Se dice que la democracia es la elección a través del
voto popular donde el pueblo ejerce el derecho de elegir a sus gobernantes.
Dicen que los pueblos gobiernan a través de sus representantes, delegando el
poder. Vaya generosidad sin límites de los pueblos que confían en quienes los
gobernarán durante 4 ó 6 años, y pueden aspirar a ser re-electos por otros 4
años. En todo ese tiempo los pueblos terminan siendo espectadores de las
andanzas de los gobiernos, de diputados y senadores, de señores y señoras
ministros; que deciden qué hacer con el país. Corrientemente, según la
experiencia vivida por los pueblos, su fin es hipotecarlo, venderlo, rifarlo,
destruir el medio-ambiente, privilegiar a los centros de poder y buscar acuerdos
con el FMI, el Banco Mundial, el BID, la OMC, aumentar la DEUDA EXTERNA PARA QUE
SEA ETERNA y continuar pagando lo inmoral e ilegítimo,… etc.,… etc., para no
aburrirlos, pero que todos sabemos.
Sin embargo dicen que vivimos en democracia. Cuando votamos, nos botan; una es
con V-(corta- de vista) y la otra con B-(larga- de botar, echarnos, ignorarnos,
pegar una patada en el trasero y otras yerbas, podemos agregarle todos los
adjetivos calificativos que gusten).
Durante las dictaduras militares, que los pueblos sufrimos, en el continente,
los usurpadores del poder hacían lo que querían. Eran señores de la vida y la
muerte de un pueblo, secuestraban, mataban, violaban, desaparecían personas,
torturaban e imponían por el terror su voluntad. Tenían alianzas con sectores
económicos y robaban cuanto podían con sus aliados Muchos de ellos, hasta el día
de hoy, gozan de total y absoluta impunidad a pesar de la resolución de nulidad
de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación.
Muchos sectores populares luchamos por superar y vencer las dictaduras y
retornar a la democracia. Pero debemos preguntarnos; ¿Qué democracia? Palabrita
que ya no se entiende bien a qué se refiere, ni qué significa. La han vaciado de
contenido y hoy es una palabreja que va y viene por el uso y abuso de la misma.
"Mister Bush" sí, el emperador del Norte que quiere apropiarse del mundo dice
qué país es democrático y cual no; decide lo que está bien y lo que está mal. Se
erige en centro y ombligo del mundo para determinar los valores y niveles de la
democracia: Como el gran dictador, aspira que todos sean a imagen y semejanza "bushiana",
caso contrario les baja el dedo en el circo de la muerte, de los gladiadores que
luchan por sus vidas , ese ciudadano y ciudadana a pie que deben sobrevivir, y
poder alimentar a los hijos, darles una educación y que sufren el desempleo. En
un país rico, con grandes recursos y pésima distribución, vivimos en el país de
la "democradura" que supimos conseguir; como bien la define Eduardo Galeano.
A nivel popular existen dichos, que se han transformado casi en una regla: "haz
lo que yo digo; pero no lo que yo hago". "miente,…..miente…., que a la larga
algo queda". En las campañas electorales prometer lo que saben que no van a
cumplir es el juego de muchos políticos profesionales que viven de la política,
de los sueldos, prebendas y beneficios institucionales, dejando a un lado la
ética y haciendo de la mentira una realidad. Han vaciado de contenido a la
"política, como búsqueda del bien común de una sociedad".
Bueno,… no metamos a todos los políticos profesionales en la misma bolsa; no
sería justo. Hay también hombres y mujeres que hacen de la política un servicio
al pueblo, en la búsqueda del bien común. Son los menos, pero que los hay, los
hay, por suerte, y para bien de los pueblos a quienes sirven con dignidad.
En éste mare magnum de hechos surgen situaciones preocupantes y es necesario
tener memoria, refrescar las neuronas y recordar que muchos diputados y
senadores que hoy votaron la nulidad de las leyes de impunidad, de Obediencia
Debida y Punto Final, fueron en su gran mayoría los mismos que las votaron para
aplicarlas. Se mueven de acuerdo a los vientos que soplan en la política y son
como el camaleón. Esgrimen razones de la sin-razón, argumentos para justificar
sus cobardías y esconderse en el anonimato de las votaciones, que pocos conocen.
