Latinoamérica
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15 de mayo del 2004
Entrevista a Lula, actual presidente de Brasil, el 1º de
septiembre de 1982
Suely Rolnik
Este texto es la transcripción de una conversación entre Lula y Félix
Guattari que organicé en colaboración con el sociólogo Marco Aurelio García(hoy
asesor especial en política exterior de Lula) el 1º de septiembre de 1982. La
reunión se produjo en los inicios del Partido de los Trabajadores (PT),
alrededor del cual se aglutinaron, en aquel entonces, los movimientos más
diversos que agitaban a la sociedad brasileña en el proceso de redemocratización
del país. Era la época de la campaña por las primeras elecciones directas luego
de casi dos décadas de dictadura militar, campaña de la que Lula participaba por
primera vez como candidato del PT al cargo de gobernador del estado de San
Pablo.(Lula perdió esas elecciones; en 1986 volvió a presentarse, esta vez como
candidato a diputado federal, y ganó; luego se presentó cuatro veces a las
elecciones presidenciales, que terminó ganando en 2002.)
Guattari siempre se había mantenido atento a los movimientos que inventaran
salidas a la perversión del capitalismo, no importa de dónde surgieran ni en qué
punto del planeta. Ésa era la brújula que guiaba su travesía por el mundo, y que
lo llevaba a menudo a comprometerse concretamente con esos movimientos. Pensaba
para ellos y a través de ellos. Fue así como, a partir de 1979, se involucró con
el Brasil, país al que visitó veintisiete veces en los últimos catorce años de
su vida, acompañando de cerca y con gran interés el proceso de redemocratización
y el nacimiento del PT.
Entre agosto y septiembre de 1982 organicé un mes de trabajo con Guattari en
cinco estados de Brasil. No sólo hubo conferencias y debates públicos, siempre a
sala llena, sino, sobre todo, una frenética agenda de reuniones, encuentros y
conversaciones con gente, con movimientos y asociaciones, ligados o no al PT, a
otros partidos o a ninguno, que se mostraban activos en el proceso político que
se desarrollaba por aquel entonces. En ese contexto se produjo el encuentro
entre Lula y Guattari.
El conjunto de esos encuentros fue grabado y transcripto para un libro que
escribí en colaboración con Guattari y que se publicó cuatro años después:
Micropolítica. Cartografias do Desejo (Vozes, 1986). Pero decidimos publicar de
inmediato su conversación con Lula en un pequeño libro independiente (Brasiliense,
1982), habida cuenta de la urgencia de la campaña electoral. El libro se agotó
en pocos días, desapareció de la escena y recién ahora acaba de reeditarse como
apéndice de Micropolítica, Cartografias do Desejo, ya convertido en referencia
histórica para la genealogía del movimiento que desembocó en la llegada de Lula
a la presidencia del Brasil.
Si la victoria de Lula y del Partido de los Trabajadores es un hecho
sorprendente en el paisaje contemporáneo, el lector se verá igualmente
sorprendido por esta pequeña conversación. Primero porque descubrirá en ella la
prueba de que ese proceso es el resultado de veinte años de trabajo, de lucha y
de elaboración. Después, porque detectará allí la capacidad de ambos
interlocutores para prever, con veinte años de anticipación, ese futuro que es
hoy nuestro presente, así como la claridad con la que captaron los nudos que por
entonces estaban en vías de desanudarse, permitiendo que ese futuro llegara por
fin a nacer.
