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Latinoamérica

 

A propósito de un escuálido artículo de Iñaki Anasagasti


Iñaki Errazkin/Antonio Maira
Colectivo Cádiz Rebelde

Escuálido es sinónimo de sucio, de asqueroso. En Venezuela, el adjetivo se usa también como sustantivo para definir a aquellas personas, hombres y mujeres, contrarias a la Revolución Bolivariana que lidera el presidente Hugo Chávez Frías. El artículo del dirigente del PNV Iñaki Anasagasti -publicado en Deia el domingo 22 de agosto bajo el título "¿Querríamos un Chávez en Ajuria Enea?"- es un texto "escuálido", en todas y cada una de las acepciones del término, que demuestra que aquí también

¡Chávez los tiene locos!

Lo ocurrido en Venezuela con el octavo triunfo electoral de Hugo Chávez –todos han sido logrados con limpieza ejemplar y por una enorme diferencia de votos- ha producido un fuerte potencial de desestabilización del sistema mundial de poder, incluidas sus ramificaciones regionales y estatales.

La difícil dominación del mundo
Los grandes objetivos estratégicos de los EEUU se están tambaleando y también su marco institucional internacional y local. Las consecuencias las iremos viendo en los próximos años. De momento, el proyecto de dominio de las principales reservas petroleras del planeta está haciendo agua por todas partes. En Iraq, el control del país ocupado empieza a presentarse como imposible, y en Venezuela un presidente condenado por Washington no sólo resiste todos los embates (desde el golpe mediático-militar del 11 de abril de 2.002, hasta el casi inmediato sabotaje petrolero de finales de ese mismo año, pasando por los sucesivos intentos de "firmazos" y "reafirmazos" no sujetos a control democrático alguno, sin olvidar las continuas actividades paramilitares), sino que se fortalece cada vez más.
Con una Venezuela rebelde que pretende renacionalizar el petróleo, reactivar una economía agraria que garantice la suficiencia alimenticia, poner en marcha planes públicos de educación para todos y a todos los niveles; de salud universal, desde los pequeños poblados agrarios hasta los cerros; el gran proyecto económico de los Estados Unidos para el continente americano, el ALCA, también se tambalea. No podemos olvidar, entre estas expectativas puestas en entredicho, las de los imperialismos europeos subordinados, también las del Estado Español, muy activo en América Latina

"Democracia" para las élites frente a democracia revolucionaria
Además de las cuestiones relativas a la gran estrategia de control de los recursos estratégicos y a la definición y consolidación de un "mercado perfecto" para las multinacionales, hay otro aspecto fundamental que nos interesa señalar ahora. Es el que se refiere al dominio permanente del sistema político mundial y local ejercido por los Estados Unidos y las oligarquías capitalistas locales.
El modelo de "democracia representativa" y de "Libertad" que postula Washington y trata de imponer en el mundo(1) ha sido sustituido en Venezuela por un sistema de democracia "participativa y protagónica" –tal como la define la Constitución Bolivariana- que ha demostrado su enorme capacidad de movilización social para la resolución de los problemas de las clases sociales marginadas.
El "Estado modelo" capitalista -que está expresamente definido en la America Free Trade Act como:

"los países que observen una política consistente de libre mercado, de promoción de la libertad de empresa y otras libertades económicas (incluyendo la protección efectiva de los derechos de la propiedad privada), de remoción de barreras a las inversiones directas extranjeras en el contexto de un gobierno constitucionalmente limitado y de la mínima interferencia en la economía, seguirán la más segura y más efectiva norma para aliviar la pobreza y proveer al desarrollo económico, social y político"

ha sido cambiado por un Estado que se sabe instrumento de aquel creciente protagonismo popular. El Gobierno Bolivariano ha asumido como objetivos prioritarios la nacionalización y distribución de los recursos básicos y la puesta en marcha inmediata de planes para garantizar los derechos humanos esenciales, los de esa enorme mayoría de población absolutamente olvidada y despreciada por la oligarquía que copó el Estado y todas las instituciones durante el bipartidismo. La misma oligarquía que se ha integrado en el estado mayor golpista presentado por Falsimedia, ante la buena sociedad mundial, como "Coordinadora Democrática".

