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Argentina: La lucha continúa

Viaje a “Repsolandia”

Por Marc Gavaldà (1)  
 Infomoreno, nº 102

 Uno accede a la capital de Neuquén y piensa que está en Texas. Por los ríos represados, serpentean líneas de alta tensión. Por la carretera, tras el alambrado de púas, aparecen nombres metalizados como Repsol, Pioneer, Total, Halliburton. Y esos columpios rojinegros que bombean constantemente el petróleo a la superficie....  
La ciudad que aparenta un Dallas patagónico, rodeada de casinos y almacenes de maquinaria petrolera, vive desde hace años del frenesí de las regalías. Por eso la provincia se acomodó a vivir subordinada al riego económico de la mamadera petrolera, "ya encontrarán otro pocito" es una frase que se escucha en las calles.
De los 2.300 millones de pesos de presupuesto provincial, 1.100 millones provienen de las regalías eléctricas y petroleras, 500 millones son participación del gobierno federal y el resto se reparte entre impuestos ciudadanos, la industria turística y otros impuestos aplicados sobre los ingresos de empresas petroleras.
 
Oligopolio repsoliano

La Ley de Hidrocarburos en Argentina es tremendamente beneficiosa para las transnacionales. Comparando con Bolivia, en conflicto social permanente desde la "Guerra del Gas" de 2003, por un reclamo popular de elevar las regalías del 18% al 50%, sorprende conocer que en la Argentina privatizada, desprendida de YPF -que alimentaba la mitad del Tesoro Geneeral de la Nación- las regalías no superan el 12%. Según fuentes reservadas de la Secretaría de Energía de Neuquén, "en realidad es menos de un 11% , porque las empresas se aventajaron de descuentos como el reconocimiento del flete, el tratamiento y acondicionamiento del producto y otros".  
Además hay condiciones expresas para el contrabando. Durante el gobierno de Felipe Sapag (1995-1999) se instalaron controladores volumétricos en los gasoductos terminales y oleoductos, pero cuando llega Sobisch ordena ignorarlos. ¿Qué motivos tenía el gobernador para no reconocer los aparatos una vez que la inversión pública ya estaba realizada?  
Según las empresas, no es necesario un control estatal de la producción, porque durante el proceso existe un "auto-control natural" de los volúmenes. Eso es: una petrolera "A" produce 1.000 barriles de petróleo en la planta de producción, una transportadora "B" recibe los 1.000 barriles y los manda a la empresa portuaria "C", que recibe 1.000 barriles. Todo auto-controlado por las propias reglas de juego del mercado. Pero ¿qué sucede cuando Repsol es a la vez la empresa productora, y socia de las empresas transportadora y portuaria? No hay un mecanismo natural de control, porque ha habido una concentración vertical. Repsol tiene un oligopolio energético en Argentina y como las regalías se cobran en base a una declaración jurada, existen condiciones óptimas para el contrabando.
Aparte, existen otros mecanismos más sofisticados para estafar al Estado en la fase de comercialización, como falsear la calidad del petróleo, el índice WTI (un indicador del precio basado en un promedio del petróleo de Texas), los descuentos, etc.  
 
