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Medio Oriente - Asia - Africa

Liberia y su temprano ingreso en la modernidad

Por Mariana Bortolotti
Observatorio de Conflictos, Argentina
http://ar.geocities.com/obserflictos

Hace algunos meses irrumpió en las secciones internacionales de noticieros y periódicos, dándonos un efímero respiro de los problemas de Medio Oriente, el conflicto político y la guerra civil en Liberia.
Liberia pertenece al Africa, continente que nos parece tan lejano desde la realidad latinoamericana; que sólo es noticia cuando se desatan guerras civiles o interétnicas; cuando se denuncian las violaciones a los derechos humanos y el hambre que sufren la mayoría de la población; y rara vez cuando se otorga un premio Nobel a un africano.
En esta imagen mediática de tierra arrasada y conflictos sin fin, donde aparece implícita la idea de un "progreso a la occidental" que no pudo ser (como el que se impuso en América Latina desde la conquista española), el caso de Liberia parece ser uno más.
El conflicto actual en Liberia Nación costera del Africa occidental, Liberia vive la agudización recurrente de los conflictos políticos internos desde la década de 1980, cuando un golpe de estado efectuado por el sargento Samuel Doe inauguró un período de inestabilidad de los gobiernos y creciente militarización de los distintos partidos políticos que, dirigidos por "señores de la guerra" (entre los que se encuentra el hasta hace poco presidente de la república: Charles Taylor), llevaron la disputa a las armas. Los que integran estos "brazos armados" de los partidos lo hacen para huir de la pobreza y el hambre, son en su mayoría jóvenes y niños pertenecientes a diferentes etnias -ya que los conflictos interétnicos no son centrales en el caso liberiano, sólo son utilizados por algunos grupos para atraer reclutas.
Los numerosos acuerdos para la paz y el desarme (que incluyeron mediación de organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y la Comunidad de los Estados de Africa Occidental) han fracasado sucesivamente dado que los intereses en juego no se agotan en lo político sino que tienen su fundamento en lo económico. Las facciones luchan por el control del Estado en la medida en que esto pueda garantizarles el acceso exclusivo a la explotación y la comercialización de las riquezas naturales del país (mineral de hierro, oro, diamantes, recursos forestales).
Por otro lado, intereses regionales (Nigeria, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea, Sierra Leona) e internacionales (Estados Unidos, Francia, Libia, Israel) han abonado en distintas oportunidades su cuota, generalmente proporcionando armamento a alguno de los grupos en conflicto a cambio del acceso alguno de los recursos naturales o del otorgamiento de concesiones para su explotación. Actualmente, el conflicto ha aminorado su intensidad y con ello ha perdido su vigencia en los medios nuevamente frente a la ocupación de Irak por parte de Estados Unidos.
De cómo crear una nación (o el origen de la nación liberiana) Remontándonos en la historia, hacia fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, en el "mundo civilizado" (léase euroamericano) se inicia un debate sobre la abolición del comercio de esclavos negros provenientes de Africa y más tarde sobre la esclavitud misma. En este proceso la categorización del negro se va a modificar. De un animal con capacidad para el lenguaje va a pasar a ser un humano, pero un humano falto de civilidad (primitivo o salvaje), o también un hombre inmaduro, un niño. Esta concepción auspició el ingreso a un nuevo y trágico período de la historia africana.
La libertad, más tarde o más temprano según los países, fue otorgada pero la idea de que, como hombre-niño, el negro no podía gobernarse a sí mismo inspiró a las "humanitarias" potencias europeas (ex - esclavistas) a asumir la "noble y gran tarea" de tutelar el camino de los pueblos africanos hacia la "civilización". Ya no sería un drenaje infinito de brazos hacia los mercados esclavistas, sino que la explotación del hombre y de la naturaleza se daría, en una combinación más acabada que el sistema precedente, en la misma Africa, con la ocupación permanente de los gobiernos europeos.
La colonización del continente africano, producto del reparto entre las potencias europeas más importantes, no sólo implicó la ocupación, la desarticulación de las estructuras políticas y espaciales nativas (que ya venían sufriendo cambios desde la llegada de los primeros extranjeros en el siglo XV) por el corrimiento de las autoridades locales, sino que la rivalidad entre las naciones colonialistas por la definición limítrofe afectó la organización de la vida comunal -que en algunos lugares del interior del continente permanecía prácticamente inalterada por no haber tenido contactos frecuentes con los extranjeros.
