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Medio Oriente - Asia - Africa


12 de april del 2004

Israel: Arroz Amargo (2)

O: Marzo de Disparates
Uri Avnery

El siguiente párrafo puede parecer familiar:

"El cuarto día del ataque israelí al Líbano en 1982, crucé la frontera por un solitario lugar cerca de Metulla y busqué el frente, que ya había alcanzado las afueras de Sidón. Conducía mi coche particular, acompañado por una fotógrafa. Pasamos por una docena de pueblos chiítas y fuimos recibidos en todas partes con gran júbilo. Salimos, solo con gran dificultad, libres de los cientos de aldeanos, cada uno de ellos insistiendo en que teníamos que tomar un café en su casa. Unos días antes, habían derramado arroz sobre los soldados israelíes.

" Unos pocos meses después me uní a un convoy del ejército que iba en sentido contrario, de Sidón a Metulla. Los soldados llevaban ahora chalecos antibalas y casco.

Algunos estaban al borde del pánico".

" ¿Qué había pasado? Los Chiítas habían recibido a los soldados como libertadores. Cuando se dieron cuenta que habían venido como ocupantes, empezaron a matarles".

" Cuando las topas israelíes entraron en el Líbano los chiítas era una pisoteada comunidad sin poder alguno, desdeñada por todas las demás. Después de un año de combatir a los ocupantes, se convirtieron en un poder político y militar. El chiíta Hizbullah es la única fuerza militar del mundo árabe que ha batido al poderoso ejército israelí."

Fin del párrafo. Escribí esto en un artículo titulado " Arroz Amargo", el cual apareció el 22 de marzo del 2003, en las vísperas de la invasión de Irak, el cual empezaba con las palabras " Cuidado con los chiítas. Los problemas de la ocupación comenzarán después de acabar los combates..."

Barbara Tuchman murió demasiado pronto. De lo contrario habría añadido un capítulo a su libro " Marzo de Disparates".

Debería recordarse que Tuchman era muy estricta en la elección de sus ejemplos. No era suficiente con que un gobierno actuara disparatadamente. Para ganar un lugar en su libro habían de concurrir dos condiciones adicionales: que el resultado de la estupidez fuera previsible y que, en efecto, hubiera alguien advirtiendo con antelación de esos resultados.

(Por ejemplo: El británico rey Jorge III perdió las colonias de América a causa de un número de actos disparatados. Estos podrían haber sido previstos, y, efectivamente, el político y escritor británico Edmund Burke avisó de ello alguna vez.)

Lo que está sucediendo ahora en Irak era completamente predecible. Es una repetición exacta de todo lo que nos sucedió (a los israelíes*) en el Líbano. Otto von Bismarck una vez comentó: " Un necio aprende de su experiencia. Una persona sabia aprende de la experiencia de los demás." Si es así, ¿cómo definir al presidente George W. Bush, quien ni siquiera es capaz de aprender de su propia experiencia? Si ya me he citado a mí mismo, también puedo hacerlo nuevamente.

El 8 de Febrero del 2003, en un artículo titulado "El Olor de la Guerra", Escribí: "Esta no es una guerra contra el terrorismo. Esta no es una guerra contra las armas de destrucción masiva. Esta no es una guerra por la democracia en Irak. Esta es una guerra por algo más... Hay un fuerte olor de petróleo en el aire"

Por entonces, esto sonaba como una difamación. Hoy ya esta claro, sin la menor duda, que la invasión norteamericana no tenía nada que ver ni con la "guerra al terrorismo", ni con las armas de destrucción masiva, ni con los crímenes de Saddam Hussein, ni con la democracia. Esto ha sido probado y documentado, fuera de toda duda, más recientemente por el testimonio de Richard Clarke, quien había sido el hombre de Bush encargado de la "guerra contra el terrorismo". Desde el momento que Bush entró en la Casa Blanca, el y sus mercaderes persiguieron un objetivo en Oriente Medio: ocupar Irak.

Los Bush son hombres de petróleo. Entre la gente de grandes fortunas que ayudaron a los dos Bush, el senior y el junior, a llegar a la casa Blanca, los hombres del petróleo jugaron un papel preeminente. Habían decidido que el Imperio Americano necesitaba meter las manos en las vastas reservas petrolíferas de Irak y establecer una base militar permanente en medio de la región del petróleo, entre el petróleo del Mar Caspio y el del Golfo Pérsico/ Arábigo.

Los fanáticos neoconservadores, la mayoría de ellos sionistas de extrema derecha, añadieron a esto otro objetivo: eliminar la amenaza iraquí a Israel, antes de liberar a Israel de las amenazas siria e iraní. Pero este era un objetivo secundario. No habrían tenido éxito en dominar la política norteamericana sin el impacto decisivo de Dick Cheney y los otros mercaderes de Bush, que quisieron establecer un control militar estadounidense directo sobre el mayor yacimiento petrolífero de la tierra. Este objetivo ha sido alcanzado. Irak fue conquistado. Ciento treinta y cinco mil soldados sostienen el régimen de la ocupación, a los que hay que sumar la pocas tropas de los países satélites, tales como Polonia, Ucrania, el Reino Unido, El Salvador e Italia. Un pequeño (y no muy inteligente) funcionario llamado "L. Paul Bremer 3º", nada menos, se ha convertido en el gobernador de la nueva colonia e intenta "ceder la soberanía" a un gobierno iraquí que el mismo ha nombrado.

