Latinoamérica
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El homenaje a Seregni que esta faltando
Hugo Cores
Curioso debate político el que se está desarrollando en el país. El pretexto parecería ser las elecciones internas de los partidos del 27 de junio. Pero buena parte de los dardos se cruzan en vista a las elecciones nacionales del 31 de octubre. La situación es un poco distinta en el FA, donde Congresos, Plenarios Nacionales, Unidades Temáticas y estructura de base mantienen ciertos ámbitos de elaboración y discusión política.
Que los medios controlados por el oligopolio no actúan con sentido de equidad no es nuevo. Lo que sí es un aspecto novedoso es el grado de atomización de la sociedad. Se nota la poca frecuencia de las asambleas, la debilidad de los vínculos asociativos, incluyendo al de las organizaciones gremiales y políticas de izquierda, que durante decenios fueron semillero de debates y enseñanzas democráticas.
Enancada en la devastación cultural mediática va la índole del discurso de los dirigentes políticos, cuando tienen la posibilidad de dirigirse al pueblo.
La derecha (Lacalle, Hierro, Sanguinetti) desarrolla un discurso obtuso que no invita a pensar. Sordo y ciego ante lo que pasa, sólo atina a girar la matraca de "el peligro" que significaría un gobierno de izquierda. Es un discurso que no propala proposiciones para discutir sino más bien esparce anuncios de catástrofes. Blande unos miedos heredados de la dictadura que además se alimentan de impunidad. ¡Qué contraste con Argentina! La recuperación de la ESMA y los gestos de Kirchner tienen un sentido liberador, contra el miedo, un darle para adelante a las energías creadoras de la gente. La impunidad no.
¿Quién puede argumentar contra un discurso que en lugar de razones exhibe amenazas? Como la hegemonía la detenta la derecha y la agenda la fabrican ellos, esto es fuente de dificultades para nosotros. No nos ayuda a organizar nuestras ideas, a ordenarlas. Pero hay una! parte d el desorden que padecemos que provienen de nuestros errores, del carácter errático y discontinuo de nuestros mensajes públicos. De la búsqueda obsesiva de los votos y del rehuir los temas que supuestamente no los traen.
Es cierto que tenemos que evitar los resbalones y no debemos enzarzarnos en cualquier debate pero para los temas centrales del presente y del futuro, creo que es válido aquello de que "el que calla otorga cuando puede y debe contestar".
Hay un número suficiente de compañeros con representatividad legitimada como para expresar el pensamiento de la izquierda ante tal o cual ataque del gobierno o la derecha. Salvo Tabaré y Nin Novoa, muchas de las figuras más conocidas del Frente evitan la crítica y el debate frontal con colorados y blancos. Y algunos hasta componen madrigales acerca de la conveniencia de una armonía universal que nos conduciría a concordar con los partidos tradicionales.
Veamos aspectos de la cuestión de las fuerzas armadas. Nuestro Congreso, con la sabia conducción del general Víctor Licandro, aprobó una línea de pensamiento seria y fundada. Esa resolución ordena nuestro pensamiento y debiera orientar también nuestro discurso. Un aspecto central es la cuestión de la depuración de las fuerzas armadas, aprobada casi por unanimidad en el Congreso.
Se ha planteado ahora la cuestión de si un gobierno progresista ordenaría o no descolgar los cuadros de militares violadores de los derechos humanos que pudieran estar expuestos, como muestra de reconocimiento y honorabilidad en las paredes de las unidades militares.
Se trata, obviamente, de una cuestión simbólica. Pero quién ha dicho que lo simbólico no está cargado de sentido, de "eficacia" y suele preceder o seguir a la acción.
Lo tiene para empezar para las propias fuerzas armadas.
¿Qué sentido tendría que la foto de Cristi, Vadora, Hugo Márquez o Gregorio Alvarez estuvieran en el pabellón de los homenajes que! las nue vas generaciones de oficiales rinden a sus mentores, a sus guías en la profesión? Tendría el sentido de una tácita aprobación del golpe del 73, de la represión y los crímenes que siguieron al cierre del Parlamento. Sería la evidencia del mantenimiento de la doctrina de la seguridad nacional como sustrato ideológico subsistente en las FFAA uruguayas desde los años 60. Y esto, que es más que una cuestión puramente simbólica, es importante para el destino del país y su prestigio internacional.
Estos días, cuando lo ocurrido en la ESMA invita a reflexionar y a intercambiar opiniones, he pensado que al compañero Líber Seregni, a quien tantos y tan justificados homenajes se le han brindado en estos días, le está faltando un homenaje. El homenaje de sus colegas, de sus compañeros de armas.
Un homenaje que habría que hacer extensivo a otros militares que, como Seregni y Licandro, practicaron ese acto fundacional de la condición humana que es pensar con cabeza propia, ese querer ser fiel a la propia conciencia, ese haber sido capaz de remar contracorriente cuando la mayoría de los altos oficiales estaba dispuesta a avasallar las instituciones e implantar una dictadura.
Cuando se realizaron los homenajes a Seregni en las instituciones de la democracia uruguaya hicieron uso de la palabra representantes de todos los partidos, incluso del partido colorado y sus fracciones más conservadoras.
Las FFAA no pueden tener héroes distintos a los que tiene la sociedad uruguaya. Los responsables de la conducción deben de una buena vez terminar con las visiones anquilosadas y poner el pensamiento militar de acuerdo con las ideas vigentes en la sociedad uruguaya y no las del golpismo.
Decía más arriba: ordenar el discurso para organizar mejor la discusión. No dije, ni lo quiero, uniformizar el discurso, que sería hacer como ellos, cultores del "pensamiento único" y que nada que no sea inclinarse ante el imperio ti! enen par a decirle a la gente.
Creo que a diferencia de la derecha, que es mantenimiento e inmovilismo, lo nuestro es desafío titánico. Porque, justamente, nos proponemos cambiar el orden establecido. Alterar este orden de injusticias y despilfarros que es el capitalismo periférico en el que vegeta Uruguay. Y el cambio insume energías, energías físicas, intelectuales y morales que no se construyen ni se mancomunan de un día para otro. Y esa capacidad de creación y esa fuerza transformadora, para la izquierda no nace sino del pueblo. De nuestra capacidad de implantación en la sociedad, de ser representativos de sus necesidades, sobre todo de los más castigados, de nuestro desinterés o nuestra abnegación para "servir al pueblo", de nuestra capacidad para impulsar una cultura crítica y solidaria y de la coherencia de nuestra línea política.
Esfuerzo nacional por el país productivo y también garantías para el ejercicio de los derechos sindicales. Fueros de protección al sindicalismo naciente, nuevas leyes obreras y un Ministerio de Trabajo que no sea el brazo burocrático de la Cámara de Industrias sino que haga cumplir estrictamente esa legislación. Reactivación económica sí, con recuperación salarial, con redistribución de la renta.
Dentro de ochenta días, el pueblo frenteamplista elegirá a su nueva conducción. ¿No es hora de ir comprometiendo opinión sobre los temas en debate? ¿Qué sentido tendría elegir si no se han propalado con claridad las señas de identidad de cada una de las opciones? ¿Dejaremos en manos de los "grandes electores" que son los medios de comunicación el desenlace de nuestros debates en vista a las internas?