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Latinoamérica

La invasión paramilitar es el preludio de una guerra continental Por Venpres

Venpres
Hernán Mena Cifuentes

El delirio irrefrenable de dominación mundial que padece el imperio yanqui, llevado a extremos de frenesí en los últimos años, tiene un carácter compulsivo que le impulsa a iniciar guerras con tanta facilidad como difíciles de ganar, como las lanzadas abiertamente contra Afganistan e Irak y últimamente, una invasión solapada contra Venezuela, un objetivo más, del tenebroso proyecto de conquista global que han diseñado sus estrategas.
En realidad, esa enfermiza práctica bélica, ésta dada, según los analistas y expertos en geopolítica y economía, en virtud de la imperiosa necesidad de una nación en crísis, que busca sobrevivir desesperadamente al caos que enfrenta y al que se dirige inexorablemente como resultado del fracaso del capitalismo salvaje y del modelo neoliberal que impuso al mundo como último recurso para preservar el poder del dogma que erigió y sostuvo de manera incuestionable.
Por eso, sería ingenuo pensar, que la recién fracasada invasión de los paramililtares colombianos a Venezuela, fue un hecho aislado y casual, una conspiración dirigida exclusivamente a recuperar los privilegios perdidos por la oligarquía y sus socios de siempre, los caducos partidos políticos, barridos del mapa social por Hugo Chávez Frías, líder de la revolución pacífica e inédita que dirige, con el apoyo del pueblo y la Fuerza Armada Nacional, su básico y principal sustento.
No es así, pues como ya ha sido comprobado por los entendidos, Washington ya ha puesto en ejecución planes de guerra global y otras modalidades bélicas, en el marco de un conjunto de proyectos como el denominado "Proyect for a New American Century, (PNAC) o Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, especie de Mein Kamp, y guía política de George W.
Bush, impuesta por los "halcones" mas cercanos al mandatario yanqui, asociados al complejo industrial-militar de los Estados Estados Unidos e Israel.
Esa nueva aventura bélica iniciada en el Asia Central (Afganistán) y el Medio Oriente, (Iraq), incluye otros espacios geográficos en los que se desarrollará el montaje de diversos teatros de guerra como el contemplado para Venezuela y el resto de Sudamérica, habiendo establecido "para ello el "Plan Colombia" como su "cabeza de playa", o punto de partida.
¿Por qué Venezuela y el resto de América del Sur? La respuesta es elemental, porque sencillamente, buscan apoderarse del "Oro Negro" o petróleo, y el gas, el agua, los bosques, los metales y piedras preciosas, los animales y plantas medicinales que como en ningún otro lugar del mundo, existen con tanta abundancia sobre o bajo la tierra, y en ríos, lagos y mares, en Venezuela, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y otras naciones de la región.
Porque, como se sabe, Estados Unidos, requieren con urgencia, de la energía que le proporciona el petróleo y el gas a su monumental parque industrial y automotor, los mayores del planeta, en riesgo de disminuir su producción y movilización, por déficit de refinación y abastecimiento, como sucede actualmente, o para evitar el uso de su inestable "reserva estratégica" ante el progresivo aumento de los precios de la gasolina, que ésta semana alcanzó el record histórico de US$2,15 el galón, o 4.100 bolívares al cambio oficial.
Porque corre el riesgo de paralizarse la nación entera y crear con ello un panorama de desastre y el caos total, si llegara a suspenderse el suministro proveniente de sus tradicionales y "seguros" proveedores, por efecto de su absurda estrategia bélica, que se ha devuelto como un bumerang en su contra, mientras su producción interna es insuficiente para atender las necesidades energéticas del país.
Porque como tambien se sabe, han fracasado sus planes para imponer el Area de Libre Comercio para las Américas (Alca), el proyecto anexionista del Imperio para apoderarse totalmente de los otros recursos naturales de la región, materias primas que adquieren a precios viles con las que elaboran productos acabados que luego nos venden a precios a veces inaccesibles.
