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Amnistía Internacional: las torturas continuan en Chile
Eduardo Andrade Bone
La Fogata
Ya lo decíamos en su oportunidad, hay que tener "autoridad moral", para
condenar a otros, sobre presuntas violaciones de los derechos humanos. Y
precisamente los países latinoaméricanos que participaron de las condenas a
Cuba, en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas entre ellos
Chile, utilizados por los Estados Unidos, para desplegar su política inmoral y
agresiva en contra de Cuba, no son precisamente los llamados a dar lecciones de
democracia y respeto a los derechos humanos en cual- quier parte del mundo.
Ahora sería interesante saber que piensan los Gobiernos lacayos de EE.UU. que
votaron en contra de Cuba en la ONU, ante la conducta asumida por los campeones
de las tortu- ras en Irak, Afganistán y el Campo de Concentración de Guantánamo,
que están sumidos además en un escándalo internacional de imprevisibles
consecuencias, ante el genocidio desatado contra el pueblo de Irak .
Amnistía Internacional, precisamente en estos días ha elaborado un
informe en el cual señala que faltan pasos concretos para el fin de la tortura
en Chile. El informe agrega que la prohibición de la tortura en la legislación
vigente no es suficiente: "Deben adop- tarse medidas concretas para impedir que
continúe esta práctica atroz, ha indicado AI" en vísperas de la
presentación del examen del informe periódico de Chile por el Comité de las
Naciones Unidas contra la Tortura.
El documento al margen de reconocer que durante los últimos años las autoridades
chilenas han realizado una serie de iniciativas que permitan la protección real
de los derechos humanos, aún continúan recibiéndose denuncias de torturas y
malos tratos en Chile, acentúa el prestigioso organismo internacional.
El informe indica además que el "país todavía no ha adoptado todas las medidas
nece- sarias para poner en práctica las obligaciones que han contraído en virtud
de la Con-vención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes, en la que es el Estado es parte".
"Amnistía Internacional espera que todos los casos de tortura sometidos al
estudio de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura sean examinados
y que se propor- ciones a la víctimas el reconocimiento oficial y la reparación
que esperan desde hace más de 20 años", afirma la entidad.
La Institución ha sostenido que "la tortura y los malos tratos no son sólo una
cuestión del pasado: todavía constituyen una práctica generalizada en todo el
país. Las medidas adoptadas por el gobierno chileno, como la reforma de los
procedimientos penales ini- ciada en diciembre del 2000 y la tipificación de la
tortura como delito en el derecho in- terno en 1998, deben ahora reforzarse con
pasos concretos para que Chile pueda erra- dicar la tortura de una vez por
todas".
Una comisión de AI, que visitó Chile en marzo del 2003, señaló que el
hacinamiento y otras condiciones de reclusión en las cárceles chilenas son caldo
de cultivo de la tortura y los malos tratos. Recordemos además, que
anteriormente en informes elaborados por otros organismos independientes,
también han llamado la atención sobre la situación generalizada de violación de
derechos humanos de los reclusos, que existen en las cár- celes chilenas.
"En enero del 2003, los presos vinculados a hechos políticos que están en la
cárcel de Colina II, en la capital chilena, fueron golpeados brutalmente y
empapados con agua por guardias penitenciarios y miembros del Grupo Especial
Antimotines. También se han recibido denuncias de torturas a manos de los
propios militares".
El documento expresa además "que no es raro que los conscriptos que cumplen el
servicio militar obligatorio sean sometidos a castigos que constituyen tortura y
malos tratos. Cristóbal Auger Hinrishen, de 19 años, ex cadete de la Escuela
Militar, fue some- tido a malos tratos por sus superiores en febrero y marzo del
2002. Actualmente el ex cadete sufre estrés postraumático.
Amnistía Internacional ha informado que el Comité de las Naciones Unidas contra
la Tortura estudiará el tercer Informe periódico de Chile sobre las medidas
legislativas administrativas y judiciales y otras que ha adoptado este Estado
para aplicar la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura. Además el
organismos internacional ha enviado al Comité una recopilación de sus diversos
motivos de preo- cupación relativos a la tortura y los malos tratos en Chile.
