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Latinoamérica

Ganar por goleada, la apuesta de Hugo Chávez

Aram Aharonian
ALAI-AMLATINA

¿Ratificatorio o revocatorio? El pueblo venezolano sabe que su futuro está en juego en esta votación del domingo porque se trata de algo que va más allá del rechazo o el apoyo a un presidente. La alternativa es entre dos modelos de país, dos modelos de mundo. El voto es para consolidar un proyecto político, económico y social, o para impedirlo.
En la consulta, donde unos 14 millones de electores inscritos votarán "sí" o "no" a la pregunta de si quieren sacar del cargo a Chávez, éste sería revocado si los votos en su contra igualan o superan los 3,76 millones que lo eligieron en el 2002 y si son mayores a los votos de quienes lo apoyan. Todas las encuestas dan ganador a Chávez, con entre cinco y 15 puntos porcentuales de diferencia.
A mediados de semana la situación en Caracas y en todo el país es de absoluta calma, aunque los rumores se multiplican. Los observadores internacionales (latinoamericanos, europeos, norteamericanos; personalidades, intelectuales, académicos, miembros de tribunales electorales, además de las infalibles misiones de la OEA y del Centro Carter) también se multiplican.
Los periodistas venidos de todo el mundo descubren el realismo mágico de esta revolución sin revolución, en democracia y paz.
Pero sin importar quién triunfe el domingo, el país petrolero culminará 2004 con una impresionante cifra de crecimiento económico, del 12% del PIB según CEPAL, y servirá de locomotora para el crecimiento de toda la región de 4,5% del PIB.
Hoy hay dos modelos de país en juego. Uno que busca -con tropiezos, claro- superar la exclusión política, económica y social de las grandes mayorías. Si gana el sí, si se revoca el mandato de Chávez, se habrá dado un gran paso hacia atrás, hacia un modelo de exclusión que fue el que predominó durante las décadas de la democracia declamativa y formal. Por ello no es difícil saber quienes apoyan al Presidente y quienes lo adversan, y entender la polémica y confrontación constante de parte de quienes se niegan a que el modelo "bolivariano" -de cambios estructurales en democracia y paz- fructifique.
Hoy, la política social del gobierno, articulada en torno a las denominadas 'misiones' en la que participan millones de venezolanos, ha conseguido mejorar sustancialmente los indicadores de salud y educación del país. Y esto lo reconoce hasta la oposición, que ha perdido el enorme capital de movilización de importantes contingentes que tuviera un par de año atrás.
Pero. ¿cuál es el proyecto de país de la oposición? ¿Volver a 1998? Un esbozo a trazos gruesos no termina de convencer. Y, a escasos días del referendo, la pregunta seguía siendo la misma a una oposición descoordinada, incoherente, sin unidad ni liderazgo fuerte. En plena confrontación, permanentemente y con sectores que siguen incitando al magnicidio o a un nuevo golpe.
Su Acuerdo Nacional por la Justicia Social y la Paz Democrática, intenta establecer las bases de un proyecto político, económico y social común a todos los que se sienten antichavistas, que sea liderado por un único candidato a elegir a través de unas elecciones primarias El contenido de este acuerdo y el denominado Plan de Consenso elaborado por la CIPE (Center for International Private Enterprise) de Estados Unidos ha sorprendido a muchos. A otros, ni siquiera.
La Paz Democrática opositora supone la inexistencia del conflicto social, dejando el poder nuevamente en manos de las élites económicas del país, renovando la Constitución. Caminando siempre para atrás. Las escasas propuestas son incoherentes y hasta contradictorias: defensa de una utilización competitiva del tipo de cambio cuando se propone, simultáneamente, no intervenir sobre él. Habla de sacar las acciones de la estatal petrolera Pdvsa a 'oferta pública', para privatizarla. Para ello, precisamente, deben reformar la Constitución.
No hay una figura que aglutine a la oposición, para colocarla como alternativa a Chávez, y eso permite que el mandatario ubique la lucha en "Bush o la revolución bolivariana", como casi 60 años atrás fue "Braden o Perón".
La carencia de un líder carismático la oposición la suple con el poder económico que infunde respeto y miedo a ciertos sectores con dificultad para desprenderse de la secular obediencia y genuflexión a las jerarquías sociales, en un país donde la democracia reclamativa, formal o representativa hizo desaparecer en 40 años unos 300 mil millones de dólares de ingresos petroleros, para dejar en su lugar al 80% de la población en situación de pobreza y una deuda externa que alcanzó los 27.500 millones de dólares. El enemigo principal parece ser Bush y al atención se centra en lo que puedan preparar los llamados radicales para crear un clima de terror, de inestabilidad ligados a la continuidad de Chávez.
El Presidente entendió que aquí se juega todo, que hay que echar toda la carne en el asador, asegurar cada voto sin confiar en las encuestas, porque cuanto mayor sea el número de votos ratificando a Chávez, menor será el margen de maniobra que tendrán Bush y sus repetidores locales. Ganar por paliza, es la consigna.
Tras una alta conflictividad política en torno al breve derrocamiento de Chávez en abril del 2002 y a fines de ese año e inicios del 2003 por un paro que golpeó la vital industria petrolera, este año los venezolanos viven algo parecido a la bonanza económica.
"Los venezolanos tendremos la posibilidad cierta de frenar al demonio de la intolerancia, de la división, con sus secuelas de desempleo, inseguridad y hambre y abrir para esta patria que hemos decidido compartir un nuevo camino de estabilidad," dijo el gobernador opositor Enrique Mendoza, uno de los dirigentes de la Coordinadora Democrática y gobernador del estado Miranda, reitera a diario acusaciones de que Chávez busca imponer una dictadura, que es autoritario, y domina todos los poderes públicos imponiendo leyes y que ha arruinado al país al dilapidar los elevados ingresos extraordinarios.
Luis Vicente León, director de Datanálisis, una encuestadora que trabajó para la opositora Coordinadora Democrática, advirtió que las muestras arrojan una tendencia favorable a la ratificación del mandato de Chávez. "Hay una tendencia clara de crecimiento en la aprobación de gestión, mientras que el rechazo del Presidente cae ", señaló.
Precisó que "la tendencia de crecimiento de la disposición del voto por el No es positiva, mientras que en la disposición de voto por el Sí es negativa", lo que se debe a tres razones fundamentales.
La primera tiene que ver "con la estrategia de las misiones que fue muy exitosa desde el punto de vista político. Esos programas sociales han sido altamente aprobados por la población incluyendo parte de la oposición", indicó.
"La segunda variable es un escalón más que un cambio sociopolítico: Cuando el presidente Chávez acepta la convocatoria y llama a su gente a votar, un grupo muy importante de la población, que antes se manifestaba indiferente ante el referendo, resulta que realmente era chavista", destacó.
"El tercer elemento es la campaña. Cuando se comparan las dos campañas, se encuentra un desbalance muy importante entre la del Gobierno y la de la oposición. La del Gobierno es una estrategia comunicacional sumamente agresiva, y sobre todo intensa y rica, y con la ventaja de que el mensaje es uno solo, el de la oposición es múltiple, y a nivel de mercadeo político siempre es más fácil recordar el mensaje de Chávez que el de la oposición", concluyó León.
"Ganar por goleada es la única forma de terminar con tanta especulación dentro -y sobre todo- fuera de fronteras, y avanzar en el sueño de una Venezuela, una América Latina para todos y no solo para las élites", señala un editorial del mensuario Question.
Tal cual.