Latinoamérica
|
Los hilos de la conspiración contra Venezuela
Niko Schvarz
La República
Bastaron pocas horas para demostrar que los paramilitares colombianos infiltrados en Venezuela habían sido pagados para detonar un golpe de Estado en conexión con los golpistas internos y con la mafia de Miami. El diputado William Lara señaló que "un grupo de terroristas intentaba activar una rebelión militar y montó un triángulo contra Venezuela con focos en Miami y Colombia". Nuevos hechos revelan el nexo estrecho de la oposición venezolana con el terrorismo. EEUU guardó un silencio estrepitoso, el vocero del State Department, Richard Boucher, dijo que no estaba enterado de nada y el locuaz embajador Charles Shapiro hizo mutis por el foro.
Relaciones peligrosas
Salió a luz que en la segunda quincena de febrero tuvo lugar una reunión en
instalaciones del Grupo Maza (Batallón del Ejército) en Cúcuta, Colombia, entre
el comandante del ejército, mayor general Martín Orlando Carreño Sandoval, y
varios miembros de la Coordinadora Democrática venezolana. Se supo asimismo de
un accidente de un helicóptero de los paramilitares de las Autodefensas Unidas
de Colombia en el cual viajaban tres venezolanos, uno de ellos el general de la
Guardia Nacional Felipe Rodríguez, conocido como "el cuervo", buscado por estar
involucrado en los atentados a las embajadas de Colombia y España el año pasado.
También se señalan sus vínculos con los "paras" detenidos el domingo. Según el
vicepresidente José Vicente Rangel, los tres venezolanos se reunieron con
Salvatore Mancuso, jefe militar de las AUC, para "adquisición de armas y
combatientes destinados a participar en acciones en territorio de Venezuela".
Mancuso estaba en un duro enfrentamiento de poder con Carlos Castaño, que
desapareció del mapa, quizá eliminado. Correlativamente, se ha detectado la
presencia de paramilitares en siete estados: Zulia, Carabobo, Yaracuy, Falcón,
Anzoátegui, Bolívar y Monagas. Un importante jefe paramilitar figura en la lista
de los capturados.
La oposición venezolana intercambia correos electrónicos con Pedro Carmona, el
golpista de abril 2002 que sigue conspirando desde Bogotá, donde también está
radicado el ex presidente Carlos Andrés Pérez, expulsado de su cargo por
corrupción y que en reportaje a la revista Zeta incita a derribar por la fuerza
al gobierno de Chávez.
Galería de personajes
Para completar esta galería de personajes: el integrante de la gusanería
anticubana Robert Alonso, dueño de la finca donde se entrenaban los "paras",
está en fuga, dice que no se va a entregar a la justicia porque teme que lo
envíen a Cuba y llama desde la clandestinidad (lo que es reproducido por diarios
y radios opositoras), a repetir la "guarimba" para terminar con Chávez. Ahora
surgió el dato revelador de que la hacienda por la cual huyeron los complotados,
lindera a la suya, pertenece a Gustavo Cisneros, magnate de los medios de
comunicación, una de las mayores fortunas de América según Forbes e impulsor de
las maniobras golpistas. Todo se va juntando.
También es muy sugestivo el hecho de que los grandes medios de difusión
banalizaron totalmente las informaciones sobre la conspiración y evitaron opinar
sobre la misma. En cambio encontraron la manera de publicar declaraciones de
Mancuso, el jefe paramilitar presuntamente buscado por el gobierno de Uribe.
También el gobernador de Miranda, Enrique Mendoza, guardó sospechoso silencio.
Lo mismo hizo la Coordinadora Democrática, de la cual es capo máximo. A lo único
que ésta atinó, como si la hubieran pillado con las manos en la masa, es a mover
sus influencias para que los complotados no sean juzgados por tribunales
militares, como corresponde al alzamiento armado en vías de ejecución, sino por
la justicia ordinaria.
La actitud, por cierto reiterada, de los medios venezolanos contrasta con la
cobertura de agencias internacionales como la BBC o la TV francesa. No hablemos
de la CNN, que sólo reproduce la voz de Washington y de los golpistas.
El cadáver degollado
El lunes se encontró, semienterrado, el cadáver degollado de un "para". Otro
también habría sido asesinado por sus jefes, y un tercero huyó, todos por haber
violado las normas impuestas. Llevaban 46 días en la finca y les prometieron 500
mil pesos colombianos. Se encontraron además armas y otros 63 uniformes
militares. Fue detenido al capitán efectivo de la Guardia Nacional, Orlando
Castro, con 510 chalecos antibalas. El jefe de la Disip, Miguel Rodríguez
Torres, informó que entre los capturados hay militares de la reserva,
paramilitares consumados y gente con amplia experiencia de combate en Colombia.