Los recientes acontecimientos en Costa de Marfil han reflejado una realidad que en muchas ocasiones permanece oculta o semiescondida tras la avalancha informativa que inunda los medios de comunicación hoy en día. Y esta fotografía nos muestra con gran nitidez el papel que juega el estado francés en el continente africano.
El enfrentamiento entre intereses anglófonos, primero con Gran Bretaña, y tras los procesos de descolonización y el fin de la Guerra Fría, con Estados Unidos, y francófonos de la mano de Francia, es una de las claves para explicar el papel francés en África.
Durante la Guerra Fría, Gran Bretaña optó por una intervención en declive, mientras que Francia mantuvo una postura intervensionista tras los llamados procesos de descolonización. Así, desde París se siguió manteniendo una estrecha relación con buena parte de sus antiguas colonias. En la actualidad, al amparo del nuevo orden mundial, esta rivalidad entre francofonía y mundo anglófono ha vuelto a escena, sobre todo tras la decisión de Washington de asegurar, mediante sus intervenciones "humanitarias", el acceso y control de los recursos energéticos del continente. Va a ser en plena Guerra Fría cuando parís va a buscar la consolidación de la comunidad franco-africana, llegándose a convertir en el gobierno extranjero más influyente del continente. Barnizando su estrategia bajo la excusa de una supuesta "misión civilizadora", Francia ha continuado con su intervención colonial. Además, en esos años, también logró a traer a otros estados hacia esa zona francófona, los casos de zaire, Rwanda y Burundi son buena muestra de ello.
Para llevar a delante sus planes, el estado francés combinó durante esa época tres claves. Por un lado, y a través de una importante red creada con diplomáticos y empresarios, París formó y colocó a importantes figuras en las estructuras institucionales en torno a los gobiernos africanos. En segundo lugar, utilizó el apoyo financiero para programas de "asistencia y desarrollo". Y finalmente, está el aspecto militar. A través de diferentes "acuerdos de cooperación militar", Francia ha conseguido tener estacionado un importante contingente de varios miles de soldados en suelo africano, lo que al mismo tiempo le ha permitido intervenir militarmente en numerosas ocasiones.
La célula
La importancia de los intereses económicos, estratégicos y geopolíticos que Francia tiene en África, le llevó a crear la "célula africana" dentro del Departamento de Asuntos Africanos, que está bajo la responsabilidad directa del presidente de la república. Desde tiempos del general de Gaulle esta célula ha movido los hilos de buena parte de los regímenes africanos, apoyando u oponiéndose a los mismos en función de los intereses franceses.
Cualquier análisis detallado de la estrategia de París en ese ámbito puede llegar fácilmente a una cruda realidad. Buena parte de los militares corruptos de algunos regímenes africanos, los mismos que torturan u ordenan hacerlo, han sido "educados" en las escuelas militares francesas, los militares franceses continúan "asesorando" a los ejércitos locales, y algunas empresas, y en ocasiones el propio gobierno francés, siguen "invirtiendo" importantes sumas de dinero para asegurarse la "lealtad" de los gobiernos africanos.
Además de la "célula" existen al menos otras quince redes con influyentes personajes en su seno que trabajan en la misma dirección. Si a ello le sumamos los lobbys y las multinacionales como Elf, el ejército y tres servicios secretos, tenemos la fotografía real y oculta de esa realidad. Todos ellos trabajan en armonía para preservar sus propios intereses, desde los geoestratégicos, comerciales o económicos". Y así, tras esta versión suave de esa coyuntura se pueden entrever otros temas, como el lavado de dinero, las drogas, las piedras preciosas, las fuentes energéticas, la venta de armamento...
Neocolonialismo
Francia durante los últimos cuarenta años ha intervenido militarmente más de treinta veces en el continente africano. Los cambios de régimen, el doble rasero e incluso la "ayuda humanitaria" han servido de argumento para sus estrategias, para mantener su peso y su influencia en la etapa neocolonial.
Las masacres de Camerún, el apoyo al dictador Bokassa, las intervenciones militares en Chad, Zaire o la más reciente en Costa de Marfil, la ayuda humanitaria en Rwanda y Burundi, para proteger y permitir la huida de sus aliados, muchos de ellos autores de uno de los mayores genocidios de la historia...
En ocasiones el miedo al aumento de la influencia "anglófona" le ha llevado a apoyar o intervenir en los conflictos, para defender a sus aliados locales. La operación Turquesa en Rwanda o el apoyo al gobierno sudanés y sus actuaciones, "porque a los rebeldes del sur los apoya Estados Unidos". En los últimos años, tal vez conscientes de su declive mundial y del imparable ascenso del papel norteamericano, París ha optado por una política más realista, pero sin olvidar los ejes de la misma. Si debe aceptar la presencia de EEUU en África, ellos intentarán extender la suya por todo el continente, llevando "su grandeur y su civilización" a todos los rincones del mismo.
El sueño francés sigue vivo en su quehacer político, el retorno de una "gran Francáfrica", y para ello sus intervenciones. Como señalan desde Costa de Marfil, "París sueña con seguir manteniéndonos como un protectorado francés". Y todos estos datos indican que Francia seguirá su política neocolonial. La intervención en los próximos años estará bajo la defensa de sus intereses pese a quien le pese. Tres ejes serán probablemente la clave en todo ello. París está preocupado por las repercusiones que los conflictos sub-saharianos pueden tener en el norte de África, una región considerada como de un valor estratégico muy importante para los intereses franceses.
El segundo factor gira en torno a los aspectos económicos. La dependencia de Francia hacia los recursos naturales africanos es más que evidente. (100% del uranio de Níger y Gabón,90% de la bauxita de Guinea, el 60% del cobre francés proviene de Zaire y Zambia, el mineral de hierro de Liberia y Mauritania supone el 31%...). Con más de 200 compañías francesas operando en el continente, es vital mantener el acceso a sus fuentes de producción y seguir con la compleja red de aliados en las corruptas élites del poder.
Finalmente, el tercer factor es la defensa de la francofonía, aspecto que ya se vio en Rwanda o en el apoyo francés al segundo mandato de Boutros Ghali en Naciones Unidas. Y es que la "voz francesa" con toques imperiales, debe "mantenerse como algo importante en plena globalización", y los diferentes gobiernos franceses mantendrán su política "africana" para reforzar sus posiciones neocoloniales.