Latinoamérica
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Chile: Huelga de hambre
Movilización combativa por la Libertad
¿Quién habla de victorias? Resistir es todo.
R. M. Rilke
Si tuviésemos que definir la Huelga de Hambre iniciada el 12 de abril por ocho
presos políticos diríamos que es una Movilización combativa, y esto al menos por
tres razones: por la voluntad expresa de los huelguistas de llegar hasta las
últimas consecuencias, por la dinámica que generó esta decisión en las
organizaciones que la apoyan, y por el poco tiempo que media entre ésta y la
anterior huelga de hambre - noviembre del año pasado.
El carácter combativo de la huelga de hambre se reflejó también en la Marcha del
viernes 14 de mayo. Ésta no fue una más de las muchas que se han realizado, sino
un momento particular en un proceso permanente de movilización que, pese al
reducido grupo de amigos y familiares que lo ha impulsado, ha sido persistente,
valiente y creativo: foros, programas radiales, entrevistas y gestiones, tomas y
ocupaciones, encadenamientos, mítines, rayados murales, volanteos, actividades
en poblaciones, etcétera.
La Marcha por la Libertad
La manifestación del viernes 14 de mayo convocó a unas mil personas, que
marcharon por la Alameda desde la Plaza Italia hasta el palacio de La Moneda.
Por el número de participantes, es la tercera en importancia en los últimos
siete años - las otras dos fueron la marcha de julio de 1997 y la de octubre de
2002.
Estuvieron presentes organizaciones que de larga data se movilizan por la
libertad de los presos políticos: el Coordinador por la Libertad de los Presos
Políticos, diversos colectivos punk y anarco-libertarios, los Comités Oriana
Libre y La Pincoya, el Colectivo de DD.HH. Kamarikun, y otros. Estuvo también
presente el recientemente creado grupo Encuentro - a cuyas reuniones asiste un
representante del Coordinador. Destacada participación tuvieron los presos
políticos con libertad diaria y reclusión nocturna, así como un grupo importante
de familiares. Sobre la base de los largos años de prisión compartidos,
mantienen un compromiso irrenunciable con la libertad de los que siguen
resistiendo el castigo estatal.
En la marcha se vieron muchas caras nuevas, provenientes de sectores políticos y
de derechos humanos que hasta ahora habían estado ausentes de la solidaridad con
los presos políticos. Independientemente de que su presencia haya sido fruto de
una decisión de sus organizaciones políticas o de su conmoción por la prolongada
huelga de hambre de los presos políticos, adhirieron con entusiasmo a la ya
vieja consigna de las movilizaciones por la libertad: Liberar, liberar a los
presos por luchar.
A la altura de Teatinos con Alameda, Carabineros disolvió la marcha, utilizando
todo su zoológico represivo - zorrillos, guanacos, burros y fuerzas especiales
que lucían sofisticados y galácticos atuendos importados de Europa - por cierto,
con nuestros impuestos. Por unos momentos, en la fría tarde otoñal, la Alameda
fue escenario de pequeños enfrentamientos y de carreras para eludir los lumazos
y los chorros de agua del guanaco. Poco a poco el ulular de las sirenas
policiales apagó el eco de las bombas de ruido que acompañaron la marcha, que
terminó sin detenidos.
Ley de Indulto a los presos políticos: el doble fraude de la derecha y la
Concertación
Hace dos años, la Iglesia constituyó una comisión parlamentaria con el objetivo
resolver la situación de los presos políticos encarcelados durante los gobiernos
de la Concertación – a partir de 1990. En dicha comisión participaron todos los
partidos políticos del gobierno y la oposición. Se postuló la necesidad de
cerrar los procesos todavía abiertos en las Fiscalías Militares y de avanzar en
una ley de indulto para los presos políticos. Sin embargo, transcurridos más de
dos años, todavía hay procesos abiertos, y desde noviembre de 2002 la ley de
indulto está estancada en el Congreso.
Nadie puede llamarse a engaño respecto de los motivos que tuvo la Unión
Demócrata Independiente (UDI) para apoyar - de palabra - un indulto para los
presos políticos. Con esta actitud - según la propia derechista Revista Qué pasa
- abril de 2002 -, pretendía dar "un emblemático paso en su estrategia para
desperfilar su imagen asociada a la derecha dura y transformarse en una pieza
clave de la reconciliación... de la mano de una antigua iniciativa de la
Iglesia, que busca generar mecanismos para acelerar los procesos e incluso
rebajar las penas de los subversivos encarcelados por delitos realizados después
de 1990". En efecto, la situación de los presos políticos – así como también
la de los familiares de los detenidos desaparecidos de Pisagua -, encajaba
perfectamente con el propósito de la UDI de cerrar el tema de los derechos
humanos garantizando una mayor impunidad para los violadores de los derechos
humanos.