Neuquén, ciudad sin ley

El gobernador Sobisch, en el poder provincial desde 1999, se enorgullece de tener con Repsol una "Alianza Estratégica". No en vano Repsol se ha asociado con Sobisch en un negocio inmobiliario faraónico para construir un rascacielos en la ciudad, donde Repsol tendría seis plantas para oficinas, salones de fiestas y hasta un museo petrolero.  
En este contexto de clientelismo político declarado, no causó sorpresa cuando en 2001, Sobisch prolonga la concesión de Loma de la Lata por 10 años, 17 años antes de que termine el contrato. Esta prórroga motivó el rechazo frontal de los mapuches, que cortaron la ruta de acceso a las comunidades de Loma de la Lata declarando no abandonar el bloqueo "hasta que el gobierno provincial y Repsol vuelvan atrás esta maldita prórroga que garantiza hasta el 2.027 esta amenaza de muerte"(3).
Según los propios empleados de la Secretaría de Energía de la Provincia de Neuquén "esta fue una situación totalmente irregular. No se puede dar una prórroga de concesión cuando faltan 17 años para que finalice, además, sin saber las verdaderas reservas que contiene el lote y sin realización del estudio económico previo. Pero fueron negociaciones a puerta cerrada, todo mentira..".  
En la provincia, los derechos humanos son vulnerados con frecuencia. Durante el conflicto de Loma de la Lata, un periodista que cubría la noticia para el canal nacional Todo Noticias, fue apalizado y amenazado, pistola en boca, por los efectivos del cuerpo provincial de Policía. Los mismos sobre los cuales pesa la sospechosa desaparición de un joven al interior de una discoteca, que la policía vigilaba como trabajo extra. En la Ruka de la Coordinadora Mapuche de Neuquén, me mostraron un vídeo inédito del conflicto de Loma de La Lata. Un grupo de mapuches impiden el paso de la policía provincial, que no duda en apalear a personas de edad avanzada o mujeres con sus niños en brazos. "Porque Sobisch es como el abogado, o más bien el pichón de Repsol. Antes que toquen a Repsol prefiere que lo toquen a él"- me aclara un joven mapuche.  
En febrero de 2005, la titular de la Defensoría del Niño fue amenazada de muerte. Este organismo defiende la vigencia de la Ley 2032, un código de la niñez que protege a los niños de ser detenidos en comisarías o cárceles, sino en centros de menores. Esta ley quiere ser anulada por el gobierno de Sobisch.  
Trabajadores de la fábrica recuperada de cerámicas Zanón, también fueron amenazados. A principios de marzo de 2005, fue secuestrada y acuchillada la esposa de uno de los dirigentes sindicales, coincidiendo con la proximidad del juicio con los acreedores de las deudas de la fábrica, entre los que se encuentra el gobierno provincial y el Banco Mundial.  
 