Finalmente cabe señalar que en Chile, existen aún, un engéndro legal llamado
Constitu- ción del 80, elaborado por los esbirro de la dictadura y con la cual
los gobiernos de la coalición de partidos denominados la Concertación, han
gobernado sin asco, con un estamento legal ilegítimo, y que no ha permitido que
se le devuelva la soberanía al pueblo chileno, y que en su seno sigue
permitiendo la violación de los derechos huma- nos en Chile.
Actualmente hay en Chile, alrededor de 15 presos políticos mapuches y más de un
cen- tenar se encuentran en libertad condicional. Algunos comuneros mapuches se
encuen- tran con "prisión domiciliaria". Más de 400 están procesados a la espera
de ser condena- dos por la racista "justicia" chilena.
En la cárcel de Alta Seguridad de Santiago hay 22 presos políticos y otros se
encuentran repartidos en diversos lugares de reclusión, totalizando una cifra de
33 presos políticos en cárceles chilenas. Otros presos políticos chilenos se
encuentran en cárceles del Perú y Brasil constituyendo un total de 44 PP.
Pero no sólo Amnistía Internacional ha manifestado su preocupación por la
situación de torturas en Chile. El Comité de Torturas de la ONU, hace tan solo
algunos días atrás recibió la denuncia de cuatro organizaciones no
gubernamentales chilenas, en la que de- nuncian que la policía de este país no
ha dejado de utilizar los malos tratos, a pesar de la instauración de la
"democracia" en Chile.
Las denuncias fueron efectuadas por la organización de los Derechos Femeninos
"La Morada", el Instituto de la Mujer y las ONG "Opción" y "Cintras". En sus
aspectos gene- rales más importantes se destaca que el 93% de los jóvenes
detenidos son sometidos a golpes y palizas brutales. El 20 % han sido víctimas
de intento de asfixia con bolsas de plástico. Un 13 % han sido colgados y un 8%
se les ha aplicado electricidad. La mayor parte de las denuncias realizadas
terminan en la "justicia militar" y los responsables de los abusos son
posteriormente absueltos.
En lo que respecta a las denuncias realizadas a la Comisión Nacional Sobre
Prisión Polí- tica y Tortura, ésta solo ha reconocido aquellas violaciones de
los derechos humanos ocurridas en recientos oficiales, vale decir cuarteles
militares, centros de detención y cárceles, hechos que solo hayan ocurrido en la
época de la dictadura.
Las ONG denunciantes además señalan, que de acuerdo a cifras oficiales, 104.000
per- sonas fueron sometidas a torturas durante el periodo que va desde el año
1973 hasta 1990 (dictadura militar) ,pero solo 28 mil personas han realizado las
denuncias. Tam- bién se destaca que muchas mujeres fueron violadas en sus casas
por los miembros de los aparatos represivos de la dictadura, otras sufrieron
vejaciones sexuales en los cen- tros de detención clandestinos y campos de
concentración. Sin embargo el Gobierno del Sr. Ricardo Lagos no acepta esas
denuncias porque no ocurrieron en prisiones y que la "violación y el abuso
sexual no es considerada una tortura".
Las ONG destacan además que las prácticas de tortura en Chile han sido
consecuencia de la impunidad reinante por los crímenes cometidos durante el
régimen militar. Ahora la concesión de beneficios especiales a los violadores de
los derechos humanos, que cola-boren entregando información, no es otra cosa que
estar negociando impunidad, por un poco de verdad. Para así, cerrar
definitivamente la situación de las violaciones de los derechos humanos
ocurridas en dictadura, dando definitivamente por superada ésta etapa siniestra
de la historia reciente de Chile. Sin embargo, la propuesta de derechos humanos
del gobierno de Ricardo Lagos, en su esencia, lo único que pretende es precisa-
mente eso, cerrar su gobierno legalizando la impunidad con el beneplácito de la
derecha pinochetista (UDI-RN).