Félix Guattari: Los franceses no sabemos muy bien qué es lo que pasa en
Brasil, toda esta efervescencia de ideas, de voluntades de cambio que, en
ocasión de las próximas elecciones de noviembre, probablemente desmoronen la
dictadura a la que están sometidos desde hace 18 años. Conocemos tu nombre,
conocemos la existencia del PT, pero no sospechamos la importancia que ese
partido está tomando. La última vez que vine a Brasil, hace tres años, los
militantes sindicales de izquierda todavía sufrían una dura represión. En
Campinas tuve una larga conversación con Jaco Bittar[entonces candidato del PT a
senador por el estado de San Pablo] y otros militantes obreros que, por aquel
entonces, me hablaron del proyectode pasar a una acción política global, creando
un nuevo partido. Ahora la cosa está hecha. Y parece que los resultados superan
claramente las expectativas, porque en la actualidad reina en Brasil un clima
totalmente nuevo, en la medida en que muchos deseos de transformación, ligados a
las categorías sociales más diversas, parecen haberse encarnado en un movimiento
del que el PT se ha convertido en el pivote. A tal punto que la derecha ya no
parece capaz de conducir el juego a su voluntad como lo hacía antes. La
consolidación de los derechos de los trabajadores, la instauración de un mínimo
de democracia política, el desarrollo de nuevos espacios de libertad para las
minorías que se comprometen con ustedes parecen estar muy cerca. ¿Pensás que, a
pesar de todo eso, la derecha puede todavía bloquear el proceso?
Lula: Creo que la derecha todavía es muy fuerte en Brasil. De hecho, sigue
siendo el sector que dispone de la fuerza más grande en este país, ya que ejerce
el control de los estados, de la mayor parte de las municipalidades y de las
fuerzas armadas. En realidad hay un clima de expectativa en toda la sociedad
ante los cambios que podrían surgir del proceso electoral. La derecha sigue
siendo poderosa, y no sólo en el gobierno. Hay muchos sectores de la derecha que
hoy se disfrazan de liberales, y que tratan de ganar posiciones de fuerza en el
seno de los partidos de oposición como el PMDB. Lo más grave es que en el
momento en que la clase obrera empieza a manifestarse, a querer caminar con sus
propios pasos, la derecha, la izquierda ortodoxa y los liberales se asocian en
el intento de impedir la organización de la clase obrera. Va a ser un proceso
electoral agitado. Y va a ser más difícil para el partido de los trabajadores
que para los demás partidos, en la medida en que los candidatos no podrán usar
la televisión. Y también por el nuevo tipo de reglamento electoral que se adoptó
ayer, según el cual la sigla del partido no puede aparecer y el elector tendrá
que inscribir el nombre completo del candidato que elija, lo que complicará
mucho el voto. Nos parece que el objetivo real del gobierno es vaciar el
significado de las elecciones tratando de obtener la anulación de una gran
cantidad de votos. Nosotros, en el PT, estamos preocupados por este asunto, pero
somos conscientes de que la lucha del PT y la lucha de la clase obrera no
terminarán con el proceso electoral, que, en realidad, para nosotros representa
un paso más en la organización de la clase obrera. Es la única razón por la que
aceptamos enfrentar las elecciones y decidimos presentar nuestros candidatos.
Félix Guattari: ¿Y el peligro de una intervención directa de los militares?
Lula: En un país dirigido por militares siempre existe el riesgo de que la
represión militar se acentúe. Y el riesgo subsistirá hasta tanto el pueblo no se
organice ni tenga conciencia política.
Por eso en el PT decimos que lo más importante es organizar a la clase
trabajadora. Después tendrá que decidir por sí misma su destino.
Guattari: El PMDB está tratando de ejercer cierto chantaje sobre el cuerpo
electoral mediante su campaña del "voto útil", proclamando que el PT no está lo
suficientemente maduro y que sus dirigentes no tienen la competencia real que
justifique su pretensión de administrar los asuntos del país. ¿Ese tipo de
argumentos puede tener algún impacto en la opinión pública?
Lula: Creo que puede tener cierto peso en el electorado. En primer lugar,
porque la experiencia de participación política de nuestro pueblo es todavía muy
restringida. A lo largo de nuestra vida, y desde la proclamación de la
República, hemos sido tratados como una masa de maniobra. El pueblo siempre fue
inducido a pensar que no tiene la menor posibilidad de autogobernarse y que es
necesario que alguien lo dirija. En segundo lugar, por los prejuicios de clase
que existen en nuestro país. Muchos sectores de las clases medias, en particular
las capas elevadas deesas clases, y el conjunto de la burguesía nacional,
consideran que la capacidad de las personas se mida por la cantidad de diplomas
o por las ganancias que acumulan en el banco, o por sus propiedades, o sus
títulos bursátiles, etc. Una de las grandes tareas del PT es desmitificar
precisamente ese error histórico. Y demostrar que la administración de un Estado
no es una cuestión técnica sino lisa y llanamente política.