Impunidad ambiental en Loma de la Lata

Cuando la impunidad afecta a derechos civiles tan elementales como la vida, no sorprende que las compañías petroleras, que mantienen la mitad del presupuesto público, disfruten de una impunidad ambiental en sus operaciones. Desde 1982, YPF explotaba el yacimiento Loma de La Lata, un bloque de 33.000 hectáreas con más de 100 pozos, siendo el primer productor de gas de la Argentina. En el interior de esta tupida maraña de rutas camioneras, planchadas con pozos, caños (oleoductos, gasoductos, poliductos), piscinas de crudo, depósitos y otra infraestructura petrolera, habitan desde mucho antes las comunidades mapuches de Kaxipayiñ y Paynemil, que ocupan 440 hectáreas aisladas al interior del lote petrolero.  
Carlos Falaschi, abogado de las comunidades en los primeros tiempos del conflicto, resume el proceso de invasión de YPF en las comunidades: "La comunidad Paynemil, si bien tenía ya personería jurídica, fue ignorada por la empresa Repsol YPF, con sede en Plaza Huincul, a más de 50 kilómetros. La construcción de los pozos y accesos fue realizada sin consulta y pagaban sólo 900 pesos por servidumbre. Las comunidades se organizaron, con apoyo de un equipo de la Universidad del Comahue, haciendo un relevamiento de los daños ambientales, que incrementó las servidumbres a 15.000 pesos mensuales".
En 1995, una familia de la comunidad Paynemil, perfora un pozo de agua para consumo y se encuentra con que había gasolina en lugar de agua. La piscina de residuos de producción de un pozo petrolero cercano a la casa, había contaminado la napa freática.
Nahuel, joven kona de la Coordinadora de Organizaciones Mapuches (COM) de Neuquén, describe en detalle la contaminación de Loma de La Lata: " La gente allá no toma agua, porque abre la canilla y sale algo que parece agua pero en realidad es otra cosa, agua no es porque tirás un fósforo y se prende". La "inflamabilidad" del agua de Paynemil es algo que registró el director Fernando "Pino" Solanas en sus última película "La memoria del saqueo", donde Verónica Huilipan, werken (vocera) de la COM denuncia "la presencia de 17 a 30 metales pesados en la sangre y tejidos de los pobladores de Kaxipayiñ y Paynemil". Otro registro contundente es el documental local Curru Co (Agua Negra), que recoge testimonios de los Lonkos (cabezas) mapuches que perecieron en los últimos años por afecciones en la salud relacionadas a la acumulación de metales pesados en sus tejidos. Elba Paynemil, desaparecida recientemente confirmaba: "Así como las chivas mueren envenenadas, nosotros también somos afectados". Algunos síntomas del envenenamiento son fuertes dolores de huesos, dificultad de movimiento, dolor de cabeza, pérdida de memoria y mala cicatrización.  
En diciembre de 1996, los análisis de la Subsecretaría de Salud revelaban altas concentraciones de mercurio y plomo, entre otros, en el agua subterránea, la cual "no se puede hervir porque se concentra la toxicidad, ni poner lavandina porque puede crear nuevos complejos químicos".
Unos meses antes, mayo de 1996, las comunidades mapuches, junto con la Universidad del Comahue, elevaron una denuncia por contaminación a seis organismos oficiales: Provincia, Nación, Secretaría de Energía, Poder Ejecutivo, con copias al Congreso y a la Defensoría del Pueblo. El litigio llegó a las tres instancias judiciales, siempre favorables a la comunidad, obligando al Estado el suministro de agua. Sin embargo, la contaminación perduraba, así que, agotadas las instancias nacionales, se eleva la queja a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El caso Nº 12.010 ante la CIDH obligó al gobierno de Neuquén a suministrar agua potable a los pobladores de Kaxipayiñ y Paynemil. Luego Repsol construyó una planta potabilizadora que sólo hace un tratamiento biológico del agua, pero no elimina la contaminación química. Se le echa cloro al agua, sin embargo los hidrocarburos permanecen en ella. Pero a "la gente se le dio más agua que sed"- comenta Roberto Ñancucheo, werken de la Coordinadora de Organizaciones Mapuches de Neuquén. Los comunarios se preocuparon más por la presión y el caudal del suministro que por la contaminación.  
En la actualidad, el conflicto ha tomado un respiro. Las aguas siguen contaminadas y la salud de los mapuches sigue en un lento proceso de deterioro. "Alguna gente de la ciudad se fía que en Kaxipayiñ y Paynemil van en 4x4, tienen casa nueva... pero... ¿hay que fijarse en las 4x4 o en su desarrollo? Porque los mapuches no pueden vivir sin la naturaleza. Las comunidades no tienen agua y se ha condenado a la vida humana a desaparecer"- puntualiza Nahuel, refiriéndose al caso de anencefalia del feto de una mujer embarazada de la comunidad de Kaxipayiñ, que tuvo que abortar en 2004.  
Mientras tanto, la demanda civil de 404 millones de dólares para la reparación ambiental de las comunidades sigue un lento camino judicial en los despachos provinciales. Repsol recurrió para que la jurisdicción sea federal, pero la alegación fue desestimada. El conflicto de las comunidades mapuches ha sido aletargado con el cobro de servidumbres y la esperanza de una resolución judicial.  
Mientras tanto, las napas freáticas de Kaxipayiñ y Paynemil siguen contaminándose de condensados de gasolina, producto de la "sobreexplotación de un campo gasífero de condensación restringida, muy sensible a los cambios de presión y temperatura"- anota un empleado de la Secretaría de Energía de Neuquén, y añade: "Por la búsqueda de beneficios a corto plazo, Repsol está derrochando un recurso como la gasolina, que termina convirtiéndose en problema por mal manejo de la empresa por la permisividad administrativa".
 
