Desconcierto y crisis entre los
antichavistas tras su derrota en el referendum
Cuando la oposición misma resulta un fraude
Los opositores a Hugo Chávez se aferraban ayer a las denuncias de fraude como
última línea de resistencia contra su derrota en el referéndum. El gobierno
respondió aceptando una segunda auditoría, mientras los antichavistas empezaban
a dividirse. Antichavistas desconsolados protestan por los resultados en su
fuerte de Plaza Altamira.
Por Luis Bruschtein www.pagina12web.com.ar
"No hay ninguna evidencia de fraude y cualquier denuncia en ese sentido no tiene
sustento", afirmó ayer de manera rotunda el ex presidente norteamericano Jimmy
Carter, aunque aceptó hacer una segunda auditoría del referéndum que ganó el
domingo el presidente Hugo Chávez. La oposición pretende eternizar esta
discusión, pero tiene el obstáculo que ella misma se creó, ya que ella fue la
que exigió la presencia de estos observadores internacionales del Centro Carter
y del secretario general de la OEA, César Gaviria, que ahora rechazan sus
denuncias de fraude. El vicepresidente, José Vicente Rangel, conocido como uno
de los más dispuestos al diálogo en el equipo de Chávez, declaró en forma
enérgica que estaban dispuestos a cualquier tipo de control del referéndum,
mientras los principales dirigentes de la oposición se aferran en forma
desesperada a las denuncias de un fraude que nadie ha podido comprobar para
retrasar un proceso de resquebrajamiento que ya manifestó sus primeros síntomas.
Mientras este país empieza a retomar su ritmo normal, los dirigentes de la
Coordinadora Democrática sienten que sus cabezas penden de un hilo. Por lo
pronto tuvieron profundas diferencias el lunes, el día posterior a su derrota.
Mientras los grupos más radicalizados convocaron a la calle a sus seguidores
para pelear "por la victoria usurpada", los dirigentes de los otros grupos se
negaron a movilizar a su gente ante el peligro de que se produjeran choques con
los simpatizantes chavistas que estaban festejando su triunfo. Felipe Mujica, el
principal dirigente del sector del Movimiento Al Socialismo (MAS), que está en
la oposición, fue muy crítico con los partidos que intentaron movilizar. De
todos modos y pese a la fuerte polarización, la convocatoria fue un fracaso y
sólo se movilizó muy poca gente. Desde la segunda línea de los partidos
tradicionales comenzaron a escucharse voces que llamaban a aceptar el resultado
y prepararse para las inminentes elecciones de alcaldes y gobernadores que
deberán efectuarse en septiembre. Las centrales gremiales y de empresarios,
enrolados en la oposición, aceptaron también el resultado del referéndum.
Sin embargo, es muy difícil que puedan resolver la crisis que se desató en su
seno en tan poco tiempo, porque la tradición política venezolana estipula que
los dirigentes que fracasan son depuestos. Eso pasó con el golpe y el
responsable descabezado fue Pedro Carmona, Pedro "el Breve", como le dice con
ironía Chávez, el dirigente empresario que asumió la presidencia durante las
pocas horas que Chávez estuvo prisionero. Carmona está ahora totalmente
desprestigiado entre la misma gente que antes lo consideraba un estadista. El
otro defenestrado fue Carlos Ortega, el dirigente de la Central de Trabajadores
de Venezuela, adscripto al partido socialdemócrata Acción Democrática, que
encabezó la furiosa huelga que desbarató la economía de este país durante dos
meses y llegó a desabastecer de petróleo al principal comprador, Estados Unidos.
En los círculos políticos se da como un hecho que el gobernador del estado de
Miranda, Enrique Mendoza, coordinador general de la Coordinadora Democrática y
la cabeza más visible de la oposición durante la campaña de recolección de
firmas y el referéndum, será el próximo defenestrado. Ayer los teléfonos de los
dirigentes opositores estaban apagados. No querían responder a la inquisitoria
periodística porque no tenían una respuesta consensuada. Mujica, el dirigente
del MAS, respondió a regañadientes que "por ahora no podemos pensar en el
futuro, lo único que podemos decir es que hubo fraude". El fraude es la palabra
mágica que permite seguir unidos a partidos de signos opuestos, desde la derecha
a la izquierda, cuyo único punto en común es su furioso rechazo al chavismo.
Teodoro Petkoff, que fue ministro de Planificación en la última presidencia del
socialcristiano Rafael Caldera, afirma que la oposición equivocó la táctica al
jugar a todo o nada por la deposición inmediata de Chávez sin plantearse un
proyecto en común de país. Aunque se ha alejado del MAS, Petkoff es un crítico
del chavismo. Sin embargo, es respetado por el mismo Chávez, quien lo ha
mencionado como uno de los periodistas críticos con quien puede mantener
contacto. "El proyecto está, pero hay que asumirlo, y debe apuntar a los
sectores más humildes si se quiere ganarle a Chávez." Si ese proyecto existe,
seguramente no será compartido por la mayoría de agrupaciones reaccionarias
unificadas en la Coordinadora, que no ocultan su condición elitista y que
prefieren basarse en un discurso sobre el "mesianismo" de Chávez, a quien
insisten en presentar como un tirano. Por supuesto, ese sector se referencia con
Miami.
Lo cierto es que la oposición tiene un verdadero problema para enfrentar a un
presidente que tras más de cinco desgastantes años de ejercicio del poder gana
un referéndum con todas las fuerzas políticas tradicionales en su contra. Y
además debieron usar las herramientas democráticas que el mismo chavismo incluyó
en la nueva Constitución como la figura del referéndum, que ningún otro país del
mundo se atreve a instrumentar.