Es decir, soberanía sobre una colección de basura y sobre hospitales, pero definitivamente no sobre las funciones realmente importantes, las cuales estarán firmemente en las manos de los "consejeros" estadounidenses. Para este propósito, la más grande en el mundo de las embajadas de los Estados Unidos está siendo construida en Bagdad: más de 3000 funcionarios, que controlaran cada aspecto del gobierno en el país.

Esto recuerda uno de los gobiernos del régimen de Vichy del mariscal Petain en Francia. Los propios iraquíes se acordarán de la estructura del poder colonial británico en su país, el cual operó a través de un rey "árabe".

Por lo que a los Estados Unidos respecta, esto puede durar siempre. No un año, ni dos, sino décadas, como la ocupación israelí de las áreas palestinas. Pero a diferencia de los israelíes, ellos lo llaman " construcción de la nación" y " establecimiento de la primera democracia en el mundo árabe". George Orwell hubiera disfrutado con ello.

Un factor menor fue pasado por alto: El pueblo iraquí. Pero uno realmente no puede pensar en todo, ¿ no es cierto?

Cuando la resistencia armada comenzó, los norteamericanos se confortaron a si mismos hablando de " restos del régimen de Saddam", o "terroristas", quizás agentes extranjeros de Osama Bin-Laden. Más que cualquier otro régimen colonial, los estadounidenses encuentran difícil de aceptar el hecho más simple del mundo: que un pueblo ocupado se levantará contra sus ocupantes. Y realmente, ¿de qué se tienen que quejar los iraquíes, después de que los idealistas norteamericanos, por la bondad de sus corazones, los han liberado del malvado Saddam?

Ahora los estadounidenses están considerando si traen más tropas. Los políticos preguntan a los generales: ¿cuantos soldados más necesitan para controlar Irak? Y los generales sopesan con toda sinceridad: ¿Diez mil más?, ¿veinte mil más?. Si hubiera habido una persona seria entre ellos habría respondido: " Aún quinientos mil no serían suficientes. Cuando todo un pueblo se levanta, los soldados extranjeros están indefensos."

Los Estados Unidos estaban preparados para que los sunitas les fueran desafectos. Habían gobernado el estado iraquí desde que fue fundado por los británicos después de la Primera Guerra Mundial, e iban a perder su supremacía.

Pero ¿los chiítas?. Después de todo en la "democracia" que los Estados Unidos iban a establecer, los chiítas podrían esperar una mayor cuota de poder.

Pero los chiítas no quieren recibir el "poder" en un país que está ocupado.

Aún antes de la guerra, advertimos (no os preocupéis, ¡no voy a citarme a mí mismo una tercera vez!) que lo que estaba bien cerca de lo imposible era mantener un estado de tres pueblos mutuamente hostiles: Los sunitas, los chiítas y los Kurdos. Todavía es así hoy. Pero quizá un milagro está sucediendo ahora: chiítas y sunitas están combatiendo juntos contra la ocupación. Quien sabe si, la lucha común puede justamente, y por primera vez, forjar una nación iraquí real y evitar una sangrienta guerra civil en el camino. Esperemos eso.

Ahora los Estados Unidos han caído en una trampa de su propia fabricación. Aún si quisieran salir de Irak (¡lo cual, ciertamente, no harán!) serían incapaces de hacerlo.

Como dice un refrán hebreo, ni pueden tragar ni escupir.

Realmente no hay nada que puedan hacer. Van a hundirse todavía más en el pantano, matar y ser muertos, destruir y ser destruidos, con aún creciente brutalidad, en una especie de desértico nuevo Vietnam. En las noticias de cada hora de Al Jazeera, es ya difícil de hacer distinciones entre nuestros soldados en Ramallah y los soldados norteamericanos en Falluja. Lo que nos está sucediendo a nosotros les sucederá a ellos, solo que a mayor escala.

¿ Cómo influirá esta similitud en Bush y su gente? Deberían decir: Un pantano es suficiente. Salgamos de uno de ellos. Obliguemos a Sharon a hacer, sin tardanza, un acuerdo con los palestinos, en vez de parlotear sobre " separación unilateral", la cual, de todas maneras, probablemente nunca ocurrirá.

Pero Bush y los "bushitas" también pueden decir: Si somos tan parecidos, abracemos a Sharon aún más estrechamente. Tal reacción encontraría su bien ganado sitio en " Marzo de Disparates 2".

Lo que podría ser todavía una buena cosa sería permitirles a estos dos caballeros el placer de abandonar juntos la escena.

10.4.04
*Nota del traductor
Traducido para Gush Shalom: Carlos Sanchis