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Referendum: el gran engaño
El periodista y ex diputado nacional Andrés Soliz muestra las razones para
rechazar la consulta del 18 de julio
Andrés Soliz Rada*,
especial para Econoticiasbolivia.com
La Paz, junio 25, 2004.- Cada vez resulta más evidente que el referéndum del 18
de julio próximo y el proyecto de nueva ley de hidrocarburos que lo acompaña son
criaturas de las empresas petroleras. No han faltado, como nunca faltan, los
amanuenses que escriben los que las transnacionales dictan. Víctor Paz Estensoro
(VPE), cuando enfrentaba a la Rosca minero-feudal, decía que no temía tanto a la
Gran Minería como a sus abogados nativos.
Lo que decía VPE antes de 1952, se repite al presente. Los escribas resolvieron
utilizar el desprestigiado nombre de Gonzalo Sánchez de Lozada (GSL), al que
casi todos sirvieron, en la primera pregunta de la consulta, a fin de
contrastarlo con el de Carlos Mesa Gisbert (CMG), en la pregunta cuatro.
La patraña se desinfla al comprobar que CMG gobierna con toda la estructura "gonista".
Mantiene a todos los embajadores designados por GSL, en tanto que las nuevas
designaciones recayeron en Guido Capra, hombre clave del MNR, y en Antonio
Aranibar, su canciller entre 1993 y 1997.
El influyente Superintendente de Hidrocarburos, Guillermo Torres, designado a
dedo por GSL, es ahora Ministro de Energía e Hidrocarburos. Otro Superintendente
clave, Guillermo Aponte, viene de Transredes, trabajó para el Presidente de la
AFP "Futuro" de Bolivia, Gonzalo Bedoya, y cumple órdenes del ex Ministro Carlos
Sánchez Berzaín. El Grupo "Prisma" perdió a Aranibar en el Gabinete, pero logró
dos espacios, con Francesco Zaratti y Horst Greve. Todos ellos forman parte de
la misma "Fundación" orientada por dos personajes de Transredes y ex ministros
de GSL, Fernando Candia y Jaime Villalobos. Uno de los voceros del Referéndum es
Roberto Barbery, del grupo de Carlos Hugo Molina, prefecto de Santa Cruz, el
personaje que sistematizó la "Participación Popular", con la que se pretendió
lavar la cara del "gonismo", mientras se liquidaba el patrimonio público.
Con total irresponsabilidad, CMG y sus colaboradores dicen que gracias a la
pregunta Dos, en la que se habla de la recuperación de los hidrocarburos, se
habrá dado una forma de "nacionalización". A partir del 18 de julio, añaden,
YPFB fijará precios y volúmenes y elegirá mercados para el gas y el petróleo.
Las petroleras deben desternillarse de risa frente a semejante engaño, las que
tienen contratos suscritos por 40 años, a los que, gracias a la docilidad del "mesismo",
los consideran intocables.
La pregunta tres anota que la mitad de las acciones Transredes, Chaco y Andina
podrían ser transferidas a YPFB. Mientras CMG sostiene que el rendimiento de
esas acciones potenciará al ente estatal, varios de sus ministros afirman que
tales utilidades servirán para pagar el Bono Solidario (BONOSOL). El problema
del país no está sólo en esas acciones sino en cambiar la dolosa Ley de
Capitalización, cuyo eje es el denominado Fondo de Capitalización Colectiva (FCC),
el que, al carecer de personalidad jurídica y directorio, está fuera del
ordenamiento legal del país.
Anotábamos que CMG fue traicionado por su ego, al incluir su nombre en la
pregunta cuatro, relativa a que si se debe usar el gas para negociar con Chile
nuestra reivindicación marítima. Tal reivindicación debería ser una política de
Estado y no del ocasional Presidente del país y menos servir para que el ex
vicepresidente de GSL enajene las reservas de gas en condiciones lesivas al
interés nacional. Hemos confirmado que el Presidente Mesa ha recibido detallada
explicación de las posibilidades de industrializar el metano (o gas seco) dentro
del territorio nacional. Por esta razón, cuando afirmó en el programa televisivo
de Eduardo Pérez Iribarne que se necesita exportar grandes cantidades de gas
para industrializarlo, ha faltado a la verdad de manera consciente.
¿Acaso Chile ha necesitado exportar gas natural para instalar cuatro enormes
plantas de metanol en su territorio? Cuándo se nos dice que se requieren grandes
inversiones para industrializar el gas, ¿no es evidente, como ha demostrado el
ingeniero Justo Zapata, que también se deben conseguir grande inversiones para
exportarlo a México y Estados Unidos? Quienes pretenden separar las preguntas
entre buenas y malas están equivocados. Todas ellas forman una unidad que debe
ser rechazada en su conjunto. Tal rechazo debe consistir en no votar el 18 de
julio.
Propugnamos, en consecuencia, una abstención activa, en el que la gente patriota
acuda a los recintos con pancartas y panfletos, en los que se explique las
dimensiones del engaño que se pretende causar a Bolivia.
* Andrés Soliz Rada fue diputado nacional por la populista Conciencia de Patria
(Condepa) y dirigente de la Federación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia