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Latinoamérica

HAY QUE DARLE UN NUEVO RUMBO A LA REPUBLICA DOMINICANA

¿Que vamos a elegir el próximo 16 de mayo?

Argenpres.info

Faltando menos de quince días para las elecciones generales del próximo 16 de mayo, es cuestionable el entusiasmo real que despierta un proceso electoral organizado por una Junta Central Electoral carente de credibilidad, desde su irregular conformación. A esto se añade la intervención de militares en la campaña política, el uso abusivo de los recursos del Estado en favor del candidato oficial, la pobreza de discursos de los candidatos tradicionales, más centrados en acusaciones personales que en propuestas; la atosigante y costosa propaganda que desplaza la discusión de los programas de gobierno; el clientelismo; los frecuentes enfrentamientos violentos, contándose varios muertos en las últimas semanas.
El sentimiento más generalizado que se percibe, en un amplio sector de la población, es de cuestionamiento de la reelección del actual Presidente de la República, por su desastrosa gestión, al tiempo que se percibe un convencimiento generalizado de que los candidatos con mayores posibilidades de ganar las elecciones no muestran ni la voluntad ni la convicción para enfrentar las causas reales del actual estado de cosas.
¿Por que no generan confianza?
Para muestra, observemos la actitud de estos candidatos frente al más grande fraude en la historia de la República, cometido en meses recientes, por las cúpulas de varios bancos del país. ¿Por qué ninguno de ellos asume el compromiso de promover la persecución judicial de todos los implicados y beneficiarios de este robo colosal?
¿Qué compromiso creíble pueden asumir estos candidatos sobre la corrupción pública y privada, si tomamos en cuenta que algunos de ellos mismos y muchos de los que aparecen en las comitivas, acompañándoles, detentan patrimonios provenientes del peculado, el narcotráfico, la evasión fiscal, el soborno, el cobro de comisiones, el tráfico de influencias, e incluso algunos con expedientes abiertos por corrupción?
¿Por qué estos candidatos aceptan y se someten ante el precipitado proceso de negociación y firma del Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana y los Estados Unidos de América del Norte, a sabiendas de que por la forma y los términos en que se han realizado las negociaciones, no hay posibilidad de reconversión gradual de nuestro aparato productivo, con lo cual irán a la quiebra millares de productores nacionales, aumentando la secuela de pobreza, desempleo, migración y dependencia?
¿Por qué ninguno de los candidatos condena y se compromete en hacer enjuiciar a los responsables de que en territorio dominicano, con dinero de un país extranjero, se entrenaran bandas haitianas y que luego se organizara una invasión que terminó deponiendo al presidente de ese país?
¿Por qué razón estos candidatos no se plantean seriamente enfrentar las causas que han sumido a la RD en una crisis integral que se manifiesta en lo económico, social, político, institucional y moral? ¿Por qué nuestros candidatos no se atreven a asumir compromisos reales para combatir la pobreza, el hambre, la marginalidad, el desempleo, el narcotráfico, la impunidad, la crisis de los servicios, en especial en materia de salud, educación, energía eléctrica y agua potable? ¿Por qué los candidatos además de hablar del crecimiento y la estabilidad macroeconómica, casi nunca muestran preocupación de cómo hacer posible que las riquezas se distribuyan con mayor equidad social ? ¿ No es acaso la desigualdad que genera el modo como se distribuye la riqueza social el problema cardinal de la sociedad dominicana actual?
Por los intereses que representan los conoceréis
La razón de este pacto de silencio entre los candidatos, sobre éstos y otros problemas vitales para el futuro inmediato de la nación dominicana, es muy simple: Ninguno de los candidatos tradicionales los aborda con seriedad porque van a ser electos con el financiamiento y la bendición de los beneficiarios del actual modelo económico, para quienes la función de los gobiernos es crearles nuevas oportunidades que les faciliten la acumulación y el incremento de sus riquezas y no la de plantearse hacer los cambios y las reformas que permitan la profundización de la democracia y la justicia social.
El país que tendremos a partir del 16 de agosto
Es más que evidente que el próximo gobierno cargará con el pesado fardo de la profunda crisis, a todos los niveles, que dejan las pasadas y presente administración, a lo que hay que añadir: el pago de los servicios de una deuda pública externa que se ha duplicado, mientras la interna se ha triplicado; con una inflación de un 60%, tan solo en los últimos 12 meses; la eventual firma del Tratado de Libre Comercio con los EUA; las condicionalidades del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para los próximos dos años, incluyendo varias medidas pendientes de aplicación, entre ellas la venta de los activos del Estado, eliminación de los subsidios y el aumento del ITBIS de 12 a 16 %, además de la ampliación de su base de aplicación.
