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Latinoamérica

El conflicto de Ecopetrol, Irak y el TLC

Aurelio Suárez Montoya
LA TARDE

Basta saber que el gobierno de Colombia fue el único de América del Sur que apoyó la agresión norteamericana a Irak para acreditarlo como ficha incondicional de Estados Unidos en sus políticas estratégicas incluyendo las más absurdas. Tal apoyo es más injustificado en tanto las investigaciones del propio Congreso gringo van esclareciendo que desde el inicio mismo de la cruzada de 'Justicia Infinita' se dio una negligencia cómplice con el atentado que la detonó en el Medio Oriente y que las falaces razones dadas a la opinión mundial para invadir con casi dos centenares de miles de soldados y bombardear a la antigua Mesopotamia cada día quedan más al desnudo.
La gente del común a escala global sabe que los motivos de la campaña conquistadora no fueron los esgrimidos por Collin Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU sino que su verdadera razón fue la necesidad imperialista de 'poseer físicamente' los yacimientos petrolíferos inmensos que allí existen para explotarlos desplazando de su control a Rusia, Francia y Alemania, países que se habían entendido con el régimen anterior para tales efectos. Es una lid entre la superpotencia y sus rivales librada en detrimento de la nación iraquí en su territorio. Las carencias energéticas norteamericanas lo exigían: de cada 100 dólares que USA importó en 2002, gastó 21 en petróleo, combustibles y productos afines, consume diariamente el 25% del petróleo del mundo y sus reservas son sólo el 2,5% del total.
La iniciativa de Tío Sam está inducida además por la alta dependencia del 'oro negro' como fuente prima de muchas mercancías e insumos industriales y no se limita a Medio Oriente; es una maniobra global acentuada en sus áreas de mayor influencia. En ellas combina el colaboracionismo de los gobiernos que lo acolitan con la fuerza. El caso de Colombia es patético: el trío Uribe, Yanovich y Mejía está comprometido en desmantelar toda la institucionalidad que el país construyó durante los últimos 50 años para proteger y usufructuar, así fuera medianamente, el principal recurso natural. El objetivo es darlo a las firmas extranjeras en condiciones como las que Fernando VII imponía cuando se cargaba el oro. De modo análogo la presencia de militares yanquis y de 'contratistas civiles' ( así llama el neoliberalismo a los mercenarios) se incrementa en zonas nacionales de explotación y transporte del recurso . Todo cual concuerda con lo que los agentes imperiales llaman el 'arco de inestabilidad' que es precisamente la zona que cubre las reservas de petróleo más importantes del mundo, prioritaria dentro de los 135 países donde Estados Unidos tiene presencia militar.
El gobierno de Uribe basado en la falsa teoría, tan falsa como la de las armas de 'destrucción masiva', según la cual a más concesiones hechas a las compañías privadas mayores posibilidades tiene el país, fraguó a partir de la expedición del Decreto 1760 de 2003 la 'recolonización' de nuestro petróleo a condiciones tan infaustas como las de la concesión De Mares a comienzos de 1900 en épocas de Rafael Reyes. Dicho decreto elimina a las firmas extranjeras la obligación del contrato de asociación con ECOPETROL y designa a la nueva Agencia Nacional de Hidrocarburos como administradora de las reservas de crudo y gas, las cuales subastará a la barata. Esa era una reiterada petición gringa presentada desde cuando Myles Frechette era embajador y que Pastrana no cumplió.
Al país, como en el carbón, lo único que le quedará son las regalías, contrariando lo que otrora se tuvo, con yacimientos que por su volumen y calidad le rindieron a Ecopetrol hasta un 75% del producido (véase Revista Deslinde, No. 34, artículo de Gustavo Triana.). Sin embargo, el desmantelamiento del patrimonio público va más allá de las normas jurídicas, toca con el marchitamiento de ECOPETROL, como se hizo con TELECOM y el ISS. Se le quita su carácter de Empresa Industrial y Comercial del Estado, al recortarse el horizonte de sus reservas directas, éstas se agotarán en 2008 pese a que sus inversiones recientes para la explotación valen 2.500 millones de dólares, se margina en la práctica de los procesos más claves, se le encarga por su cuenta de la refinación sin que se atienda la reconocida obsolescencia de las plantas de Cartagena y Barranca y se le exige el préstamo de los ductos de transporte de derivados al oligopolio distribuidor formado por EXXON-MOBIL, CHEVRON -TEXACO y SHELL y, a pesar de lo sustraído, se le dejan pasivos por 17 billones de pesos.
En Colombia, con idéntico blanco, los 'decretos inteligentes' de Uribe reemplazan 'las bombas inteligentes' de Irak, claro está que el uso de la fuerza tampoco está descartado dentro de la estrategia de militarizar, si es necesario, el conflicto como en Barrancabermeja, un lugar donde hay casi tantos efectivos, sin contar los encubiertos, como obreros petroleros. La calculada destrucción de ECOPETROL no es invención de sus trabajadores ni un embeleco de unos privilegiados 'oligarcas de overol', constituye el mayor atentado que se ha cometido contra la más importante propiedad pública nacional. No en vano ECOPETROL suministró al Estado en transferencias e impuestos más de 10 BILLONES DE PESOS en los dos últimos años, fruto de producir directamente 115.000 barriles diarios y 295.000 en asocio. Tras ese botín van los socios de los Bush (padre e hijo) y de Cheney.
Quienes han expresado su indignación con lo que sucede en Irak no pueden mirar con lente distinto lo que pasa en Barranca y en la geografía petrolera colombiana. Es asunto igual, con los mismos actores sólo que acá la Resistencia es Civil. Finalmente si se entiende que el ALCA y los TLC's son , ante todo, reglamentos que garantizan condiciones y seguridad a las inversiones, por encima del mero ejercicio de intercambio comercial, a las petroleras les cae muy bien la tarea que Uribe ha adelantado y que consumará con la suscripción de estos tratados en los cuales, capítulos como los de Inversiones, Políticas de Competencia y Solución de Controversias, les prescriben más prerrogativas y garantías que las que brinda la Constitución a los ciudadanos. Nada las detendría, estarían como Pedro por su casa o , dicho de otra manera, como Halliburton en Irak, a sus anchas.