Recordando el Cutralcazo

El 2 de marzo de 2005, la empresa de transporte "El Petróleo" nos acercó a la ciudad petrolera de Cutral-Có (Agua de fuego, en mapuche). A simple vista, una urbe que ya vivió su mejor época, cuando la flamante empresa nacional YPF construía viviendas sociales para sus trabajadores y la Ruta 22 parecía la Avenida Corrientes de Buenos Aires. Tras el remate de YPF por parte de Menem y sus secuaces, Cutral-Có se quedó estancada en una decadencia que parece eterna. "Qué frías son las noches en Cutral Co"- canta triste el cantautor Rubén Patagonia. "Hay que matar al Presidente" -responden Las Manos de Filippi en un tema que lleva el nombre de esta ciudad. Lo cierto es que los acontecimientos conocidos como el "Cutralcazo", precursor del extendido movimiento piquetero, dejó un áurea de gloria a esta ciudad hoy depauperada. "Acá nació el movimiento piquetero argentino"- cuenta emocionado Daniel, joven mapuche que trabaja ahora bajo contrato precario en Repsol YPF -"Durante varias semanas, la familia YPFiana al completo luchamos en las calles por un puesto de trabajo".  
Los cortes de ruta de Cutral-Có y la vecina Plaza Huincul, el 20 de junio de 1996, fueron un medio empleado con una buena dosis de desesperación ante la desocupación feroz: 8.000 desocupados en dos ciudades que suman 50.000 habitantes. Sólo la privatización de YPF, generó más de 4.000 despidos. La gente se sentía burlada por las promesas incumplidas, como la de ubicar en la zona una planta de fertilizantes que absorbería las masas de desempleados. Por eso, la noche más larga de 1996 fueron miles las personas que decidieron participar en los bloqueos, quemando llantas y tachos con petróleo, formando dantescas antorchas sobre la ruta. Tras una semana de heladas y el avance de la Gendarmería Nacional que utilizó todos los métodos para limpiar el camino, se llegó a un acuerdo con el gobierno provincial.  
Algo lograron los piqueteros de Cutral-Có con su lucha desesperada: Se consiguió la reconexión de luz y gas a los desocupados que no habían podido pagar y la concesión de subsidios sobre la base de la Ley 2128, aprobada por el gobierno neuquino ante la demanda masiva de los desocupados.  
Unos meses después, en marzo 1997, Cutral-Có vive un segundo episodio de movilizaciones, ya con otras características. Se cortan los accesos a YPF y el transporte de mercancías. Se toma el aeropuerto local en repudio a la llegada de la ministra María Julia Alsogaray desde Buenos Aires. En esa ocasión, la movilización se entrelaza con la de los docentes en huelga y la de los padres de alumnos. La represión esta vez llega más lejos, asesinando de un balazo en la cara a la trabajadora doméstica Teresa Rodríguez.  
¿Qué ocurrió en las ciudades petroleras de Cutral-Có, Plaza Huincul o Rincón de los Sauces? ¿Se agotaron los yacimientos? No se agotaron, sino que fueron entregados al capital extranjero. Empresas como la española Repsol o la norteamericana Pioneer Natural Resources se apoderaron de los yacimientos descubiertos por ingenieros argentinos en el suelo argentino. Efectivamente, los pozos siguen produciendo petróleo en su continuo movimiento de bielas de las bombas extractoras, pero ya no hay trabajadores alrededor de los campos productivos. Por los oleoductos circula una riqueza no compartida, con destino a los puertos de ultramar. En aquellos pozos donde no hay conexión, periódicamente camiones cisterna ingresan en los campos, vacían los tanques de almacenamiento y desaparecen dejando tras de sí, una nube de humo y polvo.
 
La llamada de Logko Purrán

Mucho antes de recorrer la provincia de Neuquén, conocida por "Repsolandia" por los estrechos lazos entre el gobernador y la petrolera, conocí el conflicto mapuche por comunicados de Internet que se solapaban al ruido navideño de fin de año. Comunicados que denunciaban atropellos violentos de una policía al servicio de la petrolera. Más tarde en una revista cultural de Río Negro ubiqué el siguiente fragmento:  
"En la comunidad Lonco Purrán, a unos 20 kilómetros de Cutral-Có, quedan sólo diez adultos y dos niños, ya que la mayoría están en la veranada, haciendo la trashumancia con sus animales. Hasta allí llegaron la semana pasada 30 policías con gases y balas a desalojarlos. Lo hicieron al mando de los comisarios Escobar y Hernández, al mando de Magnamaro, es decir al mando de Sobisch, es decir al mando de la Pioneer, la petrolera que explota el subsuelo del territorio."  
Los atacaron con cobardía y violencia, los médicos están intentado salvar el pie de Carlos Marifil atravesado por una bala de plomo. Otros tienen tres y cuatro balazos de goma por la espalda. Antes de que se desatara la violencia física, salió a parlamentar con ellos una ñaña de la comunidad, 69 años, y de entre los policías saltó uno de civil que como respuesta le partió una trompada en la cara. Sesenta y nueve años. La abuelita dijo con respeto que se vayan de su territorio y el policía, que entre todos financiamos, le partió una trompada en la cara. Esa piña nos tiene que doler. Es imprescindible. Que no nos pueda la indiferencia. La indiferencia es comadre de la impunidad.  
En virtud de mi rechazo a la indiferencia, me aproximé a Longko Purrán para conocer de cerca la realidad silenciada por la distancia y los medios. El primer paso en la ciudad de Neuquén, fue conversar con los peñis de la Coordinadora de Organizaciones Mapuches de Neuquén, que describieron con detalles la represión policial al servicio petrolero: "Unas 30 personas cerraron ese camino y se les reprimió con bala. Le destrozaron la guerra a un peñi, se lo llevaron al hospital, hicieron 3 cirugías y luego se supo que la bala no había sido de goma sino de plomo", afirma Nahuel.  
Tras realizar los pertinentes contactos, al día siguiente nos encontramos en una modesta vivienda de los suburbios de Cutral-Có, el werken de la comunidad y su familia. Cargamos el depósito de una vieja camioneta y nos dirigimos a la comunidad, dejando la ciudad ahí a lo lejos, bajo el sol de un desierto patagónico alambrado y transitado por camiones extranjeros.  
 
