VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa

El Corredor no tiene quien le escriba.

Pablo Benito

Autor: TMO

El Menemreutismo o Reutemenismo, como guste llamarlo, va sufriendo, con el paso del tiempo, la suerte de su mentor de patillas. El suizo-alemán como "estadista", ha muerto y, lo que queda, es un esbozo de histerias e historias contadas por la mitad. Desde el "vi algo terrible" con el que se bajó de la carrera presidencial 2003, hasta el "me amenazaron para que no dinamitara" para esquivar el agua del "29 A", para llegar hoy a un triste: "algún día voy a decir de donde sale esto" en referencia a las aventuras de su sobrina denunciada año y medio atrás por
Tercer Mundo, Lole, cuál novato ensayista, no culmina alguna de sus iniciadas novelas.
El ocaso de "Poncio Piloto" llegó hace rato. "Hay muertos que en el mundo viven
y hombres que viven en el mundo, muertos", anda diciendo cada vez más fuerte un hombre afectado por el "29 A".
Este señor, empresario él, fue amenazado por un Senador Nacional, dos veces gobernador de Santa Fe que, ante las cámaras esputó, acompañando sus palabras con el cadavérico rostro empalidecido que carga desde hace un par de años, con un temerario "a vos ya te vamos a agarrar".
El Barrabrava funcionario y representante, hoy utiliza un vocabulario soez (o Suez, si el error ortográfico reconoce la certeza financiera) para referirse a quienes, desde hace años, venimos diciendo que Lole, junto a su tropa – en la que se destaca su amigo Mercienario entrenado en la dictadura- conforman la gestión estructuralmente más corrupta de la historia de Santa Fe.
"Lanzadores consuetudinarios de estiércol" ha llamado el aristócrata "peronista" a quienes osaron investigar la sistemática utilización de la Secretaría Privada – ocupada por su sobrina en la gestión 99 – 03 – para realizar un robo, al estilo hormiga, de los recursos del Estado. En realidad las palabras, utilizadas por el "ex presidenciable", no han sido exactamente las mencionadas en este párrafo. Sería de pésimo gusto parafrasear la grosería proferida por el elegante hombre de mirada marina.
La pregunta, señor Senador, sería: ¿Puede alguien "tirar" algo que no existe? ¿De dónde salen las cantidades industriales de excremento con la que es usted atacado "cotidianamente"?
Es posible que el Salado en su paso por el interior de nuestra ciudad haya abonado la gobernación con sedimentos de todo tipo. Pero si hay heces, por donde quiera mirar un periodista independiente, es porque alguien anduvo defecando por estos lares.
Hoy, Senador, le están pagando a usted con la misma moneda que usó para despegarse de su mentor riojano. Tiene que salir usted, sin libreto y sin nadie que le escriba, a defenderse de su pasado cercano. Esta quedando sólo, ni su multitud de vacas y novillos le mugen.
Tiene que salir usted a decir barbaridades porque cuando los caudillos caen, ocurre que se disemina un virus, sobre quienes lo circundaron, que les hace olvidarse de todo. Nadie recuerda si fue su Ministro, si participó con usted en algún negocio. Si por negocios inundaron y acribillaron a manifestantes en la calles… nadie lo recuerda. Pocos quedan que muestran la foto que se sacaron colgados de su brazo. Con esa imagen consiguieron el poder con el que están dispuestos a echar, sobre su féretro, las últimas paladas de tierra.
No tiene que tomarlo como una traición, señor Senador, lo hizo usted hace poco más de una década cuando se calzó la imagen de Juan Domingo, de Eva, de Menem, de Duhalde.
Si es su cumpleaños quizás esté a tiempo de salir soplando la vela (…) de – o junto – a Kirchner.
Por eso debe ocurrir, señor Senador, que usted no puede nunca terminar de contar una historia de esas tenebrosas que anuncia cada vez que se las ve complicada… Porque el fin de esas historias no le es muy grata. Cómo el patilludo, ha de pasar, tantísimos días, lejos de su familia, sólo de toda soledad luego una "soledad tan concurrida" por presencias  tan oportunas como oportunistas.
Y pensar que le llamaron a usted: "hombre exitoso". No puede haber éxito posible en el hecho de empeñar la vida de miles de personas.
La cosecha de su siembra en su paso por la tierra, señor Senador, será la peor que jamás imaginó. Siquiera con lo que le "tiramos", desde este lado de su corrupción,  podrá fertilizar las hectáreas que supo conseguir.
Nunca más justo el popular dicho acuñado en la cultura que lo vio nacer. Como todo ser humano, señor Gobernador, "cosechará su siembra"