Guattari: En el desfile que recorrió San Pablo hace dos días, cuando se
presentaron públicamente los candidatos del PT, una gran bandera llevada por 4 o
5 personas lucía la inscripción: "Sabemos trabajar, sabemos gobernar".
Lula: El asunto es saber dónde está el Estado: ¿Del lado del poder económico
o del lado de los trabajadores? Nosotros consideramos que ese llamado al "voto
útil" es una proposición fascista, porque presupone que la existencia de la
fuerza política del PMDB depende de la inexistencia de las demás fuerzas
políticas. Y nosotros, en el PT, defendemos la existencia del PMDB, así como
defendemos nuestra propia existencia.
Guattari: Ese "proceso competitivo" me parece totalmente infundado, en la
medida en que los dirigentes actuales ya dieron amplia prueba de su
incompetencia y su corrupción. En julio, durante la convención del PT, usted
reafirmó que su partido no haría ningún acuerdo, no tomaría ningún compromiso
con el PMDB ni con las demás formaciones de la izquierda tradicional. ¿
Mantendrá usted esa posición luego de las elecciones? ¿Se negaría, por ejemplo,
a participar de una "coalición de izquierda" para gestionar el estado de San
Pablo?
Lula: No veo cómo lograríamos conciliar intereses tan divergentes. No creo
que el avance de una clase social pueda depender simplemente del hecho de que
algunos de sus miembros ocupen funciones oficiales. Ya me han contactado del
PMDB para explicarme que una de las grandes preocupaciones de su partido era, en
caso de que ganen las elecciones, obtener el apoyo del PT, de modo de poder
gobernar tranquilamente, sin huelgas, sin convulsiones sociales.
Guattari: El PT nació del flujo del movimiento de Sâo Bernardo, luego de que
la clase obrera industrial diera pruebas de su capacidad de comprometerse en
luchas políticas de envergadura, a las que podrían asociarse el conjunto de los
miembros de la clase obrera, así como las clases medias, los intelectuales, etc.
Sé que el PT también se preocupa por los intereses de los campesinos; incluso
formuló el primer y verdadero programa de reforma agraria para Brasil. Pero
¿acaso el PT no sigue siendo esencialmente un "partido de ciudades"? ¿De qué
bases de apoyo dispone en el campo?
Lula: Yo diría que proporcionalmente el PT es más fuerte en el campo que en
las ciudades. Principalmente en el norte y el nordeste del país. La acusación de
que sólo seríamos un partido de grandes centros urbanos perdió todo sentido en
la medida en que nuestro trabajo en el campo ha conocido un considerable
desarrollo. Peor es un trabajo difícil, que se hace en condiciones financieras
terribles, en el que faltan, por ejemplo, medios de locomoción, algo que en un
país tan grande como el nuestro es un problema esencial. Creo, sin embargo, que
por primera vez en la historia de este país estamos concretando el viejo sueño
que la izquierda brasileña nunca logró realizar: la unión de los trabajadores
del campo con los de la ciudad.
Guattari: Hay muchos católicos en el PT. Incluso se dice que cuenta con el
apoyo del Episcopado. ¿Cuál es el tipo de relación que la Iglesia establece con
su partido? ¿Es comparable con lo que pasa en Polonia entre la jerarquía
católica y una parte de la dirección del sindicato Solidaridad bajo la forma de
consultas regulares, mediación con los poderes establecidos, etcétera?