Es asombroso que después de casi cinco años, desde que el juez Ballesteros
dictara sentencia, del juicio iniciado por Alejandro Olmos, durante 18 años,
sobre la Deuda Externa, y enviara la documentación a la Cámara de Diputados, con
una expresa recomendación para que investiguen las graves consecuencias que la
deuda tiene para el pueblo, hasta el día de hoy ni el Poder Ejecutivo , ni el
Poder Legislativo hayan decidido iniciar una auditoria e investigación sobre la
deuda que se ha transformado en la "Deuda Eterna". Pero se continúa pagando los
intereses y se someten a las presiones del FMI y el BM, cuando por otra parte se
anuncia que "no se pagará con el hambre del pueblo". Palabras transformadas en
palabrejas. Otra de las "joyitas políticas del gobierno".
Todo eso se hace a las espaldas del pueblo, pero se dice que "vivimos en
democracia". Como ejemplo, el envío de 640 militares a la República de Haití,
que cuestan a la Argentina, cada seis meses, 10 millones de dólares. Muchos nos
opusimos a esa decisión del gobierno. Hoy las consecuencias están a la vista.
Haití no necesita tropas, sino recursos para la salud, educación y desarrollo
del pueblo, para superar el hambre y la pobreza.
La democracia que vivimos, plagada de "dedocracia" y "unicato político", con
alianzas nefastas, con los señores feudales provinciales que usufructúan los
recursos de las provincias para su propio provecho, con un poder judicial y
legislativo adicto y manipulado, pone en serio riesgo la participación del
pueblo, violando los derechos humanos e impidiendo la construcción de una
democracia participativa. Utilizan la extorsión del voto cautivo bajo la
permanente amenaza de que, si votan distinto al gobierno, perderán sus puestos
de trabajo. Los subsidios de Jefes y Jefas de Familia, son utilizados
políticamente a través de los punteros políticos. Si no responden a sus ordenes
pierden el subsidio del cual dependen poder alimentar a su familia.
La reciente Marcha Nacional de los Chicos del Pueblo, iniciada desde la
Provincia de Tucumán hasta Buenos Aires, llegando a la Plaza de Mayo para
reclamar el derecho a una vida justa y que no se mueran cerca de cien chicos por
día de hambre y enfermedades evitables es un claro llamado a la conciencia del
pueblo y de sus gobernantes. Un país que no cuida y atiende las necesidades
básicas sus niños, es un país que perdió su rumbo y su dignidad. U n país
riquísimo , donde hay aproximadamente 9.500 millones de chicos que viven bajo el
índice de pobreza.
Más de 4.500 kilómetros de marcha y cuando llegaron los chicos a la Plaza de
Mayo, no había un solo representante del gobierno. La voz de los chicos fue
escuchado por miles de personas en todo el país y el exterior, pero no por los
responsables gubernamentales que debieran atender los problemas de la infancia.
Los chicos reclaman un lugar justo en la sociedad. Esto fue impactante a pesar
que los escuchamos y vemos todos los días. Ese reclamo es directo, claro y
contundente : "Tenemos el derecho, a no comer de la basura". " Tenemos derecho a
que nuestros padres tengan un trabajo digno y nos puedan cuidar y ser felices y
podamos estudiar". "Tenemos derecho a reclamar que no nos golpeen porque somos
pobres". El Presidente de la Nación, se fue de la Casa de Gobierno cuando
llegaba a la Plaza de Mayo el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo y no
los escuchó. Da mucha tristeza esas actitudes.
Hay temas para las dirigencias políticas que no son prioridades y tratan de que
queden en las sombras, o en los "olvidos intencionados". Hasta el presente los
diputados le están dando más vuelta que perro para acostarse, y no se deciden a
sancionar la Ley Integral de la Infancia. Mientras algunos diputados
transnochados, reclamaban bajar la edad de imputabilidad de los chicos, para
penalizarlos, pero no para solucionar los problemas que afectan a la infancia.
Es preocupante la falta de claridad y determinación entre lo urgente y lo
importante. Los niños deben ser una prioridad para el Estado y no un accidente.
Muchas veces se les ve como una molestia social. Los chicos y chicas no cuentan
para ellos, no "votan", pero si los "botan".
Es urgente reclamar la prioridad de políticas sociales adecuadas de protección
de la infancia. Escuchar la voz de los chicos que reclaman un lugar digno en la
vida.