Europa
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El no a la Europa del capital y la guerra
El
reciente referéndum de Francia, con motivo de la aprobación de la Constitución
de la UE, en donde el NO obtuviera un
54,87%, más un 30 % de abstención, ha sido un duro golpe a los intentos del capital, por desmantelar
las conquistas sociales alcanzada por los
franceses, desde el termino de la II Guerra Mundial. La consulta se realizó con
una participación del 69,70% del
electorado.
A
pesar de que los partidarios del SI al engendro constitucional, desplegaron toda
una maquinaría propagandística y
mediática, para presionar e influir en lo que prácticamente fue un plebiscito contra el gran descontento
social existente en este país, y en la medida que se ha venido aplicando el
neoliberalismo salvaje, que intenta arrebatarles a a los trabajadores sus derechos a vivir en mejores
condiciones de vida, a sido una de las razones
de los franceses, ante el incierto futuro económico y social que les espera.
El
Partido Socialista de este país, es uno de los grandes perjudicados a la hora
de las votaciones, pues la entidad
política se dividió entre el colaboracionismo con el capital (SI), y los que están por defender el
denominado Estado del Bienestar (NO).
Alcanzado
el rechazo a la Constitución de los empresarios, las organizaciones que
representan el triunfo del No, deberán
digerir la importancia que significa la defensa de los intereses de las grandes mayoría
de los franceses. Los franceses al rechazar por un margen de 10 puntos
la Constitución europea, en donde el NO estuvo representado por los comunistas,
socialistas disidentes al partido,
trotskistas, antiglobalizadores y antineoliberales,
además de soberanistas
de derecha, lograron imponerse a los partidos de centro-derecha que apoyan el
gobierno y a los socialista que ejercen el colaboracionismo con los grandes capitales franceses.
La
victoria del NO está construida sobre la base del gran descontento social
existente en Francia y en una buena
parte de los países que forman parte de la UE. En la medida que los capitales y la centro-derecha, han venido
aplicando las políticas de libre mercado y libre rapiña, la mayoría de la población se ha
sentido amenazada y desconcertada por está
ofensiva que han pretendido generar los grandes empresarios, en contra de los
que viven de un sueldo o salario. La
inseguridad y las grandes desigualdades sociales que genera el modelo económico neoliberal, ha sido
rechazado decididamente por el casi 60%
de los electores.
La
gran amplitud del triunfo del NO producirán una serie de consecuencia para el proceso de construcción europea, y para los
intentos del capital por privatizarlo todo, generando cada vez mayor desempleo,
inseguridad social y perdida del poder adquisitivo
de los franceses. El actual modelo económico del mundo financiero internacional, cada vez está produciendo más y
más problemas en las condiciones de vida
de los pueblos, de allí que los franceses han decidido votar NO al libre mercado, además de ser también un NO rotundo a
los que intentan incendiar el planeta,
con el único objetivo de mantener sus mezquinos intereses y el control de los recursos naturales de los más diversos
lugares de la tierra.
Este
ha sido un voto de rechazo no sólo a la Constitución europea de los capitales, también ha sido un rechazo a la corrupción, a
la credibilidad de los partidos políticos y sus promesas demagógicas, rechazo al
terrorismo y genocidio desatado por los Estados
Unidos en Afganistán y Irak. Ha sido un rechazo a la guerra y todas las lacras que generan los capitales en Francia y
en el mundo.
El
pueblo francés, una vez más está mostrando el cansancio que sienten las grandes mayorías por las injusticias sociales
que produce el sistema capitalista.
El pueblo francés solo quiere trabajar, quiere tener paz, seguridad social, vivir en condiciones dignas y humanas para
todos. Que en el fondo, es el deseo de todos
los pueblos del mundo.
La
distribución geográfica del voto es el reflejo de como influyó la gran
desigualdad existente en la Francia de
hoy, puesto que el SI obtuvo buenos resultados en las grandes ciudades, lugares en los que viven los
grupos con una situación económica más
favorecida, mientras que el NO obtuvo sus éxitos en las zonas rurales, en las ciudades pequeñas y medianas, que han sido
duramente golpeadas por las medidas económicas
de la centro-derecha y las directrices que emanan desde la Unión Europea y que favorecen a los grandes
consorcios capitalistas, tanto franceses como europeos.
Pero
no sólo eso, también ha quedado de manifiesto el rechazo a los tratados europeos de los asalariados, que son
enormemente perjudicados con eso que llaman
la "flexibilidad laboral". Los jóvenes que ven un futuro incierto,
los agricultores y los empleadores de
pequeñas y medianas empresas, que ven de forma indiscriminada la llegada de productos
importados, y que amenazan con hacerlos
desaparecer de los que llaman la libre competencia. Por ello, de forma mayoritaria el mundo rural, los jóvenes y los
que se sienten afectados por las políticas
económicas neoliberales, han dicho NO a la Constitución de los capitales.
La
Francia que dice NO a la Constitución de los capitales, es la misma de la "igualdad y fraternidad", es la del
Mayo del 68, es la de la solidaridad con la
lucha del pueblo de Vietnam por su liberación
por terminar con el colonialismo, es la
de la solidaridad con los pueblos latinoamericanos, que se vieron azolados por la dictaduras militares, financiadas por
la CIA y el capital trasnacional, es la
Francia que condena las intervenciones militares en Afganistán y Irak, es la misma que condena la violación de los
derechos humanos en Abu Graib,
en Guantánamo, es la que solidariza con
los pueblo de Cuba y Venezuela, por elegir
su camino propio por una sociedad más justa para todos. Es la que condena la intolerancia, el racismo y la
xenofobia, que es estimulada por los capitales
y las organizaciones políticas de centro-derecha. Es el voto de los que creen que todavía es tiempo de construir
un mundo más justo e igualitario para
todos, un sueño que todavía es posible, con la voluntad de todos los que dicen
NO a la guerra y a la voracidad del capital trasnacional.