,
no olvidar).
Como comenc� diciendo: esto no es una noticia. Y no es un escrito neutral. Es
una pregunta necesaria: �por qu� nos siguen manipulando tanto? La muerte nunca
puede ser una buena noticia, en absoluto. �Pero por qu� no insistir respecto a
que mueren muchas m�s, infinitamente muchas m�s personas de hambre evitable, de
diarrea evitable, de ignorancia evitable que los que mueren en estos bombazos
repudiables?
Seguramente terminar� la actual cumbre del G8 sin ning�n gran acuerdo real para
combatir las carencias elementales que sigue sufriendo muy buena parte de la
humanidad as� como el evitable deterioro medioambiental (deterioro que obedece a
la loca sed de lucro y no a otra cosa) pero s� habr� un reforzamiento del
llamado a la guerra antiterrorista. Las carencias pueden esperar; la guerra no.
�No es llamativo?
�No es llamativo esto de los bombazos? �No suena un poco raro que despu�s de la
participaci�n del hombre m�s rico del planeta (a costa del trabajo de otros,
claro) en un llamado a la �pac�fica lucha contra la pobreza? en la parodia de
espect�culos que fue el Live 8 sobrevengan estos atentados?
Como esto no es una noticia sobre los bombazos sino una pregunta sobre ellos, no
podr�amos menos que cerrar el escrito con un comentario m�s que adecuado: "�A
qui�n debe dirigirse la propaganda? �A los intelectuales o a la masa menos
instruida? �Debe dirigirse siempre y �nicamente a la masa! (...) La tarea de la
propaganda no consiste en instruir cient�ficamente al individuo aislado, sino en
atraer la atenci�n de las masas sobre hechos y necesidades. (�) Toda propaganda
debe ser popular, y situar su nivel en el l�mite de las facultades de
asimilaci�n del m�s corto de alcances de entre aquellos a quienes se dirige. (�)
La facultad de asimilaci�n de la masa es muy restringida, su entendimiento
limitado; por el contrario, su falta de memoria es muy grande. Por lo tanto,
toda propaganda eficaz debe limitarse a algunos puntos fuertes poco numerosos, e
imponerlos a fuerza de f�rmulas repetidas, por tanto tiempo como sea necesario,
para que el �ltimo de los oyentes sea tambi�n capaz de captar la idea."
Adolf Hitler, "Mi lucha".