El gran reto
El reto que supone el triunfo popular en el referéndum de Venezuela es mayúsculo.
La resistencia a llegar a una situación como ésta (en realidad la reafirmación plena de un presidente elegido por una enorme mayoría de venezolanos) ha sido tan grande que la oposición escuálida –apoyada por todo el sistema de poder- ha utilizado todos los métodos antidemocráticos disponibles: el primero, el golpe de estado fascista de abril de 2.002 que liquidó todas las instituciones democráticas e inició rápidamente una feroz represión política.
La confianza en que el apoyo incondicional de todo el sistema mediático, y el internacional de los Estados Unidos y sus aliados, aseguraba el éxito del intento de derrocar a Chávez, ha llevado al histerismo más irracional a los representantes políticos de la oligarquía venezolana.
Ante la mirada atónita de las élites de poder que gobiernan el planeta bajo el dictado de Washington, Chávez ha conseguido una movilización popular tan intensa como para impedir el fraude y la manipulación mediática de los resultados electorales, y ha resultado victorioso y fuertemente legitimado por el pueblo de Venezuela ante todos los pueblos del mundo.
Las reacciones ante una derrota de esta magnitud están teniendo formas muy variadas. Desde el lamento en nombre de "la paz y el consenso", hasta la resistencia irracional a aceptar la evidencia absoluta del triunfo de Chávez. La postura de la autodenominada "Coordinadora Democrática" está resultando muy significativa en relación con su verdadera naturaleza política. Su negativa a aceptar los resultados de un referéndum que ellos mismos han reclamado -después de intentar modelos de revocación ilegales y sin control de las autoridades electorales-, y que sus propios observadores internacionales han confirmado, ha sido una nueva demostración de su absoluto desprecio por el pueblo, de su racismo, de su impotencia ante la imposibilidad de que sus líderes consumasen un fraude, de su conciencia plena de que ellos y sólo ellos tienen derechos políticos en Venezuela.
En el fondo, no puede extrañar que, después de la complicidad en la siembra de toda clase de dudas sobre la legitimidad de los resultados del referéndum en el supuesto de que fuese ganado por Chávez -los "resultados asegurados" habían sido cantados por la muy aliada Falsimedia-, la oposición golpista haya optado por la resistencia empecinada. Ellos saben que a muy corto plazo restablecerán una alianza que no tiene respeto alguno por la expresión de soberanía del pueblo venezolano.

Sembrar dudas, reclamar consensos, acusar de fraude
En otras ocasiones hemos analizado el papel del conjunto orgánico y funcional de los medios de comunicación –Falsimedia- en el apoyo al golpismo y la desestabilización y en la creación de una realidad virtual que convierta a los golpistas en mayoría, negando la existencia y la presencia política del pueblo bolivariano.
Como no podía ser de otra manera, la clase política también responde a esa unidad orgánica y funcional en defensa de la "democracia" del "consenso de Washington". Ella repite las posiciones que hemos visto en los medios de comunicación: lamentaciones con el mismo fondo que la famosa frase de Kissinger sobre la necesidad de aplicar métodos correctivos cuando los pueblos ejercen indebidamente la democracia, advertencias a Chávez sobre la necesidad de aplicar políticas de consenso –es decir, la liquidación de la política bolivariana-, lanzamiento reiterado de sospechas sobre la posibilidad de que se haya realizado un fraude de imposible comprobación, acusaciones directas de fraude electoral.
Todas esas reacciones extremadamente cínicas, tramposas y provocadoras, servirán de modelo para que la clase política respalde progresivamente nuevas maniobras desestabilizadoras, una vez que el fuerte impacto de la rotunda victoria de Chávez se haya diluido en la memoria corta de la "ciudadanía". Esto ocurre también en las provincias "occidentales" del Imperio.

La clase política en un rincón del Imperio. Chávez los tiene locos
El temor a un auge popular, al contagio bolivariano; el pánico ante la posibilidad de una ruptura en los sistemas cerrados de las "democracias representativas", rompe todas las limitaciones morales. Falsimedia ayuda a hacer creíble a medio plazo cualquier presentación del proceso político venezolano que justifique cualquier nuevo atentado contra la soberanía de un pueblo.
Algunas de las posiciones de nuestros patriarcas políticos, por su irracionalidad extrema, parecen hacer aplicable aquí, en el Estado español, el eslogan bolivariano "Chávez los tiene locos".
Un ejemplo de esta locura extrema dentro de un desvarío democrático muy generalizado, es el de uno de nuestros patriarcas políticos, un pope del Partido Nacionalista Vasco, Iñaki Anasagasti(2). El político vasco inicia su perorata con un resumen de la historia de la Venezuela de la alternancia Acción Democrática-COPEI, en la que la corrupción aparece como una anécdota y la apropiación de la renta petrolera como un error político:
"Hicieron cosas buenas e institucionalizaron el país pero no sembraron el petróleo, no diversificaron la economía y por tanto no distribuyeron la riqueza, se corrompieron y sobre todo no crearon una poderosa clase media sostén de cualquier sistema democrático que se precie."
Para que esa visión de la historia inmediata descalifique a Chávez, Anasagasti hace desaparecer hechos históricos de la importancia y significación del "Caracazo", que expresan la marginación total de la inmensa mayoría de la población, la más pobre, y la absoluta disponibilidad represiva hasta el asesinato masivo.
Desaparece también el resultado final de aquel sistema que alcanzó el estadio terminal de las democracias oligárquicas de exclusión popular: la corrupción englobaba y constituía la dinámica única de todos los poderes del Estado, del sistema representativo, el mercado electoral, la administración pública, la industria petrolera, y todas las instituciones: partidos, sindicatos, asociaciones, integrados en la estructura política. La Venezuela corrupta representaba en realidad el estadio más avanzado de un sistema de control político que están universalizando –por la coacción, la amenaza o la fuerza militar- los Estados Unidos. El resultado de todas estas desapariciones es una visión extremadamente cínica y tramposa, de apariencia casi demencial, de la historia y la realidad venezolana.