¿Quien cargara con la crisis?
Ninguno de estos candidatos se atreve a responder con sinceridad ¿por qué, cada vez que enfrentan una crisis, la solución la buscan recargando con mayores sacrificios y penurias a las clases medias y al pueblo en general, no siendo éstos los responsables ni los beneficiarios de las políticas que provocaron la crisis? Estos candidatos no le dicen la verdad al pueblo cuando le presentan programas formales de gobierno que saben que no van a cumplir, porque todos se han comprometido, como condición para ser elegibles, a aplicar un único programa de gobierno: El Acuerdo Stand-By con el Fondo Monetario Internacional, que traerá como consecuencia una mayor deterioro de la precaria calidad de vida de nuestro pueblo.
Por eso afirmamos que a través de los candidatos con posibilidades de ganar las elecciones, estaremos reeligiendo la reproducción de una crisis, cuyas raíces están en el modelo económico y político que se ha impuesto en el país en las últimas décadas, incapaz de brindar a las grandes mayorías de dominicanos/as la oportunidad de una vida en dignidad y en democracia.
Es por este convencimiento profundo que nos negamos a fomentar falsas expectativas a nuestro pueblo, por la imposibilidad, del candidato que resulte ganador, de dar respuestas sustantivas y de largo aliento, a los graves problemas que abaten a la nación dominicana . La crisis económica y política se profundizará, y las esperanzas de hoy, antes de que el gallo cante tres veces, se convertirán para el pueblo, en nuevas amarguras y desengaños.
Si votas o no, hazlo con independencia y conciencia critica
Creemos que el sufragio universal es una conquista determinante en la construcción de la democracia. El ejercicio del derecho al voto lo asumimos como un importante acto de conciencia y responsabilidad ciudadanas, incluyendo el derecho de abstención cuando los candidatos y sus propuestas no satisfacen las aspiraciones de la población. Lejos de estimular estas conductas, el actual sistema político, dominado por cúpulas partidarias, en su mayoría corrompidas y sin verdaderas convicciones democráticas, más bien fomentan el clientelismo, la compra y venta del voto, el fraude electoral, el ofrecimiento de prebendas y la búsqueda de beneficios personales a cambio del voto.
En la actual coyuntura apoyamos un ejercicio consciente y crítico del sufragio, sea que el ciudadano/a opte por abstenerse o participar en las votaciones. Lo más importante es la perspectiva desde la cual se ejerza o no se ejerza, este derecho. Le decimos a los ciudadanos/as que lo verdaderamente trascendente, al margen de por quien se vote, es mantener la independencia y libertad de conciencia, para cuando el candidato de hoy se convierta en presidente y resulte más de lo mismo o peor, entonces estar dispuestos a darle continuidad a las exigencias y a la lucha por los cambios, reformas y reivindicaciones postergadas gobierno tras gobierno.
Un compromiso de por vida
Nosotros no tenemos candidatos sino un compromiso de por vida para con nuestro pueblo, por el que trabajaremos siempre, aún sea enfrentado al poder y a los gobernantes de turno. Esa misión que nos hemos impuesto se sintetiza en la búsqueda del desarrollo integral, sustentable y con justicia social; de la democracia con verdadera participación ciudadana y efectivos controles sobre los gobernantes; de una institucionalidad que asegure la prevención y sanción drástica de la corrupción pública y la privada y que garantice la seguridad ciudadana, el respeto del estado de derecho y de los derechos humanos; en la reafirmación de nuestra independencia y autodeterminación como nación soberana; en la promoción de la amistad, la paz y la cooperación internacional entre los pueblos del mundo.
Un nuevo liderazgo político
Creemos que en el país, a pesar de la profunda crisis que padecemos y aún en medio de tanta descomposición, se están creando condiciones para el desarrollo de propuestas y para el surgimiento de un liderazgo político nuevo, honesto, patriótico y capaz, identificado con los intereses del pueblo dominicano, no comprometido con el modelo en crisis, ni con las prácticas y finalidades de los partidos tradicionales, portador de la voluntad y decisión de entregarlo todo para darle un nuevo rumbo a la patria fundada por Duarte y los Trinitarios.
Firmado:
Guillermo Moreno, Franc Rosario, Padre Rogelio Cruz, Ramón Antonio (Negro) Veras, Radhamas García González, Nuria Piera, Francisco Antonio Santos, Luis Bircann, Juan Bautista Gutiérrez, Luis Ulloa Morel, Primo Iglesias, Luis Henríquez,, Mariano Moreno, Pedro Payano, Luis Carvajal, Manuel Alemán Justo, Ezequiel Jiménez, Samuel Sánchez, Jesús Betances, , Isabel Tejada, Luis Ulloa Morel, Augusto Payano, Henry López, Fausto Lantigua, Reynaldo Cabral, Zenón Padilla, Rafael Tatis Regino, Pepín Apolinar Taveras...
Lunes 3 de mayo de 2004.
Santo Domingo, República Dominicana.