El Centro Cultural

La primera escala del viaje a la comunidad en conflicto es lo que Martín Maliqueo y su esposa Relmu Ñanku llaman ruka o Centro Cultural de Logko Puran: Una vieja pileta convertida en cabaña, adornada por una calabera de chivo de cuyos cuernos cuelgan cartuchos de gas y balines. "Este lugar tiene ahora un valor simbólico para la comunidad, porque acá se inició la represión". El 28 de diciembre, fueron reprimidos por la noche con gases y balas de goma por una policía que, horas antes, se presentaba como mediadora con la empresa.
"Decían que tenían órdenes de facilitar el paso a los camiones de la empresa para vaciar los tanques de petróleo, pues corrían el peligro de derramarse". Pero los mapuches entendían que para evitar el derrame la empresa podía fácilmente paralizar la producción de los pozos. "Algunos se escondieron en esta cabaña y nos gasificaron a dentro". La vivencia es comunicada con tanto sentimiento que aún se huele el humo del gas tóxico. Desde ese día, los mapuches tienen este lugar como un punto estratégico para futuras movilizaciones. "Desde acá, podemos impedir el paso de los camiones de la empresa a la planta compresora de gas". Quieren convertir este lugar en un centro cultural y han plantado algunos árboles escuálidos que riegan con perseverancia con agua traída de Cutral-Có.  
Porque en el conflicto de Logko Puran se debate la supervivencia de los que viven "en y de" estas tierras. En el 2004 la norteamericana Pioneer entra en una fase de ampliación de infraestructura. A los pozos existentes, les añade cuatro más, los cuales invaden por completo los mejores pastos de la comunidad. Así nomás, a la americana. Sin previo aviso, sin mostrar estudios de Impacto Ambiental, sin consultas con la comunidad. Construyen cuatro planchadas de varios miles de metros cuadrados forrados por medio metro de grosor de piedra caliza. ¿De dónde saca la caliza la empresa? Tan fácil como romper todo un cerro de la propia comunidad y remover la tierra de acá para allá.  
La visita a los nuevos pozos es determinante para convencer al más ingenuo de que Pioneer actúa con ilegalidad consentida. Los pozos carecen de una cerca perimetral que impida el acceso. Ningún cartel advierte a las personas del peligro de acceder a los pozos . "Cualquier niño de la comunidad puede jugar manipulando las válvulas" - advierte Martín Maliqueo, werken (vocero) de la comunidad y padre de una niña de dos años. A parte "las empresas tienen prohibido hacer corte de tierras"- me señala un talud de 3 metros- "para abrir pozo no pueden cortar el cerro, sino buscar las partes planas y hacer un pozo direccional".
 
Inversiones a la norteamericana

La Pioneer en Argentina, recuerda al accionar de Texaco en Ecuador por sus deficientes inversiones. Durante 30 años operó en la Amazonía Ecuatoriana dejando tras de sí una política de tierra quemada. Terminado el período de concesión, Texaco abandonó el país dejando todo el pasivo ambiental para el Estado. Desde hace una década Texaco enfrenta un juicio por actuar en Ecuador con tecnología anticuada, decisión que fue tomada en algún despacho de Estados Unidos, donde sin duda la empresa aplicaba para el mismo trabajo tecnología de punta.
También recuerda el manejo del conflicto de Enron en Bolivia, después de derramar 30.000 barriles de petróleo en el río Desaguadero, el único curso fluvial del altiplano que une el lago Titicaca con la cuenca endorreica de los lagos Poopó y Uru Uru. Mientras el crudo avanzaba por el río hasta 200 kilómetros del lugar del derrame, Enron no avisó a las más de 200 comunidades originarias aymaras que regaron sus cultivos de alfalfa, habas y papa, contaminando los suelos, perdiendo las cosechas y la posibilidad de producir. Ante la gravedad de la crisis, Enron descargó una batería de antropólogos norteamericanos que se dedicaron a marear a las comunidades damnificadas con convenios ridículos de compensación. Aprovecharon la situación desesperada de la población afectada como campo de trabajo de estudiantes de antropología.  
Lo mismo sucede con la norteamericana Pioneer. Cuesta creer que en su país de orígen, esta empresa ubique tanques de combustibles sin siquiera una pileta de contención para capturar un derrame en caso que rebalse, algo que ya pasó. La empresa descargó un camión de ripio enterrando el vertido y asunto silenciado. Pero las leyes de la física y química no son inmunes al petróleo, aunque sí lo sean las empresas que lo producen. Algunos pobladores de la comunidad se quejan de la salinización de los pozos, así como la desecación de algunos de ellos coincidiendo con los movimientos de tierras que provocó la prospección sísmica. Ahora sus vidas dependen del transporte mensual de agua potable que realiza la municipalidad de Cutral-Có.  
 