Lula: No. Aquí no existe ese tipo de relación con la Iglesia. Lo que sucede,
en realidad, es que desde Puebla, la Iglesia brasileña, o más bien una parte de
la Iglesia brasileña, decidió comprometerse con la organización del pueblo
oprimido. A partir de ahí, las comunidades de base y los obispos "progresistas"
empezaron a aparecer. Y lo que sucede es que las formas de organización que
ellos proponen coinciden con las del PT. Ningún obispo alienta a los cristianos
a afiliarse al PT. Pero creo que todos -o al menos gran parte- empujan al fiel a
adoptar criterios para que elija su partido y sus candidatos, y eso también
coincide con las propuestas políticas del PT. Dicho esto, cualquier otro partido
podría adoptar formas de organización parecidas a las que preconizamos nosotros;
así que la orientación actual de la iglesia podría beneficiar a todo el mundo.
Guattari: El programa económico del PT prevé une reapropiación colectiva de
los grandes medios económicos (bancos, complejos industriales) para liberarlos
de la dominación de los monopolios nacionales y los multinacionales. ¿Esto no
tendrá consecuencias sobre una cierta concepción subyacente de las futuras
relaciones entre el Estado, la economía y la sociedad? ¿A su juicio, qué forma
debería tomar esa colectivización? ¿La forma de una nacionalización estatal o la
de un proceso más autogestionario?
Lula: Si tuviera que contestar en dos palabras, yo diría que las cosas se
orientarían más bien hacia un sistema de estatización. Pero hay que ser
realistas y saber que los procesos de transformación no se realizan porque
nosotros lo deseemos, sino en virtud de las fuerzas políticas sobre las cuales
se apoyan. Si, en una primera etapa, pudiéramos hacer una nacionalización, eso
ya sería muy importante, pero el objetivo final sigue siendo la estatización.
Pero es preciso que las cosas estén claras: esa estatización sólo tiene sentido
en el marco de un Estado democrático, en el que el pueblo puede gestionar y
administrar sus industrias y sus bancos en beneficio de la colectividad, y no en
provecho de las burocracias del Estado. Tenemos que ser realistas: las
propuestas del PT no pueden ser soñadoras; hoy no tenemos siquiera delegados
sindicales, ni comisiones de fábrica. Si pudiéramos obtener eso ya sería un paso
decisivo, que podría ser continuada con otros pasos y acercarnos a alguna forma
de co-gestión, con acceso a la contabilidad de la empresa, con un poder de
decisión para discutir los proyectos y las inversiones. Luego llegaríamos a la
etapa de la nacionalización y acumularíamos fuerzas para pasar por fin a la de
la estatización. Es como si tuviéramos que subir una escalera de 16 escalones:
si no los subimos de a uno corremos peligro de caernos y rompernos una pierna.
No queremos que la sed nos precipite. ¡Queremos matar nuestra sed! Y por eso hay
que tener cuidado.
Guattari: ¿De modo que no ves, en lo alto de la escalera, un modelo de tipo
soviético, o chino, o cubano?
Lula: No, de ninguna manera. ¡Ni siquiera francés, ni sueco!
Guattari: Quieren forjar otro tipo de Estado, otra clase de sociedad. Pero
¿no hay una contradicción entre esa perspectiva creadora y la manera en que hoy
se define el PT como organización centralizada? He leído los estatutos del PT, y
se parecen mucho a los de todos los partidos comunistas o socialistas
tradicionales.
Lula: ¡Esos son los estatutos oficiales! Esos estatutos son los mismos en
todos los partidos. Pero la práctica del PT es completamente diferente. Por
ejemplo, los estatutos del PT prevén convenciones con un delegado por cada
municipio. El PT inventó otra "figura": la de la preconvención descentralizada,
abierta a la participación de muchos más delegados. Las convenciones oficiales
sólo servirán para oficializar las decisiones de las convenciones ampliadas.
Pese a todas sus imperfecciones, el PT logró crear un sistema de núcleos de base
que garantizan que todas lasdecisiones pasen por un proceso de discusión a nivel
local, y de manera que las instancias nacionales siempre puedan disponer de una
representación exacta de lo que piensa en realidad el conjunto del partido.
