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Nuestro Planeta

Alimentemos al mundo sin plaguicidas y transg�nicos, por RAP-AL

RAP-AL

M�s de 840 millones de personas siguen padeciendo hambre en el mundo y son muchas m�s a�n las que sufren carencias de micronutrientes. Una justa redistribuci�n del ingreso y una adecuada protecci�n de la biodiversidad son cruciales para alcanzar el objetivo de alimentar a la humanidad en forma sustentable. Y eso s�lo ser� posible en un mundo sin plaguicidas y transg�nicos
16 de Octubre, D�a Mundial de la Alimentaci�n 2004

El 16 de octubre de cada a�o la Organizaci�n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci�n (FAO) celebra el D�a Mundial de la Alimentaci�n. Este a�o el lema es "La biodiversidad al servicio de la seguridad alimentaria". De esta forma se busca destacar la importancia de la biodiversidad para asegurar a todas las personas el acceso sostenible a alimentos diversificados de alta calidad que permitan una vida saludable.

La FAO estima que en los �ltimos 100 a�os se han perdido unas tres cuartas partes de la diversidad gen�tica agr�cola y cerca de un tercio de las especies animales corren peligro de extinci�n o ya han desaparecido. La p�rdida de la biodiversidad a nivel mundial significa comprometer seriamente la seguridad alimentaria presente y futura, debido a que la oferta de alimentos se vuelve m�s vulnerable.

Sin embargo, la preocupaci�n de la FAO por este tema de primordial importancia para toda la humanidad deber�a expresarse tambi�n en una fuerte autocr�tica. Uno de los factores relevantes que han influido en la p�rdida de diversidad es la introducci�n de la mal llamada "revoluci�n verde", promocionada desde hace d�cadas por la FAO. Con la pretensi�n de solucionar el hambre en el mundo, se introdujo en pr�cticamente todo el planeta la "agricultura convencional" dotada de un paquete tecnol�gico compuesto de maquinaria, semillas h�bridas y, principalmente, plaguicidas y fertilizantes qu�micos. Un contundente negocio para la poderosa industria qu�mica, convertida ahora en un grupo cada vez m�s reducido de grandes corporaciones trasnacionales que dominan toda la cadena agroalimentaria a nivel global.

Los monocultivos agr�colas y el uso de plaguicidas han tra�do consecuencias nefastas para la fertilidad de los suelos y la sanidad de la tierra. La falta de vitalidad de los suelos, por reducci�n de la vida y la p�rdida del equilibrio natural, ha llevado a los agricultores a usar mayor cantidad de plaguicidas y fertilizantes qu�micos, logrando una mayor producci�n al corto plazo, pero a expensas de la estructura del suelo, de la biodiversidad y de la pureza del ambiente.

Los plaguicidas son biocidas, es decir, act�an en todos los organismos vivos. En el campo, al exterminar en forma generalizada toda clase de seres vivos -entre ellos, insectos y especies altamente ben�ficas para el control natural o biol�gico-, provocan inevitablemente mayor desequilibrio, adem�s de contaminar los ecosistemas.

Este verdadero arsenal qu�mico usado en la agricultura va a dar sucesivamente a los cursos de agua, a las napas subterr�neas, al mar, a la atm�sfera, a los suelos, a nuestra mesa y al ser humano, a trav�s de los alimentos y de la leche materna, con el consiguiente riesgo para la salud.

La contaminaci�n de los alimentos con residuos de plaguicidas puede causar serios trastornos en los sistemas inmunol�gico, reproductivo y nervioso, adem�s de enfermedades como c�ncer, entre otras. La Academia de Ciencias de Norteam�rica, a solicitud de la Agencia de Protecci�n Ambiental (EPA), public� en 1987 un informe en el que se�ala que en el curso de los pr�ximos setenta a�os los norteamericanos corren el riesgo de desarrollar m�s c�nceres debido a la presencia en los alimentos de 28 plaguicidas reconocidos como cancer�genos.

Posteriomente, la FAO reconoci� que el uso de plaguicidas, en especial los organoclorados, organafosforados y carbamatos, est� generando problemas en la salud y el ambiente. Por consiguiente, ha recomendado a los fabricantes de agrot�xicos retirar del mercado "los plaguicidas que representen un riesgo inaceptable para las personas y el ambiente".

Sin embargo, la FAO promueve en la actualidad una nueva revoluci�n verde. Esta vez con biotecnolog�a y transg�nicos de las mismas corporaciones transnacionales que, en el marco de la econom�a globalizada, externalizan los altos costos ambientales y de salud que provocan sus actividades contaminantes. Hasta ahora, estas corporaciones responsables de la p�rdida de biodiversidad, de graves intoxicaciones agudas y cr�nicas, y de muertes de ni�os y adultos, han quedado impunes.

La experiencia demuestra que el camino que conduce a la seguridad y a la sanidad de los alimentos, a la soberan�a alimentaria, no pasa por estas corporaciones y "revoluciones verdes", sino por el desarrollo de una agricultura socialmente justa y ambientalmente sostenible, como es el manejo agroecol�gico de suelos y plagas.

Mientras, m�s de 840 millones de personas siguen padeciendo hambre en el mundo y son muchas m�s a�n las que sufren carencias de micronutrientes. Una justa redistribuci�n del ingreso y una adecuada protecci�n de la biodiversidad son cruciales para alcanzar el objetivo de alimentar a la humanidad en forma sustentable. Y eso s�lo ser� posible en un mundo sin plaguicidas y transg�nicos.

Red de Acci�n en Plaguicidas y sus Alternativas para Am�rica Latina - RAP-AL.

Santiago de Chile, 16 de octubre de 2004.

RAP-AL es el centro regional para Am�rica Latina y el Caribe de Pesticide Action Network (PAN), organizaci�n establecida en 1982, con oficinas regionales en Africa, Asia, Europa, Am�rica del Norte y Am�rica Latina.

 

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