Porque deben seguir exportando a Sudamérica y otras zonas del Tercer mundo, los medicamentos, compuestos en su mayoría por elementos de plantas y animales provenientes de la Amazonía, que elaboran, patentan y expenden finalmente a costos tan elevados, que no son accesibles a las pacientes de las clases desposeídas de los países de la región donde se originaron, lo que se traduce en altas cifras de morbilidad y mortalidad, especialmente entre la población infantil y de la tercera edad, los mas vulnerables a las enfermedades.
Frenados por la resistencia que les han opuestos los pueblos de Afganistán e Iraq, "empantanados", en esos territorios, luego de meses de guerras, las que pensaron iban a ser divertidas excursiones de "boy scouts" y que por el contrario les han causado la muerte de cientos de sus soldados que caen todos los días por los ataques de los patriotas, impidiéndoles apoderarse de su petróleo, el Imperio decidió poner en práctica un nuevo Frente de Guerra dirigido ésta vez, a adueñarse del "oro negro sudamericano, comenzando por el Venezuela.
La macabra conspiración, obtuvo "luz verde", hace algunas semanas, al penetrar en nuestro país el contingente de paramilitares, amparados como aseguran los analistas políticos, bajo la cortina protectora del "Plan Colombia", quienes de acuerdo con la estrategia a desarrollar, recibirían de la oposición golpista venezolana aliada de Washington, todo el apoyo logístico para la ejecución de sus acciones terroristas en Caracas, a las que seguirían otras en la provincia.
Pero hasta ahora, se ignora si se debe atribuir a la torpeza de los estrategas yanquis, a fallas de de la tecnología comunicacional y recursos financieros y humanos empleados en su estructuración y ejecución, lo que hizo fracasar el siniestro proyecto, o fue por esa buena suerte, o como algunos señalan, por esa invisible y bondadosa "Mano de Dios" que protege siempre a Venezuela de las catástrofes, que combinada con la participación de una efectiva infraestructura de seguridad y su componente humano de inteligencia que hoy posee el Estado venezolano, se abortara ese engendro golpista.
Tampoco se debe ignorar, el oportuno llamado de advertencia que hizo James Petras, un destacado sociólogo y analista político estadounidense quien denunció los planes del Imperio, declarando el pasado 26 de marzo al diario "Universo" de Quito, que " Estados Unidos se preparaban para derrocar por la fuerza al presidente venezolano Hugo Chávez,, como parte de una estrategia con la que buscaría asegurarse el abastecimiento de petróleo.
"Se prepara el derrocagmiento de Chávez - manifestó Petras al medio ecuatoriano- en combinacíón con un levantamiento interno y una invasión fronteriza por Colombia, que abra el camino a la entrada de Estados Unidos a la región, es decir, -explicó- Washington no invadirá solo, (en forma directa) Venezuela, sino que lo hará con un aliado militar capaz de abrir un segundo frente en Colombia, donde actúan desde hace años, importantes fuerzas guerrilleras y grupos paramilitares de extrema derecha.
-No obstante, advirtió para finalizar sus declaraciones el sociólogo- la estrategia estadounidense no es sencilla, porque tiene un "segundo frente" en Colombia, importante aliado de Washington, pues si envía tropas de gran fuerza contra Venezuela, los guerilleros tienen abierto el camino hacia Bogotá".
Interesante y revelador, el "juego de guerra" planteado por Petras, como fondo de su denuncia, al advertir lo arriesgado que sería para George W. Bush, usar un crecido número de tropas en una invasión a Venezuela, tésis que encuadra muy adecuadamente con el hecho real, de que la avanzada invasora estuviese únicamente integrada por unos 130 paramilitares, capturados ya en su mayoría y el resto perseguidos y en desbandada.
El otro y más grave obstáculo que se opone en el camino al invasor imperial en Sudamérica, no son solo los guerrilleros colombianos, sino los ejércitos y pueblos de Venezuela, Brasil y Argentina, unidos hoy más que nunca bajo un mismo ideal, y de otros países del área, dispuestos a defender con sus vidas la soberanía y la independencia conquistadas hace casi dos siglos bajo el liderazgo de Bolívar y su "ejército forjador de libertades", como lo están haciendo en estos momentos los heróicos pueblos de Iraq y Afganistán.