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Argentina: La lucha continúa

Las conocidas mentiras argentinas


Si me engañas una vez, tuya es la culpa.
Si me engañas dos, la culpa es mía.

Anaxágoras

Hugo Alberto de Pedro


¡Muy bien "Argentina". Felicitaciones. Sigue así esforzándote y Felices Vacaciones!

Así es como podemos ver hoy el boletín o libreta de calificaciones del año 2004 de la República Argentina, ése que está confeccionado por el funcionariato y los principales medios de comunicación desde la letra aportada por los periodistas otrora críticos de las reglas del juego impuestas en esta ventiañera democracia representativa. Sólo representativa y muy poco de republicana por cierto.

Obviamente que la tragedia producida e inducida en el local República de Cromagnon ya va perdiendo el lugar asignado durante los primeros días, solo los primeros, posteriores a aquel fatídico 30 de diciembre de 2004. Ahí confluyeron la irresponsabilidad del insaciable empresariado, la incapacidad del Estado para cuidar la vida de los ciudadanos, la corruptela endémica dentro de los organismos de contralor y prevención junto a la inoperancia comiera y corrupta de quienes tienen a su cargo la seguridad pública. O sea, el sistema institucional democrático representativo y republicano vigente.

Ahora vienen los momentos para el canje de la odiosa deuda en cesación de pagos en manos de los especuladores internos y externos. No los tiempos de la cesación del hambre, la pobreza, la indigencia y el desempleo.

Ahora vienen los momentos para que Eduardo Alberto Duhalde se pelee con el gobernador Felipe Solá por los dineros que fluyen incontrolados de las cajas institucionales de la provincia de Buenos Aires. No los tiempos del debate y compulsa de ideas políticas en la interna peronista que nunca será participativa ni democrática.

Ahora vienen los momentos de ir preparando las acomodadas listas sábanas y las subvencionadas alianzas político partidarias ante la proximidad de las elecciones legislativas del mes de octubre. No los tiempos de la participación de los afiliados, adherentes y militantes a los cuales ya les pedirán sus votos y su presencia en el sublime acto electoral para fiscalizar su permanencia en los sitiales de las dietas y los fueros.

Ahora vienen los momentos para que los responsables del Terrorismo de Estado se hagan los enfermos para no someterse a la justicia nacional e internacional y así rendir cuentas de sus asesinatos y desapariciones. No los tiempos de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación declare la inconstitucionalidad de las leyes del olvido y del perdón.

Ahora vienen los momentos que nos quieren demostrar en todo el país que se hacen los controles e inspecciones en los locales públicos para brindarnos seguridad a todos y la debida protección, lo que demuestra en los resultados el estado de desidia burocrática a la que estamos expuestos. No los tiempos de que los funcionarios reconozcan sus errores y sometan a la justicia y la debida rendición de cuentas.

Ahora vienen los momentos que la clase política quiere aprovecharse de que algunos indicadores económicos y sociales, muy cuestionados por cierto en su elaboración, parecerían demostrar que se ha detenido nuestra caída en picada a la peor de las crisis y los abismos de vida. No los tiempos para cambiar la distribución del ingreso porque el Gobierno Nacional sigue respondiendo a la lógica del neoliberalismo, ahora publicitariamente disfrazado de progresismo.

Somos muchos los que no creemos en las bondades de ese boletín diario que nos quiere hacer creer que estamos mejor. Solamente se trata de unas vacaciones que se ha tomado el salvajismo capitalista y que muy lejos está de ser abandonado.

Debemos seguir exigiendo corregir los rumbos tomados ayer y los mantenidos hoy. Debemos mejorar los cursos de acción política para conseguir un mejor mañana para todos.

Ahora es solamente hoy. El hoy de la desesperación de millones que perversamente encuentra a los menores presos del sistema que los deja indefensos y expuestos a la muerte de cualquier tipo.

La vida de todo un pueblo, y fundamentalmente de su juventud, necesita de los cambios revolucionarios urgentes en educación, salud, economía y empleo que proyecten un futuro mejor y por sobre todo digno. No un futuro político asegurado para unos cuantos que son los mismos de siempre -los de ayer y los de hoy-.

Si nos engañan otra vez la culpa es nuestra.

18 de enero del 2005