La vida política y económica de toda Africa se modificó según el molde de los intereses de los respectivos países metropolitanos. El resultado general fue la conformación de una elite africana occidentalizada incorporada al sistema colonial en los puestos administrativos y, en otro plano, la introducción de nuevas tecnologías como el ferrocarril y las rutas en cuanto a transporte y los sistemas de telecomunicaciones. Pero también la orientación de la economía hacia el monocultivo para proveer al mercado de consumo y de industrias de Europa, con un gravísimo deterioro del medio ambiente y desgaste de los recursos naturales. Por último, la introducción de la moneda extranjera como único patrón de cambio, que desarticuló las formas de intercambio que existían entre los pueblos nativos basadas en la complementariedad y la equivalencia.
De este panorama general del África colonial se escapan dos casos: Etiopía que permaneció independiente durante todo el período y, el caso que nos interesa, Liberia que declara su independencia cien años antes de que comience la descolonización del continente.
La historia del origen de Liberia como república independiente nos remite nuevamente al debate citado entorno a la abolición de la trata negrera.
Uno de los problemas que se planteaba, primeramente en Inglaterra y luego también a Estados Unidos, tanto a abolicionistas como a proesclavistas era ¿qué hacer con los libertos?, dado que pareciera ser que una cosa es reconocer la humanidad del negro, darle la libertad y otra muy distinta otorgarle derechos de ciudadanía e integrarlo a la sociedad que lo recibió como esclavo.
La estrategia ideada por los ingleses, haciendo gala de un gran sentido del humanismo y de un profundo desconocimiento de la realidad africana, fue la de "repatriar" a los antiguos esclavos, o sea trasladarlos a Sierra Leona, colonia británica en la región occidental del Africa, provocando un gran desarraigo en los recién llegados que no pudieron integrarse a las comunidades que habitaban el territorio.
En el caso de Estados Unidos, guiados por la misma idea "humanitaria", una sociedad filantrópica, la American Colonization Society le compró en 1821 a Inglaterra parte del territorio de Sierra Leona, que era conocido en la época como Costa de Granos. En el lugar fundaron la que es hoy la capital de la república, Monrovia, que debe su nombre al por entonces presidente de Estados Unidos, James Monroe.
La compañía promovió y financió la emigración voluntaria o semi-voluntaria de ex-esclavos americanos, pero la empresa no tuvo el éxito que esperaban: sólo veinte mil viajaron, la mayoría eligió quedarse en Estados Unidos.
Más allá del éxito relativo de la empresa, el caso de Liberia se destaca por ser la única intervención formal de Estados Unidos en el reparto colonialista de África. Sin embargo (otra particularidad) la experiencia no duró mucho. En 1841 se le dio al territorio el nombre oficial de Liberia, se le otorgó una Constitución oportunamente fabricada en Harvard y por último, el primer gobernador africano: Joseph J.
Roberts. En definitiva, se preparó el terreno para que unos años más tarde, en 1847, un congreso liberiano declarara la independencia del país, adoptando la forma republicana, la Constitución y el presidente dado por Estados Unidos y una bandera muy similar a la de su anterior metrópoli.
Así, contradiciendo lo que era de sentido común para las potencias colonialistas de la época, Estados Unidos cede la independencia política a su colonia, demostrando que no es necesaria la ocupación y tutela permanentes para lograr el control de las riquezas de un territorio (aunque de vez en cuando deban realizarse oportunas intervenciones militares).
Tampoco para poder ser una potencia mundial o gran nación, como se argüía en afán de justificar el colonialismo y la negativa de algunas naciones a dar curso a las demandas de independencia de algunos pueblos de Europa y América.
Ahora bien, para comprender la temprana emergencia de esta "nación para el desierto liberiano" es necesario destacar que el grupo de ex-esclavos emigrados, que representaban un bajo porcentaje frente a los pobladores nativos pertenecientes a dieciséis pueblos distintos, se instaló en la costa con apoyo militar estadounidense. Allí usurpó las mejores tierras y se constituyó en el grupo dominante, que no sólo paso a controlar los más estratégicos recursos naturales, sino que además impuso a los nativos, a los que ellos mismos calificaban de "salvajes", un durísimo régimen de explotación calificado por algunos autores como de esclavitud.