Los ancianos denuncian

Encontramos a Martín Velázquez Maliqueo padre, de 68 años, hacha en mano, desenterrando unas cortezas de algarrobo a varios kilómetros de su casa. Otra paradoja de la injusticia energética. La población que vive sobre millones de metros cúbicos de gas, caminan kilómetros para trocear unos tronquitos para poder cocinar. Y calentarse en los largos inviernos patagónicos.  
Hablar con Martín V. Maliqueo es como capturar en su rostro el paisaje estepario. Algo profundo esconden sus ojos oscuros "Mis padres nacieron acá, y mis abuelos y bisabuelos descansan en esta tierra" y añade "mucho antes que cualquier petrolera". Pero llegaron, abrieron caminos por todas partes, con los movimientos de tierras secaron los pozos. Entre Repsol y Pioneer han construído más de 80 pozos en la comunidad. "Por los caminos no sólo van los de la empresa, también entra gente a robar ganado. A unos vecinos les robaron 90 cabezas. Les roban el ganado y también el agua: "En mi casa se secaron dos pozos. Esos pozos daban mucha agua y linda agua, por eso plantamos esta arboleda. Con las explosiones de la planta de gas provocan el movimiento de tierra, llega hasta acá a temblar el suelo. Seguro se desvió la corriente, se fue para otro lado y se secaron los pozos. Y allí, al vecino Díaz, también se le ha partido la casa con la misma explosión del gas que hacen". Ni agua ni comida les queda - "Antes había agua, producíamos papa, cebolla, ajo, tomate... y se secó. Ahora ni siquiera pastos, porque la Pioneer destruyó el mejor lugar"(4).
 
El petróleo o la vida

Precisamente, la defensa de los pastos es lo que movilizó a la comunidad. El 18 de diciembre de 2004 la Pionner, que había abierto tres nuevos pozos, construyó una planchada gigante enterrado el último buen lugar para pastoreo de la comunidad. "La empresa nos obliga a no tener animales, porque siguen aplastando los pozos pastos que nos quedan. Si los dejamos seguiran avanzando con 10, 100 pozos más"- afirma el werken de la comunidad.
El 28 de diciembre cortaron el acceso de la petrolera a la comunidad, la policía neuquina actuó como grupo de choque para permitir que entraran los camiones cisterna a vaciar tanques. Relmu Ñanku, esposa de Malikeo comenta: "La empresa nos decía que ¿cómo no entendíamos que si cerrábamos el pozo ellos perdían mucha plata cada día? Pero nosotros los mapuches estamos perdiendo la vida de a poco y el impacto cultural, no sólo el ambiental".  
Martín Maliqueo complementa: "Es una muerte lenta, destruyen nuestra forma de vivir y pensar. Ustedes pierden millones en un día, pero nosotros cada día que estan acá perdemos en desarrollo y en posibilidad de vivir nuestro hijos, como el ambiente dañado y violado nuestro derecho como pueblo originario".  
El conflicto de Logko Purán es un ejemplo para muchas comunidades invadidas por las petroleras. Pero también es un grito de dignidad para el mundo entero. Personalmente, me inclino por la defensa de la tierra legítima de los mapuches al negocio millonario de la petrolera norteamericana Pioneer. Su lucha merece ser acompañada.  
 
(1) Autor de “La Recolonización” (Ed. Icaria, 2004)
(2) Término acuñado en una poesía de Carlos Falaschi  
(3) Los Mapuce Paynemil y Kaxipayiñ, Coordinadora de Organizaciones Mapuche, Comunicado Mapuche, Neuquén, 19/06/2201
(4) Ver entrevistas completas realizadas por Hernán Scandizzo en : http:/argentina.indymedia.org/news/2005/03/273153.php, 273938.php y 272004.php