"Y en eso llega democráticamente Chávez al poder dedicándose a cambiar el nombre del país por "República Bolivariana de Venezuela", derogar una Constitución consensuada y aprobar otra bastante pintoresca, mientras se dedicaba a crear odio entre clases sociales e insultar a todo el mundo, hacer amistad con Sadam Hussein y Castro, pero como el chorro de petróleo seguía fluyendo, hacer toda clase de demagogia habida y por haber en nombre de los descamisados a los que engañaba con posturas paternalistas tras discursos incendiarios, chabacanos e impropios del líder de un país serio.
Con mil trampas, intimidaciones, demagogia continua, al fin la oposición logra que en la mitad del mandato de Chávez se convocara un referéndum con posibilidad de revocar al presidente, y eso fue lo que ocurrió el pasado domingo, pero, frente a todo pronóstico, Chávez gana la consulta. Colegios electorales abiertos hasta el amanecer, un sistema electrónico fácilmente manipulable, y la preparación desde el mismo poder del pucherazo han hecho el resto. Todo un fraude electrónico.
¿Alguien tan tonto pensó que el golpista Chávez iba a convocar un referéndum para perderlo?
Desgraciadamente Venezuela dejará de ser noticia y Chávez, reforzado, podrá seguir apretando el torniquete y en breve aprobar su proyecto de control de la opinión pública."

Lo más significativo de ese discurso es que su autor asume su "carácter central" al amonestar severamente al gobierno Zapatero por algo tan inevitable como reconocer el triunfo de Chávez(3). Lo hace desde la plena conciencia de esa unidad orgánica y funcional de la clase política que implica un respeto ilimitado a las "razones de Estado" y "razones de Imperio" de las que hablábamos hace un momento:
"¿Qué diablos pactó con Chávez? ¿No estará ocurriendo aquí... que un grosero pragmatismo sin alma pase por dejarle entrar en sociedad a un caudillo militar?"

El "criollismo"de Anasagasti
A Iñaki Anasagasti Olabeaga -nacido en Cumaná (Venezuela)- le condiciona, sin duda, haberse formado intelectualmente en la elitista Universidad Católica "Andrés Bello" de Caracas. Allí, en un entorno social profundamente burgués, vivió protegido de los aires revolucionarios europeos inherentes al mayo francés, al amparo de cualquier contacto con los "descamisados" que ahora cita falazmente en la argumentación de su sofisma publicado en Deia. Su visión de Venezuela es colonialista, producto de un íntimo sentimiento de superioridad racial. Lo deja claro cuando afirma que "lo único que deseo es que si nuestros padres ayudaron a construir Venezuela, este demagogo apoyado por sus manipulaciones no la destruya". Para el ínclito jelkide, ayudar al pueblo a recuperar lo que le fue arrebatado es hacer "demagogia".
En la misma línea de ensimismamiento y de autocontemplación umbilical hay que enmarcar la particular interpretación de la lucha de clases que realiza el ilustre cumanagoto cuando afirma que Chávez se ha puesto "el país por montera" mientras "se dedicaba a crear odio entre clases sociales". Hay que pensar que habría preferido que, muy al contrario, el dirigente bolivariano hubiese invertido su carisma y sus esfuerzos en mantener las canonjías, sinecuras y prebendas de la "clase" a la que pertenecen los colegas del señor Anasagasti de la Andrés Bello y algunos "buenos" vasquitos y nesquitas, acomodados en los tiempos en que imperaba la desigualdad y la desesperanza. El problema, pues, no parece residir tanto en la "montera" como en quién es el diestro que la luce.
Hasta el propio Deia, el periódico que alberga las dominicales homilías anasagásticas, ha reconocido que "Chávez cuenta con un considerable respaldo popular, sobre todo de las capas más desfavorecidas", dejando en evidencia los pronósticos de don Iñaki, que el mismo día 15 -el de la jornada electoral- se adelantó escribiendo que "(a Chávez) afortunadamente el país le ha mandado a casa". Ni Rappel.
Pero el concepto criollista de Iñaki Anasagasti le lleva, además, a instigar al amplio colectivo de venezolanos de origen vasco a un posicionamiento activamente hostil contra el presidente electo de la República Bolivariana. No sabemos si, viniendo de quien viene, la infame e intervencionista convocatoria se llegará a plasmar, negro sobre blanco, en algún edicto, visado por Amaya Zenarruzabeitia y destinado a ocupar un lugar preferente en los paneles de las "Euskal Ibarretxeak" (no confundir con las Euskal Etxeak o casas vascas), dependientes política y económicamente del Eusko Jaurlaritza. Algún día les contaremos la triste historia de lo que está pasando en el Eusketxe de Buenos Aires(4).