Este grupo de negros retornados o "negros de la costa" que controlaban el poder político (como lo continúan haciendo sus descendientes) vinculó la economía del recientemente independizado país al mercado internacional de capitales. Por lo cual, la población nativa además de verse despojada de su independencia política y de sus tierras, fue obligada a trabajar en explotaciones (mineras y forestales) y plantaciones financiadas por capital extranjero y orientadas a la demanda del mercado internacional.La elite de emigrados se enriqueció ostensiblemente, a costa de sumergir a la población en una situación cada vez más desesperada, y de colocar a Liberia en un lugar de dependencia con respecto a los mercados de inversión y consumo extranjeros, fundamentalmente de Francia, Inglaterra y Estados Unidos.
A comienzos del siglo XX, las empresas de capital estadounidense cobraron mayor importancia. Un caso paradigmático para la historia de Liberia lo constituye la instalación de la mayor plantación de caucho del mundo a manos de la transnacional Firestone Tire and Rubber Company con sede en Akron, Ohio. A esta empresa se le otorgó una concesión en 1926 por cien años, llegando a ser una suerte de "Estado dentro de otro Estado". La inhumana explotación de los trabajadores que realizaba la compañía en connivencia con el grupo "americano" local, provocó varias denuncias en la década de 1930 ante organismos internacionales, como la Liga de las Naciones, por las violaciones a los derechos humanos, que sólo condujeron a efímeras rupturas de relaciones por parte de Estados Unidos, rápidamente restablecidas por la presión de los intereses comerciales.
Dos factores, uno económico y otro geopolítico, hicieron posible un período de crecimiento económico en Liberia en la década de 1960. Por un lado, el descubrimiento de yacimientos de oro, diamantes y mineral de hierro convocó renovadamente al capital extranjero. Por otro lado, en el contexto de la Guerra Fría, la costa liberiana fue utilizada por Estados Unidos como base militar para sus buques, como centro para sus servicios diplomáticos, y también como sede para la estación de transmisión de la Voz de América para toda la región, instrumento fundamental para difusión de ideología pronorteamericana.
A este corto período de estabilidad sucedieron recurrentes crisis económicas con derivaciones políticas, lo cual nos lleva de regreso al comienzo de este artículo, cuando mencionábamos el golpe de estado de 1980. En esta coyuntura se abre, no sólo un período de inestabilidad política, sino también se inicia un nuevo tipo de relación con los organismos internacionales, ya que ese mismo año Liberia firma su primer acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), entrando en una nueva lógica de la dependencia, tan bien conocida por América Latina: el eterno círculo de crisis - endeudamiento exterior - profundización de la crisis y mayor dependencia.
Paradojas de un temprano ingreso en la modernidad La historia de Liberia, nación creada sobre el papel desde otro continente, muestra las variadas formas que han encontrado, a lo largo del tiempo, las naciones capitalistas para disponer a su antojo de los recursos humanos y naturales del continente africano y del mundo. Plantea, además, la necesidad de reflexionar sobre la imposición arbitraria y violenta de conceptos e instituciones nacidas en las realidades europeas y americanas, a situaciones que poseen sus lógicas propias, En Liberia se da tempranamente en el siglo XIX con la delimitación del territorio, la transposición de instituciones (República, Congreso), documentos (Constitución) y hasta población provenientes de Estados Unidos, lo cual trastocó las formas de organización política de los pueblos nativos y cimentó las bases de un conflicto hasta hoy irresoluto. Es decir que la temprana conformación de la nación no constituyó ninguna ventaja con respecto al resto del continente africano: las instituciones políticas son débiles, la democracia inexistente, la población pobre, la economía dependiente. La situación actual de Liberia no difiere esencialmente de la realidad de numerosas naciones que componen el Africa, las cuales obtuvieron su entidad nacional en el proceso de descolonización que se inició a mediados del siglo XX.
Un último punto a ser tenido en cuenta en este análisis: la finalización de la Guerra Fría y la posterior caída de los regímenes comunistas provocó la pérdida de importancia geopolítica del continente en general y particularmente de Liberia, en la cual Estados Unidos tiene bases militares. A lo cual cabe agregar que Liberia careció siempre del atractivo especial que sí tienen los países de Medio Oriente: petróleo. El conflicto liberiano sólo atrajo la atención y ameritó una intervención de la ONU y de los Estados Unidos cuando las denuncias de organizaciones internacionales y no gubernamentales amenazaban deteriorar aún más la imagen de G. W. Bush, presidente norteamericano.
Bibliografía KI-ZERBO, J. Historia del Africa negra. Ed. Alianza, Madrid 1980 ORTIZ LLEDO, C. "La desintegración de Liberia" en
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