Polvo cósmico
Editorial
Cádiz Rebelde
Es sabido que el presidente de la República Bolivariana de Venezuela acostumbra a departir en vivo y en directo con su pueblo en un programa radiofónico de máxima audiencia llamado Aló, presidente. Hace unos días, en una de las siempre exitosas emisiones, Hugo Chávez se dirigió a José María Aznar diciéndole: "Aznar: eres polvo cósmico".
Imposible definir mejor la actual realidad política y humana del ex presidente del Gobierno de las Españas. Polvo cósmico. Dos palabras, hirientes por certeras, que condensan todo el proceso de degeneración de un desahuciado del Olimpo que, víctima de su patética megalomanía, de su desmedido autoritarismo y de su soberbia incontenible, viaja con lo puesto hacia el comedor social de Georgetown.
"Ya se fue quien nos jodía", solían decir los revolucionarios en América Latina cada vez que se quitaban de encima a un dictador. Y el pueblo, siempre sabio, añadía: "Vaya con dios, que nosotros ya estamos en otra vaina". Ha bastado un mes para olvidar a Aznar. Nadie lo echa en falta. Ni siquiera lo extrañan sus conmilitones, más que ocupados en un dramático juego de las sillas en el que quien no consigue asiento se convierte a su vez en polvo cósmico.
Estamos, efectivamente, en otra vaina. Se respira aire menos viciado y vuelve a haber espacio para la esperanza. Pero que nadie se equivoque. Esto no es América Latina. No se fue quien nos jodía, por la sencilla razón de que en el mal llamado Primer Mundo los opresores actúan de forma supranacional y colegiada. La maldita globalización tiene estas cosas. Por eso, la esperanza a la que nos referimos la depositamos en nosotros mismos, en nuestra capacidad transformadora, en nuestra disposición para seguir luchando, en nuestras solas fuerzas.
La guerra contra el Sistema continúa, ahora con un frente añadido: el del necesario discernimiento para no sucumbir hipnotizados por los cantos de las sirenas socialdemócratas. Son los mismos perros, con los collares menos apretados, defendiendo la misma maquinaria, trituradora de ideas e ilusiones. Si no andamos prevenidos, puede acabar por alcanzarnos y convertir nuestros sueños en polvo. En polvo cósmico.