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Referéndum: Mesa se burla del pueblo
Econoticiasbolivia.com
En abierta provocación a los sindicatos y organizaciones populares, el
presidente Carlos Mesa convocó a un referéndum perfectamente diseñado para que
los ciudadanos, estén o no de acuerdo, aprueben que las transnacionales sean las
dueñas y señoras del gas boliviano. En esta consulta tiene muy poca importancia
que triunfe el SI o que gane el NO.
Dadas las características de las cinco preguntas del referéndum, un eventual
triunfo del NO significará ratificar la política entreguista y antinacional del
ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, derrocado en octubre por una
insurrección popular. En caso de que triunfe el SI, esta misma política, con
algunos remiendos y parches de escasa importancia, seguirá vigente para
preservar el dominio que tienen las transnacionales petroleras sobre el gas y el
destino de Bolivia.
En ambas situaciones, se mantendrán inalterables por los próximos cuarenta años
los 78 contratos que el Estado firmó con las transnacionales y por las que les
concede la "propiedad real" sobre los hidrocarburos.
"Esos contratos se respetan y no se tocan porque está comprometida la fe del
Estado", dijo el delegado presidencial Francesco Zaratti.
Así, estas petroleras seguirán siendo dueñas absolutas de las reservas de 54
trillones de pies cúbicos de gas y de más de un millón de barriles de petróleo,
que podrán comercializar y exportar como lo han hecho hasta ahora.
Por ello, de nada valdrá que el referéndum apruebe, como dice la segunda
pregunta, "la recuperación de la propiedad de todos los hidrocarburos en boca de
pozo para el Estado boliviano". Al no tocarse los contratos, esta declaración
sólo tiene un valor simbólico y su aprobación no significará que las petroleras
que controlan todo el gas y todo el petróleo de Bolivia pierdan el mínimo de sus
privilegios o por lo menos paguen un centavo más de impuestos.
Así, la denominada "recuperación de la propiedad" de los hidrocarburos no tiene
ninguna similitud ni parecido con la nacionalización, demandada por el 81% de la
población, según una exhaustiva de la red Erbol, y que significa, como ocurrió
ya dos veces en la historia boliviana, que las petroleras extranjeras entreguen
al Estado todas las reservas de gas y petróleo, sus equipos y maquinarias y se
marchen del país.
Sin embargo, al hablar de la "recuperación de la propiedad", el gobierno intenta
confundir a la población para que la asimile como si fuera una nacionalización,
tal como aconteció en las primeras reacciones de algunos sectores de la
población, que dieron su respaldo al referéndum bajo la creencia equivocada de
que se iba a expropiar a las transnacionales como Repsol, Total, Petrobras,
Exxon y otras.
Pero este equívoco no tardará en disiparse, según advirtió la dirigencia de la
Central Obrera Boliviana (COB), que calificó al referéndum de "tramposo".
"Esta es una trampa que quiere legalizar la política entreguista de Sánchez de
Lozada(...) Es un insulto a la inteligencia del pueblo boliviano", dijo airado
el líder de la COB, Jaime Solares, que al igual que los dirigentes del
magisterio urbano y rural, de las juntas vecinales y de la Central Obrera
Regional (COR) de El Alto protestaron contra Mesa y convocaron a intensificar
las manifestaciones y bloqueos para doblegar al gobierno y lograr la
nacionalización del gas y el petróleo.
"Los trabajadores estamos luchando por las mismas banderas de octubre, por la
nacionalización del gas y para acabar con la explotación capitalista y el
neoliberalismo", dijo la profesora Wilma Plata, la radical dirigente del
magisterio urbano de La Paz.
En las jornadas de octubre, los más pobres se habían levantado para nacionalizar
el gas y acabar con el neoliberalismo, la oligarquía y las transnacionales. Su
lucha logró derrocar a Goni Sánchez de Lozada, que huyó del país dejando en la
presidencia a su vice, Carlos Mesa.
Hoy, traicionando el espíritu de octubre, el sumiso seguidor de Sánchez de
Lozada, intenta llevar adelante un referéndum dando a escoger a los bolivianos
si mantienen la política del odiado Goni o prefieren su política, tan servil y
entreguista con las transnacionales como aquella. No es casual, por ello, que la
COB y la población más empobrecida busque otra alternativa, por fuera del
referéndum, por fuera del gobierno burgués.