En esta estrategia el partido pinochetista coincide – aunque con matices - con
la propuesta de derechos humanos de Lagos. Por su parte, los presos políticos
han deslindado cualquier relación y búsqueda de impunidad para los violadores de
los derechos humanos, por cuanto estiman que su demanda de libertad es histórica
y jurídicamente justa. La discusión por partes de la Propuesta de derechos
humanos sigue su curso en el Congreso. El 5 de mayo, la Comisión de Derechos
Humanos de la Cámara aprobó la Ley de Rebaja de Penas, que contempla fijar fecha
de muerte a los detenidos desaparecidos, determinar que hubo homicidios y
beneficiar a sus autores con la amnistía, la prescripción o la media
prescripción - como en los casos de O. Letelier y T. Jiménez. Las rebajas de
penas, sumadas a las del Proyecto - hasta 2 grados -, significarán la aplicación
de "penas simbólicas", que los violadores de los derechos humanos podrán cumplir
en libertad. Por lo demás, la ley recomienda a los jueces otorgar la libertad
provisional a quienes entreguen "información eficaz" sobre el paradero de las
víctimas. Vemos, entonces, que la impunidad de hecho existe, avanza y se
fortalece; en cambio, la ley de indulto para los presos políticos sigue
esperando.
Frente a esta situación, cabe preguntarse, en primer lugar, si el gobierno de la
Concertación y la derecha tienen efectivamente la intención de indultar a los
presos políticos. Recientemente, en un foro sobre la prisión política, el
abogado de derechos humanos, Alberto Espinoza sostuvo que en un párrafo de la
Propuesta de derechos humanos de Lagos se explicitaba la voluntad del gobierno
de indultar a los presos políticos. No obstante, esto no se refleja en los
hechos; si así fuera, el gobierno bien podría dar pruebas de esta voluntad
política acelerando, por ejemplo, el otorgamiento de beneficios a los presos que
están en condiciones de acceder a ellos e indultando todos aquellos procesos que
no tienen carácter terrorista. Sin embargo, desde el inicio de la Huelga de
Hambre, Gendarmería sólo otorgó libertad dominical a Oriana Alcayaga.
En segundo lugar, es interesante analizar los alcances de la afirmación de que
la ley de indulto está estancada porque faltan algunos votos de la derecha –
aunque ¿quién podría asegurar que todos los votos de la Concertación serán para
la ley de indulto? Cuando se dice que la derecha frena la ley de indulto, se
está liberando al gobierno de toda responsabilidad política en el tema. En
última instancia, significa aceptar lo que ha sido su justificación más
recurrente para explicar su inmovilismo en todas aquellas materias sensibles
para el pueblo que se enfrentó a la dictadura, como el cambio de la
Constitución, la aplicación de justicia y el rechazo del modelo económico.
Admitir que la Concertación tiene la voluntad de cambios pero se lo impide la
derecha, justifica también el co-gobierno de la Concertación con la derecha.
En tercer lugar, el otorgamiento de la libertad a los presos políticos no los
hace "moneda de cambio" para garantizar la impunidad a los violadores de los
derechos humanos. Los genocidas gozan de una impunidad de hecho, porque están
amparados por la ley de amnistía, que el gobierno de la Concertación no ha
anulado hasta hoy. Además, la voluntad del gobierno para mantenerla y ampliarla
ha causado un grave daño a los familiares de los ejecutados y detenidos
desaparecidos. Al mismo tiempo que cautela la impunidad, el gobierno se niega a
indultar a los presos políticos que lucharon contra la dictadura. La libertad de
los presos no será objeto de transacciones espurias, porque éstas ya están
refrendadas por el poder. La libertad de los presos políticos no necesita
justificarse con impunidad, la justifican todos los abusos jurídicos y
carcelarios que el Estado ha cometido contra ellos.
Es un hecho que la voluntad del gobierno de Lagos en materia de prisión política
es prolongar el cautiverio y el castigo a los presos políticos, y aplicar los
mismos criterios represivos a los comuneros mapuche. Así se desprende de su
reciente rechazo al indulto solicitado por Pedro Rosas - preso político enfermo
de cáncer - y a la rebaja de condena para la presa política Elizabeth Núñez.
Hoy, los distintos sectores políticos que comparten los privilegios que asegura
el control del aparato del Estado, se vuelcan a los temas electorales. Para la
clase política, la ley de indulto no figura entre sus materias urgentes. ¿Qué
hacer, entonces? Los ocho presos políticos en huelga de hambre desde hace más de
un mes, al arriesgar sus vidas por la Libertad, entregan un valioso ejemplo de
cómo enfrentar esta difícil y compleja coyuntura. A los amigos y familiares
organizados o no organizados, a la solidaridad internacional, les corresponde
ahora hacer lo suyo: ejercer una urgente efectiva presión política sobre el
gobierno, para exigir la libertad inmediata y sin condiciones de todos los
presos políticos.
LIBERTAD INMEDIATA Y SIN CONDICIONES
NO A LA IMPUNIDAD
Coordinador
por la Libertad de los Presos Políticos
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Santiago de Chile, 15 de mayo de 2004