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Argentina: La lucha continúa


El motín en la cárcel de Coronda
Una masacre con voceros y testigos como blanco


Silvina Tamous
Tecer mundo on line

La mayoría de los presos asesinados la madrugada del martes en Coronda eran personas 'conciliadoras y tendientes al diálogo'. Dos de ellos habían sido delegados y otros dos testigos del crimen de un recluso.

Voceros y testigos. Así es como definen la mayoría de las fuentes consultadas a los 13 presos asesinados en Coronda. Una 'limpieza profunda' que deja al descubierto la mano de algún sector del Servicio Penitenciario en la masacre. En esa hipótesis coinciden familiares de reclusos, abogados y dirigentes de organismos de derechos humanos.

'Eran personas permeables a acompañar un proceso de diálogo. Eran referentes para el resto de los presos, pero sobre todo podían acompañar la tendencia dialoguista de (Fernando) Rosúa', explicaron desde la Coordinadora de Trabajo Carcelario.

Dos de los jóvenes asesinados durante la fatal madrugada del martes fueron testigos del crimen de Norberto Cartelle, un recluso que había denunciado al Servicio Penitenciario por venta de Drogas. La madre de Cartelle había denunciado que la vida de Ramón Valenzuela y de Juan Manuel Ortigoza estaba en peligro. Y los mataron. Un reclamo similar había hecho sobre Jorge Martínez, un muchacho que también fue testigo de la muerte de Cartelle, y que fue ultimado en noviembre de 2004 en Coronda, en una inexplicable pelea ya que era un interno que profesaba la religión evangélica y, según todos coinciden, 'no tenía problemas con nadie'.

En tanto, Amelio Mercado también fue delegado, al igual que Eduardo Verón. Pero como la mayoría de los fallecidos, tanto para la CTC como para algunos abogados penalistas consultados y familiares de detenidos, eran personas tendientes al diálogo, que calmaban los conflictos, se sabían defender y no tenían buena relación con el llamado 'sector duro' del Servicio Penitenciario.

La pelea Norte - Sur

El crónico enfrentamiento entre rosarinos y santafesinos como causal de la masacre es una hipótesis que a esta altura ni el mismo gobierno se anima a ratificar.

La vicegobernadora, María Eugenia Bielsa, expresó ayer: 'No me gusta fortalecer hipótesis y no tengo ningún argumento para afirmar que haya en esto una suerte de confrontación entre santafesinos y rosarinos', remarcó Bielsa, 'No hay ningún dato que diga certeramente nada más que hay trece muertos de Rosario y uno de Santa Fe (este último fallecido el día previo a la masacre)', sostuvo.

Y la sombra de una 'zona liberada' para cometer los crímenes, con blancos cuidadosamente escogidos, toma cada vez más fuerza a medida que se conocen detalles sobre las características de la masacre.

La Coordinadora de Trabajo Carcelario sostiene que no es claro cómo los presos tomaron a los penitenciarios en la guardia y comenzaron a recorrer la cárcel cometiendo crímenes, buscando a sus presas por su nombre. Tampoco 'cierra' que la muerte de Eduardo Verón, asesinado el domingo, pueda desatar una suerte de venganza contra los llamados 'rosarinos'. Es que según la CTC 'Verón era delegado de un pabellón en donde había rosarinos'.

Los problemas en el penal no eran nuevos y todo hacía suponer que un conflicto de magnitud podría desatarse. Así lo expresaron los internos de Coronda en una nota que fue enviada a Roberto Rosúa y que también habrían recibido Jorge Obeid, Rafael Gutierrez, María Eugenia Bielsa y Horacio Rosatti. Está fechada el 25 de febrero, según consta en la carpeta de antecedentes que posee la comisión de Derechos y Garantías de la Cámara de Diputados.

'Los delegados de los reclusos, además, nos manifestaron que la difícil situación que se estaba viviendo en el penal podía terminar mal. Las consecuencias podrían ser más graves que lo sucedido hace un par de meses en la provincia de Córdoba. También se le entregó a la comisión una nota por parte de los reclusos que se hizo llegar a las autoridades provinciales y nacionales donde se hacía conocer la inquietud por lo que se estaba viviendo' dijo el legislador Raúl Lamberto.

El gobierno, en tanto, se mantiene cauto a la hora de hablar sobre internas en el SP y sobre una posible planificación de una masacre. Pero por las dudas dejó en claro que la política que lleva adelante Fernando Rosúa no va a modificarse. Y que el diálogo y el respeto por los derechos humanos se seguirá manteniendo. Al respecto María Eugenia Bielsa sostuvo: 'La mano dura no anticipó ni previno motines durante años. La política del gobierno es de absoluto respeto a los derechos humanos'. Y expresó que 'Rosúa está llevando adelante una política que está consensuada por el gobierno, mientras no se demuestre que hubo negligencia o impericias'.

En tanto, en Coronda, los presos del pabellón 7 del penal -desde donde salieron los asesinos- permanecían aislados, mientras que todas las actividades carcelarias estarán suspendidas por las próximas 24 horas, ante el temor de que pueda producirse un nuevo enfrentamiento.

Dolor y burocracia

'No era un tema para una discusión burocrática: había que resolverlo rápido', explicó con claridad la secretaria de Salud municipal, Mónica Fein. La funcionaria explicó que la provincia no tomó la responsabilidad y la Municipalidad se hizo cargo sin discutir del sepelio seis de los 13 reclusos que fueron masacrados en Coronda: son los que tienen domicilio en la ciudad y sus familias no disponen de recursos para hacerse cargo de una tragedia que los golpeó de improviso. Solamente una familia quiso hacer el velorio en privado, y todas aguardaban ayer, con dolor, que terminara la parte burocrática de la desgracia. Los cuerpos de los reclusos asesinados en Coronda fueron trasladados primero al Cuerpo Médico Forense de la capital provincial y luego otra vez al penal, antes de su traslado final, en móviles del Servicio Penitenciario, a Rosario, para su velorio y sepelio.