Guattari: Tuve oportunidad de confirmar lo que acabás de decir cuando me
encontré con unos militantes del comité local del barrio de Pinheiros, comité
alrededor del cual se unieron diversos grupos que se definían como "autónomos"
(ecologistas, feministas, homosexuales, etc.). Ese comité defiende posiciones
que parecen muy minoritarias, marginales, en relación con el conjunto de la
organización. Ciertas instancias jerárquicas del PT trataron de prohibir para
las próximas elecciones la candidatura de Caty Koltai, que había presentado en
nombre del partido un programa "situacionista". Al final fue una convención como
la que vos describís la que resolvió el asunto, aprobando por unanimidad la
candidatura de Catherine Koltai después de la lectura del programa en cuestión.
En Francia tenemos una expresión para calificar el lenguaje esclerosado y
dogmático de muchos militantes: decimos que hablan una "lengua de madera".
Algunas radios libres, en Italia y en Francia, intentaron, con algún éxito,
reemplazar esa "lengua de madera" por medios de expresión más adaptados a los
grupos sociales reales, a las minorías, a las diferentes sensibilidades.
¿Ustedes también piensan crear radios libres que no estén bajo la dirección del
Estado, ni de los partidos, ni de grupos comerciales?
Lula: ¡Ojalá estuviéramos en condiciones de crear medios alternativos! Ya
llegaremos, creo. Pero hay que entender que estamos en Brasil, y no en Europa.
¡Es otro universo, otra formación política, otra experiencia de la lucha! Pero
creo que llegaremos a eso, porque es la única manera de liberarnos de la
dependencia de los medios oficiales.
Guattari: ¿Cómo ven a los intelectuales en el seno del PT? ¿Hay entre ellos y
el movimiento social nuevos tipos de relaciones? Pienso, por ejemplo, en los que
se instituyeron en Polonia en el seno de Solidaridad.
Lula: Dentro del PT, un punto muy importante es la mistificación de la
distancia entre el intelectual, el estudiante, el campesino y el trabajador. El
PT ha acercado a las personas; ha creado nuevas relaciones de fraternidad, y ahí
la gente se siente mucho más como iguales. Creo incluso que una de las razones
del gran éxito de nuestro partido tiene que ver con que en su seno no hay
divergencia alguna fundada en la posición social o el origen de clase de sus
miembros. En realidad, ese tipo de prejuicio existía menos en el seno de la
clase obrera que en los demás sectores de la sociedad. Creo sinceramente que
dentro del PT las personas viven libremente.
Guattari: En la manifestación del PT en San Pablo había algunas banderas de
solidaridad con Solidaridad. ¿Eso corresponde a una posición del conjunto del PT
o a una posición minoritaria?
Lula: Es una posición oficial del PT, aunque las banderas que viste son las
de una tendencia del PT llamada "Convergencia Socialista/Libertad y Lucha", que
por otra parte nació en París.
Guattari: Cuando fuiste a Europa te reuniste con Lech Walesa, poco antes de
que fuera encarcelado. ¿El PT mantuvo relaciones con los dirigentes exiliados de
Solidaridad?
Lula: No, porque después de la ola de arrestos de diciembre le enviamos dos
cartas oficiales a la secretaría de Solidaridad en Londres y nunca recibimos
respuesta. La última carta, además, nos fue devuelta.
Guattari: ¿Cuál fue la posición del PT durante la guerra de Malvinas?
Lula: El PT se pronunció contra la demostración de fuerza de Inglaterra,
pero también contra la dictadura de los militares argentinos. En el PT creemos
que el general Galtieri intentó una operación para hacer que el pueblo argentino
olvide sus problemas internos: los 30 mil desaparecidos,la inflación del 150 por
ciento, etc. Resultado: nada se resolvió en el plano interno y la Argentina sale
del asunto completamente desmoralizada. Lo más grave en todo esto es que las
vidas humanas perdidas nunca serán recuperadas. De todas maneras, esa guerra
dejó perfectamente en claro lo siguiente: los países desarrollados siempre se
apoyarán mutuamente, en vez de ser solidarios con los países subdesarrollados.
Un buen ejemplo de eso fueron los Estados Unidos, que, aunque sean los
acreedores más importantes de la Argentina, no dudaron en abandonar a ese país
para sostener a Inglaterra.
Guattari: ¿Apoyás la consigna "Las Malvinas son argentinas"?