Lágrimas de cocodrilo
Especialmente enternecedora resulta la jeremíaca referencia a la desgraciada muerte del joven Gaizka Etxearte, hijo del delegado del PNV en Caracas, acaecida en 1.992 durante el fallido operativo militar dirigido a derrocar al corrupto presidente Carlos Andrés Pérez, conmilitón y amigo personal de Felipe González, el jefe inmediato de los asesinos Barrionuevo y Vera. Sorprende tanta sensibilidad tribal en quien fuera el máximo responsable del grupo parlamentario del PNV en un Congreso de los Diputados -la institución legisladora por excelencia- del que han partido leyes más que dudosamente democráticas, causantes de la muerte de algunos otros compatriotas del señor Anasagasti que pasaron a mejor vida sin "redoble de tambores", en medio del silencio cómplice de sus compañeros de escaño.
Usando técnicas retóricas de chamarilero, el ahora senador suma peras y manzanas cuando compara, como si de realidades homogéneas se tratase, la idiosincrasia caribeña y la europea, en su intento de ridiculizar los semanales diálogos radiofónicos de Hugo Chávez con la ciudadanía. Vuelve a olvidar don Iñaki los Evangelios que le enseñaron los padres jesuitas, especialmente la célebre parábola de la paja y la viga. De lo contrario, ya se habría ocupado de corregir la escandalosamente partidaria política informativa de Euskal Irrati Telebista, fuente de inspiración de los Urdacis de las Españas.

Cree el ladrón...
"¿Alguien tan tonto pensó que el golpista Chávez iba a convocar un referéndum para perderlo?", nos interroga Iñaki Anasagasti. Se nos ocurre, empero, otra pregunta: ¿Hay en la Historia de la Humanidad algún caso, además del que nos ocupa, en que un gobernante haya cambiado la Ley, incluyendo un artículo que posibilita su propia revocación? Y otra: ¿Hay alguien tan cegato para pensar que hacerlo es contrario a la democracia? Y otra más: ¿Cuántos mandatarios osarían someterse a la prueba que ha superado felizmente el presidente Chávez?
Aunque lo que verdaderamente preocupa al autor del artículo es que se hable de Venezuela "sin saber ni conocer lo que es una arepa, un pabellón criollo, un sancocho y el alma llanera". ¡Ay, ené! Tanto derroche de burguesa corajina para acabar humanizado por el tópico de vasco tragaldabas, repasando la gastronomía que acompañó su niñez y juventud. Que no se preocupe don Iñaki. Ahora, con un futuro bolivariano, esos platos llegarán a las mesas de la gente. De toda la gente, incluida la que no comprendía porqué pasaba hambre viviendo en un país que suda petróleo.

Notas:
Los conceptos fundamentales de la llamada "política de estado", que en este caso son "política de Imperio", están definidos en el documento fundamental de Bush que no será alterado sustancialmente en la eventualidad de un triunfo de Kerry: la Nueva Doctrina de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. La "Libertad" tiene tres expresiones únicas: libertad de mercado o libertad de comercio, libertad de información y libertad política. Las dos últimas están integradas en la primera: la "libertad de información" es en realidad el monopolio de la creación de opinión pública por los grandes consorcios económicos; la "libertad política" significa el control absoluto de los mecanismos de representación política que componen un auténtico mercado electoral.
"¿Querríamos un Chávez en Ajuria Enea?" (Deia, 22 de agosto de 2.004)
Tenemos que recordar que el PSOE, a través del que era su líder carismático en aquel momento, Felipe González, y de la responsable de cuestiones internacionales en la Ejecutiva, celebró y justificó el golpe del 11 de abril de 2.002.
Para más información, consultar el artículo del historiador Iñaki Egaña titulado "Solidaridad con el Eusketxe de Buenos Aires", publicado el 23 de julio de 2.004 en el Diario de Noticias y recogido en el digital Boletín de Cultura y Diáspora Vasca.