Europa
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¿Existe la nación española?
Pedro Antonio Honrubia Hurtado
Rebelión
Don Blas Infante dirigió una crítica despiadada contra "el principio de las nacionalidades", al considerar éste como un principio fracasado a través del cual no se podían encontrar razones suficientes para justificar la existencia de nación alguna, y que conducía a los pueblos a situaciones tan "extrañas" como las dadas con los pueblos eslavos tras la finalización de la segunda guerra mundial y la firma del tratado de Versalles.
A este principio obsoleto contrapuso Infante el principio de las culturas, que era lo que verdaderamente daba a una nación su "ser", y que por tanto era lo que en última instancia hacía de un pueblo un "ser nacional". "No me propongo fundamentar una nación, si no un ser", "las naciones no son entes políticos sino culturales" (Blas Infante, Fundamentos de Andalucía).
Pues bien, como nacionalista andaluz admirador de Blas Infante, tomaré esta base para analizar la existencia-inexistencia de la nación española, ¿es España un ser cultural?
De entre todas las contradicciones que Infante achacaba al principio de las nacionalidades, había una que por su incoherencia histórica sobresalía entre las demás: La idea de asemejar estado con nación, es decir, la insistente persuasión europea por convertir a cada estado en una nación. Puso como ejemplo, entre otros muchos, el caso de Romanía, que tras finalizar la guerra dobló el número de habitantes de su estado, consecuentemente, según el erróneo principio de las nacionalidades, dobló automáticamente el numero de miembros de su nación, aunque algunos de ellos no fueran ni quisieran ser rumanos.
Para Infante esto era algo absurdo que caía por su propio peso. El concepto de nación derivado del principio de las nacionalidades era algo vacio, carente por completo de legitimidad científica, un mero instrumento alienador para pseudo homogenizar a los habitantes de un estado, y justificar así su existencia tal cual. Es decir, según el concepto tradicional sobre el que se sustentaban las naciones europeas se podrían dar casos tan paradójicos como el siguiente: un ciudadano de Irún que hoy forma parte de la nación española, mañana si por algún motivo ajeno a sus competencias se moviera la frontera unos kilómetros hacía el sur e Irún pasara a formar parte del estado francés, él automaticamente pasaría a formar parte de la nación francesa, aunque ni hable francé, ni se coma la carne semi cruda, ni haya cantado en su vida la marsellesa. La nación no es una cuestión de culturas si no de fronteras, y las fronteras ya se sabe, pueden cambiar en cualquier momento, con lo cual ninguno de nosotros, por muy nacionalistas que nos sintamos, tenemos garantizada la pertenencia a nuestra comunidad nacional de por vida. ¿Es esto lógico?
No solo no es lógico si no que se mire por donde se mire es del todo incomprensible.
Por ello,como ya he mencionado en otros post, frente a este inestable principio de las nacionalidades, Infante propuso lo que él vino a llamar "el principio de las culturas". Es decir para que exista una nación es necesario que exista un ser cultural sobre el que sustentarse.
La nación española de la actualidad, como la de la época de Infante y la de toda la vida en la existencia del estado español, según el principio de las culturas simplemente no existe, así, sin más. Lo que existe y ha existido desde hace más de cinco siglos es la nación española según el principio de las nacionalidades, que ha ido sufriendo cambios en sus fronteras con el paso de los siglos. No fue hasta la llegada de los reyes borbonicos cuando se comenzó desde el poder central de Madrid a manejar la idea de hacer del estado español una nación española culturalemente homogénea, impulsando leyes y reformas para el derrocamiento de las manifestaciones culturales propias de los pueblos del estado, y que provocó el levantamiento de estos contra tal intento homogenizador. Digamos que fueron estos los inicios reales de los movimientos nacionalistas en el estado español.
A pesar de ello, hoy en día, cuando se habla de la historia de la nación española, haciendo uso de una visión actual del principio de las nacionalidades, no se habla de otra cosa que de la historia del estado español, y cuando se habla de cultura española, no se habla de otra cosa que de la cultura de las naciones que confortan el estado o de la expresiones culturales artístico-literarias de los ciudadanos del estado que a lo largo de los siglos han tenido para bien (o para mal segun se mire) habitar en el interior del estado o haber nacido en algunas de los pueblos y ciudades que componen este estado.