Lula: Fue algo muy debatido en el seno del PT. Lo discutimos durante todo un
día. Mi posición es que las Malvinas pertenecen a la Argentina.
Guattari: ¡O por lo menos al continente latinoamericano!
Lula: Exactamente. Pero tampoco hay que olvidar que sus primeros
propietarios fueron franceses. Y hay que tener en cuenta también a los 2000
ingleses que viven allí desde hace tanto tiempo. Pero América latina y la
Argentina tienen derechos sobre esas islas.
Guattari: Si no entendí mal, no aprobaste la posición defendida por gran
parte de la izquierda argentina sobre esa cuestión.
Lula: No. Incluso me invitaron a participar de una reunión en Perú en la que
distintos sectores de la izquierda argentina -incluidos los Montoneros-
proclamaron su intención de volver a Buenos Aires para apoyar al general
Galtieri. Me negué a aceptar la invitación. En ningún momento el PT apoyará no
sólo la guerra de Malvinas sino al general Galtieri. Con la izquierda
latinoamericana - sobre todo con la izquierda ligada a los partidos comunistas
argentino y brasileño-, ¡uno nunca sabe si estamos a la izquierda o a la
derecha!
Guattari: ¿Cuál es la posición del PT a propósito de las amenazas de
intervención norteamericanas en Nicaragua, El Salvador o en Cuba?
Lula: Somos solidarios con todos los pueblos oprimidos del mundo. Creemos
que el pueblo salvadoreño debe resolver por sí mismo sus problemas, sin ninguna
injerencia de Estados Unidos. Lo mismo para el pueblo de Nicaragua y los demás
pueblos de América latina. El gobierno norteamericano haría mejor en terminar
con el racismo y la desocupación en Estados Unidos en vez de preocuparse por un
bloqueo eventual contra Cuba o Nicaragua. En el PT pensamos que Reagan es
simplemente el presidente de Estados Unidos, no el presidente del mundo.
Guattari: ¿No hay una especie de fatalidad, para los países que intentan
salirse de la zona de influencia norteamericana, según la cual son aspirados por
otro imperialismo, el de la Unión Soviética? Y eso por razones que son
económicas, estratégicas, etcétera.
Lula: En realidad, lo que hay que hacer es crear las condiciones que nos
permitan no depender ni del imperialismo norteamericano ni del soviético.
Guattari: ¿El PT mantuvo relaciones privilegiadas con la Internacional
Socialista?
Lula: No. En el PT no procuramos establecer ningún acuerdo con ninguna de
las internacionales existentes. Por otra parte, mientras estemos en una fase de
crecimiento, las cuestiones ideológicas no podrán desplegarse en toda su
amplitud en el seno del PT. Sería prematuro comprometerse en el plano
internacional. Esperamos establecer relaciones estrechas con todas las fuerzas
democráticas del mundo y eso sólo será posible no adoptando opciones ideológicas
de cúpula, antes de que las bases definan sus propias elecciones. La gran
fuerza, la mejor arma del PT, es justamente su no dogmatismo. Que es algo que
está apareciendo en todo el mundo. Por ejemplo, cuando fui a Italia, participé
de una reunión con el grupo "Manifesto", y pudimos percibir con gran claridad
que la gente habla un lenguaje muy adoctrinado. Recién después se llega a la
práctica. Pero nosotros creemos que la práctica debe estar estrechamente ligada
a lateoría. ¡Si no, no tiene ningún sentido! ¡No nos interesa discutir de
teorías si el pueblo mismo no está dispuesto a discutirlas! Así que hay que
despertarles el interés. Es evidente.
Guattari: Con respecto a eso, ¿no tenés la impresión de que dentro del PT
también coexisten muchos componentes militantes tradicionales, dogmáticos? ¿En
qué dirección evolucionan los viejos grupúsculos que también aportaron lo suyo
al PT?
Lula: La tendencia es, ante todo, a que se "diluyan" en el interior del PT,
sin que por eso haya "patrullas ideológicas". Cuanto más numerosos sean los
trabajadores en el seno del PT, menos motivos habrá para que esas tendencias
sobrevivan.