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Argentina: La lucha continúa

La Marcha llegó a la Plaza*

Agencia de Noticias Pelota de Trapo

Una vez más, como se había venido repitiendo en cada una de las ciudades que recorrió la Marcha de los Chicos del Pueblo, la lluvia quedó ahí, amenazando, pero no pasó de llovizna. A las 9 de la mañana, los micros salieron de Moreno y el cielo preanunciaba una llegada a la Plaza de Mayo bajo el agua. Pero no hubo agua sino cariño, aplausos, acompañamiento. Ya en el Parque Rivadavia los Chicos comenzaron a ser bien recibidos: representantes de diferentes gremios y organizaciones sociales estaban ahí, a la espera, con los brazos abiertos para la caricia y la palabra de sostén, para reforzar la idea que durante todos estos días animó al enorme contingente: tiene sentido marchar, tiene sentido reclamar lo que es justo, tiene sentido recordar con los propios pasos y con los propios gritos que la niñez tiene derechos y no están siendo respetados.
La Marcha de los Chicos del Pueblo se encaminó por la avenida Rivadavia, a lo largo de la cual se iban sumando cada vez más columnas. A la altura de Cromañón, hubo un alto necesario y doloroso. Uno de los chicos integrantes del Movimiento puso en palabras lo que todos querían expresar: "El hambre es un crimen. Toda muerte que pueda ser evitada es un crimen. Por eso Cromañón no fue una tragedia sino un crimen. Y sus responsables deben ser juzgados". Palabras simples, demoledoramente simples, encabezadas por la consigna, la síntesis, el lema que inspiró esta iniciativa: el hambre infantil suele ser exhibida y aceptada como "una tragedia". No es una tragedia en tanto podría evitarse. No es una catástrofe en tanto podría no existir en un país con recursos de sobra y carencia de voluntad social y política para remediarla.
Bajando por la Avenida de Mayo, lo que había empezado el 20 de junio en Tucumán ya era una gran, enorme marcha, una multitudinaria marcha colorida, que incluía, como en cada punto del recorrido, el trencito de la vida, zancos, malabaristas, las manitos de colores, murgas, cantos, y una enorme y larga bandera argentina como una forma de reclamar pertenencia y responsabilidad por parte de quienes tienen en sus manos las decisiones que harían posible que cada chico de este suelo tenga una infancia digna, sana y entera.
Al llegar a la Plaza, los Chicos del Pueblo se ubicaron en el palco. La Plaza estaba llena y el locutor anunciaba que todavía faltaban dos cuadras enteras de gente por sumarse. Estaban allí las Madres de Plaza de Mayo, todas sus líneas: Hebe de Bonafini, Nora Cortiñas. Estaban Keka Koffman y su compañera. Estaba la hermana Martha Pelloni. Había muchos brazos abiertos y estirados para reunirse en un reclamo que unió, que reparó, que superó matices o diferencias: los chicos necesitan ese consenso y lo tuvieron.
Norberto Gonzalo y Patricio Contreras leyeron la convocatoria de la Marcha. Luego, los niños marchantes tomaron la palabra: "Somos la voz de los chicos que no pueden marchar. Soñamos con una casa grande, con el baño adentro, con piso, con un patio para jugar a la pelota". Dijeron, con esa contundencia que no puede refutarse: "Salimos de Tucumán porque ya no aguantamos ver más a las mamás y a los papás juntando cosas en la calle". Dijeron, con el sentido común que los discursos políticos ningunean siempre: "A todos les decimos que para que nuestros sueños sean realidad, los primero que necesitamos es que nuestros papás tengan ¡trabajo!".
Alberto Morlachetti, el coordinador del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, ancló luego estas consignas que resumen el pedido claro y conciso de dignidad. "Decía un gran poeta de la lengua castellana, y lo voy a parafrasear, ´la Virgen cura a los niños con salivilla de estrella´, mientras este capitalismo avanza sembrando muerte." Agregó: "Cómo le digo a mi país que alguna vez ser niño fue un privilegio y lo hemos perdido. Lo hemos perdido en dictaduras militares. Los compañeros que no terminaron de vivir, que son 30 mil, que tienen nombre, que tienen abrazos, que tienen ternura, están aquí. Tenían sueños, tenían utopías. Si esos compañeros hoy estuviesen aquí, en esa Casa Rosada, no habría un solo chico de la calle". De las palabras de Morlachetti se desprendió el profundo sentido político de la consigna central de la Marcha, "el hambre es un crimen". Agregó: "Si el hambre persiste en la Argentina es porque está planificado. Si el hambre persiste en la Argentina es porque no queremos erradicarlo. La Argentina tiene múltiples recursos para erradicar el hambre, es un país rico. Y como país rico, les decimos: o nos dan lo que los niños, nuestros hijos, quieren o con ternura, paso a paso, venceremos. Y yo digo como educador, nosotros tenemos un compromiso de amor con la hermosura y un compromiso de sangre con nuestro pueblo. A vencer, compañeros".
Antes de que artistas como Ignacio Copani o el grupo Arbolito pusieran la música y siguiera la fiesta, el Padre Juan de Moreno bendijo las trenzas de pan, símbolo del derecho a la alimentación. Porque eso dijo esa epopeya protagonizada por los Chicos del Pueblo: en la Argentina, el hambre es un crimen.

*Pueden encontrar todo la cobertura de la marcha en
http://www.pelotadetrapo.org.ar/