Veámoslo de otra manera: según el principio de las nacionalidades sobre el que los nacionalistas españoles sustentan la existencia de la nación española, Lorca, Falla, Velázquez, Picasso o Andrés Segovia son España por que así lo quiso la historia en su momento, pero consecuentemente, si por caprichos de ésta en un futuro Andalucía se independizara, entonces todos ellos dejarían de ser España para pasar a ser Andalucía, y si, por las cosas que tiene la vida, una vez ocurrido esto Andalucía fuera invadida por, digamos, Burkina Faso, entonces según su criterio todos estos dejarían de ser Andalucía para pasar a ser Burkina Faso.Total que uno sabe lo que Lorca, Falla, Velazquez, Picasso o Andrés Segovia son hoy, pero al igual que pasa con la nacionalidad de las personas, nadie sabe qué serán mañana. Curioso razonamiento el del principio de las nacionalidades ¿no?
Y es que es lo que tienen estas cosas cuando uno se olvida del núcleo central que sustenta la nacionalidad de un territorio: la idiosincracia de su pueblo, sus tradiciones, su folklore, su realidad socioecnómica, su "genio", en definitiva, su "ser cultural". Lorca es Andalucía y lo será por siempre aunque Andalucía se romperia en mil pedazo, porque no es un producto de la cultura española si no de la andaluza. Falla, Velazquez, Picasso, Andres Segovia, hombres cuya obra es universal, son y serán siempre Andalucía porque ellos no son miembros de la nación cultural española, sino de la andaluza. La Macarena, el pura raza andaluz y ¡sí! hasta el toro de Osborne, son y serán siempre andaluces porque son iconos culturales de la nación andaluza y no de la nación española.
El "ser cultural español" no existe. El "pueblo español" no comparte una idiosincracia común y diferenciada, entre un andalú y un gallego hay a nivel cultural exactamente las mismas diferencias-similitudes que puede haber entre un andalú y un mexicano. Se comparte un idioma (en el caso de los gallegos medio idioma por asi decirlo), una religión mayoritaria, una serie de tradiciones folklóricas exportadas (los toros, por ejemplo), pero poco, poquita cosa más. ¡Ah bueno si! ¡que se me olvidaba! se comparten unos canales de televisión, una prensa y unas emisoras de radio que día a día no se cansan de repetir los "españoles" que somos todos, y lo malos que son los nacionalistas que nos quieren dividir y separar, cosa que con los mexicanos no compartimos. En fin, ésta debe ser la tan cacareada cultura española: TVE, T5, A3, El Mundo, el ABC, la Razón, El As, El Marca, RNE, La COPE, la SER, Onda Cero, etc, etc, porque por lo demás cada pueblo es cada pueblo, y cada nación tiene una cultura diferente.
La cultura española no existe, lo que existe es la cultura andaluza, la cultura gallega, la cultura vasca, la cultura catalana, la cultura canaria, la cultura castellana, etc,etc y todas ellas juntas, así sumadas, es lo que podemos llamar cultura española, que no deja de ser un ente metafísico sin ser propio. Vamos que tan español es un chotis, como una bulería, una jota o una sardana. Pero claro, ahora vendrán los nacionalistas españoles y te dirán que todo esto no es más que una muestra de la diversidad cultural española, que ya manda huevos. O sea, que ellos mismos reconocen esta diversidad, pero a su vez dicen que es parte de la cultura española como si la cultura española existiese por sí misma, ¿pero qué diversidad, qué cultura española?, seamos realistas, hombre.
Hay conjuntos que son por sí mismos aun siendo la suma de sus partes y es el conjunto quien da estructura a las partes, y hay conjuntos que sólo son siendo la suma de las partes, siendo las partes quien da estructura al conjunto. Tanto la nación como la cultura española forman parte de estos últimos.
* Pedro Antonio Honrubia Hurtado. Estudiante de Filosofía de la universidad de Granada.